El centésimo aniversario del nacimiento del bandoneonista y compositor Astor Piazolla permite dimensionar no sólo su enorme estatura artística, sino el alcance de su obra, la extensión de su influencia en músicos y géneros diversos de todo el mundo y su figura como inagotable fuente de inspiración no sólo para el tango, sino también para otros géneros musicales.
Aparte de su raigambre en la música ciudadana, si tuviéramos que definir el arte compositivo de Astor, tal vez lo podríamos sintetizar en dos palabras: urbano y cosmopolita. Sucede que Astor, nacido en Mar del Plata el 11 de marzo de 1921, se gestó como músico entre su ciudad natal, Nueva York y Buenos Aires.
Desde los 4 años, pasó su infancia en Nueva York, donde absorbió el tango por primera vez. Ahí, su padre le compró el primer bandoneón, para el que tuvo como profesor a un ex-alumno del compositor ruso Serguéi Rachmáninov. En Nueva York también acompañó en un film a Carlos Gardel que, al ver su prodigiosa manera de tocar, quiso llevarlo de gira cuando el pibe Astor sólo tenía 14 años. La negativa del padre le salvó la vida a Piazolla, puesto que en esa gira el avión que transportaba a Gardel y a su orquesta terminaría cayendo en la conocida tragedia de Medellín.
Piazolla, el revolucionario
Cuando en los años ‘50 y ‘60, la vieja guardia del tango intentaba menoscabar su arte, diciendo que sus composiciones no pertenecían al género, Astor, lacónico, les plantaba una innovadora definición: «es música contemporánea de Buenos Aires». Y es que en verdad, su música nace en el tango, se cocina entre Gardel, los hermanos De Caro y Aníbal Troilo, pero abreva luego en las clases del gran compositor argentino Alberto Ginastera y tiene su toque final con la descomunal pianista francesa Nadia Boulanger. Se suele decir que, como las clases con el maestro Ginastera se extendieron de 1939 a 1945 en paralelo al tiempo que Astor estuvo en la orquesta de ‘Pichuco’ Troilo, el bandoneonista experimentaba en la orquesta lo que absorbía de su formador. Hasta que el choque de estilos hizo que Astor emigrara. El lustro siguiente lo mantendrá en la duda estilística: volcarse al tango definitivamente o ser un compositor clásico. El tiempo en París tomando clases con la pianista Boulanger le mostró que su lenguaje, señalado por ella misma, era ése: el de las composiciones tangueras.
La música de Astor transita también por los andariveles del jazz. Dicen que gustaba mucho de la figura mítica del cool jazz, el genial trompetista Miles Davis. Según el gran pianista argentino Gerardo Gandini, en algunos trabajos suyos hay improvisaciones propias del be-bop del saxofonista Charlie Parker. Ahí están los discos con el saxofonista Gerry Mulligan y las grabaciones con el gran vibrafonista Gary Burton. Cuentan algunos musicólogos argentinos que ciertos grandes músicos de jazz que venían a tocar a Buenos Aires, al verlo con su octeto como telonero, se quedaban a disfrutar de su arte y decían que debían ser ellos los teloneros de esa música genial.
La vigencia de Astor
La capacidad de Astor para aunar el tango, la llamada música clásica, la contemporánea y el jazz constituyen, en opinión del eximio bandoneonista Daniel Binelli (que fuera parte del último sexteto de Piazolla), un aporte único y original del marplatense. Nadie como él supo sintetizar todo eso en un sonido único, pleno de una exuberancia y una profundidad que bien podría denominarse con el calificativo de piazolliano.
A lo largo de todas sus formaciones, desde la primera orquesta que fundó en 1946, pasando por el octeto, por el mítico quinteto que introdujo la improvisación (algo impensado en el tango), en el innovador noneto, en sus sextetos, Piazolla buscó innovar y transgredir siempre con un lenguaje propio que lo llevó por los escenarios de todo el mundo y le dio renombre y alcance global como el representante único de un sonido con raíz tanguera argentina pero convertido en algo de una exquisitez, por los arreglos y orquestaciones, que jamás se había escuchado.
Homenaje en Córdoba
Probablemente este año se sucedan varios homenajes a la figura de Astor. Un concierto significativo será el del próximo martes cuando el quinteto del bandoneonista Damián Torres (que también dirige la Orquesta Provincial de Música Ciudadana) se suba al escenario de Studio Theater (Rosario de Santa Fe 272), para homenajear la obra y el eterno legado de Astor. El cuidado tratamiento que Torres hace de los temas de Piazolla y el estupendo nivel del quinteto que lidera erigen a ese concierto en una ocasión inmejorable para seguir disfrutando de las composiciones del bandoneonista marplatense.