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CASO EMBLEMÁTICO

Arcor o el paradigma de la Argentina posible

1-11-2020-Logo Perfil
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Escribo sobre la gran empresa que nació en 1951 en la ciudad de Arroyito porque, al ser mi familia materna originaria de esa ciudad, puedo compartir vivencias personales que tengo con la familia Pagani y otros directivos. Me podría haber ocupado de Aluar o San Miguel entre otras, pero con Arcor tengo alguna ventaja informativa.

A continuación, dos párrafos del momento inicial que pintan locuazmente el espíritu desarrollista de la empresa.

Fulvio Salvador Pagani (el líder natural), para comenzar, tuvo las experiencias de su padre (Amos) y las industriales de SASORT y SIDE. Además, contó con hombres claves: su hermano Renzo, “Tito” Maranzana, Enrique Brizio y Mario Seveso (el mecánico), quienes montaron un generador para trabajar las 24 horas, creado por Seveso a partir del motor de una cosechadora.

En 1955, y por impulso de Fulvio, se constituyó la Cooperativa Eléctrica de Arroyito, con una usina de 750 hp. Luego Arcor instaló su propio turbogenerador. La innovación, integración vertical y el crecimiento consecuente nunca se detuvo y los guarismos actuales muestran un resultado colosal: el grupo multinacional argentino, hoy se especializa en tres divisiones, que son alimentos de consumo, agro negocios y packaging.

Hoy es la principal empresa de alimentos de Argentina, el primer productor mundial de caramelos ​ y el mayor exportador de golosinas de Argentina, Brasil, Chile y Perú.  Líder en galletas, alfajores y cereales en toda América Latina en conjunto con Bagley del grupo Grupo Danone (Arcor tiene el 51% del capital y el gerenciamiento). Es el grupo argentino con mayor cantidad de mercados abiertos.

En el año 2000 su presidente Luis Pagani fue el primer empresario latinoamericano en ingresar al Candy Hall of Fame.

La cultura del esfuerzo, lealtad e influencia regional

Las pocas veces que tuve la fortuna de cambiar unas palabras con Luis Pagani, me encontré, sorprendido, con una persona mesurada, sencilla y hasta humilde.

“Es extraño: cuanto más me esfuerzo más suerte tengo”. La frase de Henry Ford aplica al accionar de Arcor y lo advierto en la prosperidad de la que disfrutan dos altos directivos (a su vez primos hermanos del autor) ya que su permanente ocupación les priva de vida social más activa.

Arcor derrama prosperidad en su ciudad de origen, colaborando (por ejemplo) con el Club Deportivo y Cultural o promoviendo con su acción el nacimiento de nuevas industrias como la producción de energía eléctrica, catalizadores enzimáticos (Genencor), plásticos (Promar) o alimentos (Dulcor).

Desde su fundación Arcor ha contado con los destacados de la zona, desde que Fulvio contrató para diversas obras al reconocido arquitecto Osvaldo Pons.

Ventaja comparativa

Sostiene José Ingenieros en su libro “El hombre mediocre” que el mediocre no logra liberarse de sus resentimientos.  Viejísimo problema que siempre desnaturaliza lo justo: los denostadores sostienen que la producción de golosinas comenzó antes de la fundación de Arcor, que ésta utilizó beneficios estatales, que gozó de la ventaja en los costos de la glucosa por el bajo precio del maíz y con un beneficio accesorio por los bajos salarios.

A ellos puede contestarse que la capacidad innovadora de Pagani eclipsó la competencia, que sin la integración vertical el maíz le hubiera costado más, que no existe correspondencia directa entre subsidios y exportación, y que los salarios en Argentina, por el costo fiscal asociado más las contingencias de una legislación anacrónica, son de difícil mensura.

Gestor de patrimonios financieros y Contador Público.
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