La publicación de estos escritos pretende poner al alcance de lectores interesados en las complejas tramas del pasado reciente, abundante documentación de archivo hasta ahora inédita, que explica la gestación, la ejecución, el ocultamiento y la negación del crimen y martirio del obispo Enrique Angelelli.
El libro reúne dos textos pensados, en sus inicios, como notas que se extendieron más allá del requerimiento periodístico, durante el tiempo pandémico. Tienen como nexo no solo la misma víctima, sino el entrecruzamiento y enlace de informaciones, útiles para comprender los trágicos hechos en su magnitud y complejidad.
El desarrollo del juicio –de noviembre 2013 a julio 2014– acumuló tres cuerpos en “Cuaderno de Prueba”, con documentación de los servicios de inteligencia de las fuerzas militares y policiales, que compartimos en este libro. También la que fue requerida por el Tribunal Oral Federal de La Rioja al Episcopado argentino de lo actuado por la Comisión Ad Hoc Monseñor Angelelli, y fue remitida en 419 fojas. Además de apelar a nuestras propias fuentes, incorporamos lo que quedó archivado en la Dirección General de Culto dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, de la época dictatorial.
En “Servicios de Inteligencia”, la primera parte, se hilvanan los “informes confidenciales y secretos”, “legajos” y “partes” de las áreas de inteligencia de las fuerzas militares y policiales que desde 1968, cuando el obispo Angelelli asumió como titular de la diócesis riojana hasta su asesinato en 1976, fueron elaborando en registros que incluyeron falsas informaciones, tergiversación de hechos, hostigamientos y difamaciones, también a sacerdotes, religiosas y laicos. Revelaron no solo un seguimiento y espionaje meticuloso, sino una red de informantes extendida en la provincia riojana, con aportes especiales de los “católicos” provocadores de agresiones violentas al Obispo; y una persistente campaña de calumnias, mediante el diario El Sol, además de folletos y volantes, para deslegitimar la pastoral diocesana. De ese modo, se fue construyendo el “enemigo”, que primero pretendieron alejar del escenario riojano; y al no lograrlo lo eliminaron en 1976, cuando encontraron manos ejecutoras y un marco institucional propicio que coadyuvó al ocultamiento.
Pero con el crimen que se disfrazó de accidente vial no terminó la tarea. Los servicios de inteligencia apuntaron a mantener y consolidar la versión que los militares en La Rioja le brindaron a la cúpula del episcopado argentino y al Nuncio Apostólico que concurrieron a las exequias.
El relato del accidente fortuito no solo fue aceptado para no entorpecer las relaciones con la dictadura, más allá de prometer en privado investigaciones que nunca se hicieron. La eliminación del incómodo obispo también fue un efecto de la soledad en que lo dejaron sus pares del episcopado argentino. Desamparo institucional que monseñor Angelelli no pudo modificar mediante comunicaciones y apelaciones formales a las máximas autoridades, ni en el intento durante la Asamblea episcopal, de mayo de 1976, que fue la última en la que participó.
En la segunda parte –“Negación de la cúpula eclesiástica”- sobresalen las constancias de la explícita y activa negación de los hechos criminales por parte de la máxima jerarquía eclesiástica que presidió por varios períodos el cardenal Raúl Francisco Primatesta; y se extendió luego por treinta años.
En esta tarea de ocultamiento y negación el gobierno de la dictadura realizó aportes importantes para mantener el apoyo episcopal. Desde la Dirección General de Culto se desarrollaron distintas acciones articuladas con los servicios de inteligencia para revertir el malestar generado en el Vaticano, seguir los pasos del nombramiento y la labor del sucesor del obispo asesinado, además de desacreditar a la minoría episcopal que acompañó la reivindicación del obispo martirizado.
La renovación episcopal en su máxima jerarquía argentina produjo cambios en el 2005, que, con nuevas condiciones políticas y jurídicas, se hizo eco de los persistentes reclamos de investigación y esclarecimiento del homicidio de monseñor Angelelli. En la documentación episcopal que se aportó, quedaron registros de las palabras y los silencios. Y la ferviente continuidad de los servicios de inteligencia del Ejército, hasta que se sospechó de tan generosa colaboración.
Treinta y ocho años después de los hechos criminales llegó el veredicto de la justicia, con la condena a prisión perpetua de dos ex altos jefes militares, aunque otros imputados de autoría mediata fueron alcanzados por la “impunidad biológica”, al fallecer antes del juicio. Quedaron sin investigar partícipes civiles y militares cuya complicidad quedó nominada en la sentencia judicial. Pero no alcanzaron a incluirse los funcionarios militares y policiales de inteligencia, cuyas firmas –con nombres, apellidos y jerarquías- quedaron registradas en los informes, aunque gran parte evidenciaba una elaboración anónima. En el libro se publican facsímiles de la documentación utilizada.
En el 2018 el Papa Francisco declaró el reconocimiento del martirio; y el 27 de abril de 2019 se celebró en La Rioja la beatificación del obispo Enrique Angelelli, el laico cooperativista Wenceslao Pedernera y los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias. Y con esta decisión también se hizo justicia para las comunidades eclesiales.
PRESENTACIÓN
La presentación de “Beato Obispo Angelelli: Elaboración, Ocultamiento y Negación del Crimen”, será el jueves 11 de agosto en Casa Angelelli, en Belgrano 715. Más información: [email protected]