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Clases presenciales: cómo fue la vuelta en las escuelas de Córdoba

Se abrieron 231 colegios para recibir a niños y adolescentes que “interrumpieron su vínculo con la escuela”. Emoción y clases con protocolos de bioseguridad.

Vuelta a clases Córdoba
PROTOCOLOS. En los colegios se implementaron burbujas educativas | Cedoc Perfil

Volvió la educación presencial a los colegios cordobeses. En la semana que culminó, 231 colegios de toda la provincia –122 de Capital y 109 del interior– fueron seleccionados para trabajar en la reinserción escolar de niñas, niños y adolescentes que interrumpieron su vínculo con la escuela, en el marco de la pandemia. Las escuelas participantes del programa denominado ‘Acompañar: puentes de igualdad’, son las que registraron los mayores índices de desvinculación durante el ciclo lectivo del 2020. Durante este tiempo, hasta el inicio formal de clases, los estudiantes intentarán ponerse al día con los contenidos y completar sus trayectorias educativas.

En ese marco, PERFIL CÓRDOBA dialogó con algunas de las directoras de colegios que recibieron alumnos, que analizaron y evaluaron cómo fue la primera semana y también plantearon sus desafíos frente al retorno de la presencialidad de manera masiva en todo el país.

Esfuerzo docente. Diana Robin, directora del Jardín de infantes Naciones Unidas de barrio Remedios de Escalada se mostró muy emocionada por lo vivido en estos primeros días, con alumnos recorriendo nuevamente la institución educativa: “Fue todo muy emotivo lo que se vivió. Nosotros somos un jardín urbano marginal, tenemos una población de 102 niños. El 2020 fue muy complejo. La escuela remota agrandó profundamente las brechas. Tenemos familias numerosas con muchos niños escolarizados, con un solo teléfono y sin Internet. Son padres que son changarines y vendedores ambulantes”.

“De los 58 niños en sala de cinco, hubo un grupo que estuvo desvinculado y otro que estuvo intermitente. De todas maneras en ningún caso fue una desvinculación completa y en este punto hay que destacar el trabajo de las maestras que en casos tenían el teléfono prendido las 24 horas, porque había padres que solo tenían Internet a las dos de la mañana. Durante el año también les hicimos llegar el material, los padres iban a buscar la tarea al jardín, se la llevábamos a su domicilio, o a través de las cajas de Paicor”, agregó.

En esta etapa del Programa Acompañar, los alumnos se encontraron con la directora del lugar, una referente de la propia institución y dos becarios, estudiantes de profesorados del nivel correspondiente. En la escuela, los alumnos compartieron talleres, actividades lúdicas e hicieron reconocimiento del espacio y del docente.

Respecto a la evaluación de la experiencia vivida en estos primeros días, Robin se mostró muy conforme: “Había mucha ansiedad y estamos satisfechos. Las familias lo tomaron como una oportunidad. La alegría de volver al jardín es impresionante. Los padres y los niños nos dijeron una y otra vez que no pudieron dar respuesta a los pedidos de los maestros, no es que no quisieron. Es importante todo esto porque en el nivel inicial se experimenta, se aprenden cosas distintas, se juega, y no lo volvés a hacer en tu vida. Las cosas del jardín ya no las haces más en otras etapas”.

Protocolos. Las medidas de bioseguridad están en la mira de todos y serán la clave para una vuelta a clases segura y continuada en el tiempo. Robin resaltó que se cumplieron en un marco en el que todos están aprendiendo: “Vemos que se cumple el uso de barbijo, se respeta el espacio. Estuvimos trabajando los hábitos de cuidarnos nosotros y de esta manera cuidar al otro. Esto nos va a servir mucho de cara al futuro. Tenemos todos que saber que cuando volvamos a clases presenciales esta no será la escuela del 2019, pero tampoco la del 2020. Todos tendremos que aprender”, completó.

Familias, el punto clave. Andrea Bono es directora de la Escuela Fray Justo Santa María de Oro, del barrio 1° de Mayo, el lugar donde el pasado miércoles estuvieron el ministro de Educación, Nicolás Trotta, junto a su par provincial Walter Grahovac. Bono subrayó la importancia de involucrar a las familias de los niños que presentaron una trayectoria intermitente: “En todo este proceso que estamos viviendo, el primer paso fue hablar con las familias de los chicos más distanciados de lo pedagógico. Tuvimos una reunión con ellos en la que aclararon dudas con la idea de que se sintieran seguros en la vuelta a la escuela”.

“Tenemos familias con tres o cuatro niños que fueron las más desvinculadas. Empezamos con burbujas de unos 10 chicos, cada uno tiene un docente responsable y trabajamos durante tres horas. Además el comedor les hace entrega de una colación seca”, detalló.

Bono explicó que a lo largo del 2020 lograron identificar a los alumnos con trayectoria intermitente, generada principalmente por carencias en materia de conectividad: “La recepción de las clases fue extremadamente positiva. Nos encontraron con un panorama muy alentador y vimos que en la casa trabajaron, solo que no enviaron el material. Además es impresionante la alegría de los chicos por encontrarse con la ‘seño’ y con otros chicos. Eso es la escuela”, remarcó orgullosa.

“En estos días vivimos escenas de mucha emoción. No estamos acostumbrados a ver la escuela vacía. Creo que estamos preparados para seguir con la presencialidad, sabemos que continuamos en la pandemia y seguramente sea un aprendizaje que implique paciencia”, completó.