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Trampas políticas en una sociedad anestesiada

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Choques. Alberto F y Larreta enfrentarán entuertos crecientes. | NA

Sea por los efectos de la crisis, la pandemia, el hastío o la mezcla de todo ello, gran parte de la sociedad argentina asiste anestesiada a evidentes y hasta públicas trampas que la dirigencia política se ejecuta a sí misma.

La luz al final del túnel es ahora el acuerdo con el FMI, como antes era el final del covid, antes de antes el fin del macrismo y antes de antes de antes la terminación del kirchnerismo. Esas promesas de cambio se cumplieron, pero la única luz que se acerca es la de la locomotora de una creciente frustración social.

Acaso a ese proceso contribuya una porción protagónica de los liderazgos políticos que supimos conseguir, tanto del oficialismo como de la oposición. Con la renovada excusa 2023, de uno y otro lado se petardean dentro y fuera de cada espacio, a la espera del milagro de que los problemas se arreglen solitos.

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Ahí están las metidas de pata de Alberto F, que para azuzar el oído ruso bastardea al de EE.UU., a quien había endulzado el canciller Cafiero y otros funcionarios de peso. Debieron volver a hacerlo ante el despropósito oral presidencial y el disgusto en Washington, aunque no lo digan en on, como reclama la portavoz, que como periodista era mucho más flexible en ese concepto que ahora.

Ni hablar de la tensión multiplicadora entre el Presidente y la vicepresidenta, ya incorporada a nuestro folclore. Con los capítulos del FMI y de la renuncia de Máximo como escenografía, la novela de cortocircuitos se alimenta de entornos que preanuncian empoderamientos y rupturas. Juegan con fuego.

El albertismo agita la oportunidad de desplazar al funcionariado que responde a Cristina. El kirchnerismo flamea disputar poder y dejar sin reelección a Alberto. Lo difunden en los off que tanto detesta Cerruti. Debería empezar por casa.

Los últimos despropósitos al respecto tienen como protagonistas a dos ministros importantes. Sobre Martín Guzmán, de Economía, llueven sugestivas intrigas en torno a su continuidad. Sobre Wado de Pedro, de Interior, surgen interesadas promociones de candidaturas a la Casa Rosada y a la Gobernación bonaerense.

De este tipo de dislates no se salva la oposición. Varios de los interlocutores a los que Macri recibió en su amplia residencia de Villa La Angostura en lo que va de este año salieron con la idea de que volverá a candidatearse a la Presidencia, “para hacer lo que hace falta hacer”, señala uno de ellos. ¿Voluntad personal o apenas la proyección ansiosa de su entorno?

Esa posibilidad complicaría aún más a Rodríguez Larreta, a quien le siguen rodeando la manzana porteña (y por ende su vidriera electoral) con un menú de pasos interminable.

Es el turno en este momento de los subsidios nacionales a los colectivos, un viejo reclamo de las provincias que nunca tuvo repercusión en la administración central. En el interior no pretenden que le bajen los subsidios a la Ciudad sino que equiparen los desembolsos federales a los que recibe la Capital. En época de ajuste, se viene emparejar para abajo.

Lo curioso, o no tanto, es que a este reclamo se sumaron los socios radicales de Larreta, como el jujeño Morales y el correntino Valdés. Un informe reservado generado desde el gobierno porteño intenta desmentir que el recorte de subsidios al transporte local cambie el panorama provincial. Debate de sordos.

La lista de las discusiones amaga con ampliarse antes de la elección presidencial. Fuentes oficiales admiten que están en carpeta los análisis de recortes a los subsidios que reciben las distribuidoras eléctricas y AySA en el ámbito de CABA. La ferocidad de lo que viene asusta.