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SALUD EN JAQUE

Clínicas y sanatorios privados buscan negociar paquete de asistencia pospandemia

Es porque los beneficios fiscales y la ayuda vía ATP siguen hasta diciembre. La brecha entre costos e ingresos es del 34% pero estiman que llegaría al 50% si se quita el apoyo estatal. “Vamos a una menor oferta”, advierten.

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EN PICADA. A la suba de costos se sumó la caída en la demanda de las prestaciones de alta complejidad, un coctel muy duro para las finanzas de las instituciones. | Cedoc

Camino a los siete meses de cuarentena , con circulación disminuida para muchos sectores de la población y con altos indicadores diarios de contagios y fallecidos, el impacto del Covid-19 sigue siendo crítico. En el sector privado de la salud conviven con una triple preocupación: la realidad sanitaria diaria, con ocupación plena para camas críticas en muchas instituciones; las consecuencias ya advertidas por la enorme cantidad de patologías crónicas no atendidas y que constituyen ‘una ola que llegará’, y la fragilidad económica y financiera de los establecimientos. Sobre este último punto, que las clínicas señalaron desde los primeros meses, hay un desvelo en aumento. Pocos preveían que la pandemia y la cuarentena podía prolongarse tanto en el tiempo, con el consecuente daño y deterioro en las estructuras económicas y operativas del sector privado.

Ese ‘combo negativo’ se compone de varios ingredientes letales a la economía interna de hospitales y clínicas: fuerte caída de prestaciones de complejidad que aportaban ingresos importantes, notable incremento de costos para preparar las instituciones a los requerimientos que demanda una epidemia inédita, veloz suba en precios de insumos dolarizados y nula actualización de prestaciones. El único valor que ayudaba a mantener los costos hacia abajo era el costo del personal que no había tenido subas salariales. Esa variable también se ajustó, ya que los gremios pactaron montos no remunerativos desde julio a diciembre.

Oferta menor. “La realidad es que estamos con una caída muy marcada de los servicios que normalmente sostienen la economía de las instituciones médicas y los incrementos de costos son fenomenales. Hay un impacto enorme, el costo de atender como se debe es muy grande, no solo porque antes usabas dos batas que salían $10 y ahora 20 batas que salen $200, sino por la redistribución del personal y el recurso humano. Con la caída del nivel de actividad y la falta de actualización en las prestaciones, el resultado final es asfixiante. La gran preocupación es cómo queda la estructura del sistema de prestación de salud privado cuando esto pase. Sabemos que va a quedar una oferta de servicio menor”, plantea un directivo de una clínica local.

Caída de ingresos. La estimación sobre la caída en la facturación y los ingresos del sector privado de la salud depende de numerosos factores. No obstante, referentes consultados remarcan que entre el 65% a 70% de los ingresos del sector están vinculados a los grandes convenios de la población relacionados al Estado, como el Pami a nivel nacional, o Apross en Córdoba. Con ese primer recorte, en el mercado de la salud privada señalan que “no hay nadie que no esté con una caída menor al 30% y hay localidades en el sur del país que tienen caídas del 50% al 70%.

“En nuestro caso estamos con un nivel de actividad global del 65%. Se cayeron algunas líneas de alta complejidad que afectan e impactan los ingresos. En la salud, cuando te va muy bien tenés un margen del 2%, por lo que tener una caída en los ingresos del 20% ó 30% realmente es muy difícil”, remarca una fuente del sector privado. Con ese panorama, las empresas empezaron a transitar el camino de la gestión de créditos, a la vez que ya pidieron a los diferentes estamentos del Estado por la disponibilidad de créditos blandos. Hoy la asistencia oficial está enfocada en una disminución del 95% para el pago de las contribuciones patronales, una reducción en la alícuota del impuesto al cheque y, lo más importante, el pago de parte de los salarios de los trabajadores vía ATP.

“Es muy importante el apoyo de los ATP, con una razonable extensión hasta fin de año, pero hay que ver qué pasa en 2021 porque no están en el presupuesto nuevo. El otro punto es que no se tocó un solo valor de aranceles y de valores de cuotas, ni en medicina prepaga ni en nada. No se actualizaron esos valores, entonces es lógico que las estructuras se caen al medio. Por eso decimos que las clínicas chicas no van a aguantar, las que no cerraron de manera formal y declarada lo hacen de manera informal”, plantea Pablo Paltrinieri, director Comercial del Hospital Privado. Y añade: “Nosotros tenemos redes de profesionales asociados en el interior de Córdoba y en otras provincias y los propios médicos nos dicen que no pueden abrir esos quirófanos y nos derivan los pacientes. Hay un problema muy grave porque la falta de circulación de la gente afecta directamente los tratamientos de alta complejidad. Eso se cayó a menos de la mitad, es una bomba desde lo sanitario para prestaciones como cardiocirugía, neurocirugía y trasplantes”.

¿Cómo sigue la sangría financiera para la salud privada? Es algo que los dirigentes del sector plantean en dos planos. En el corto plazo, con una negociación que se renueva mes a mes para asegurar el ingreso de los fondos vía ATP y el mantenimiento de los beneficios fiscales. Pero el escenario de 2021, para lo que faltan pocos meses, enciende las alarmas. El presidente de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (AdecraCedim), Jorge Cherro, señala que “la preocupación es que hoy somos un sector subsidiado por los ATP, como es el transporte, pero si eso se corta en enero se desploma todo. La negociación con el ATP es mes a mes. La preocupación nuestra es entrar al 2021 sin asistencia, con aumento de costos notable y una baja muy importante en la producción y los ingresos”.

En ese contexto es que ya se está pensando en la necesidad de un paquete de asistencia pospandemia; lo que se busca definir no son tanto los montos o valores de la ayuda, sino los ítems que deberían contemplarse, por caso, que los ATP no se desactiven drásticamente, se mantengan asistencias fiscales o se compense la menor ayuda estatal con la autorización para actualizar prestaciones. “Sin dudas tiene que haber un plan de salvataje para la salud privada. Es un requerimiento permanente. Si en enero o febrero el gobierno nacional nos dice que se acabaron los ATP no queda nadie en pie. Nadie se banca hoy funcionar sin los ATP. Es algo extremo, pero si no hay un acompañamiento como viene existiendo para una situación como esta no queda ni el loro”, avisa Paltrinieri.

“Tenemos los canales abiertos para negociar, pero todavía no tenemos nada definitivo. Sabemos que estamos inmersos en un país que tiene inconvenientes macroeconómicos muy serios. La inflación y la devaluación nos pega dramáticamente. Pero todavía no tenemos un panorama sobre cómo enfrentar el 2021, estamos negociando mes a mes el ATP y beneficios fiscales. Diciembre va a ser un mes bisagra, ya que si nos sacan la asistencia y no conseguimos actualizar aranceles, la brecha entre ingresos y egresos se dispara”, señala Cherro.

Una salida progresiva 
Jorge Cherro remarca que una de las claves de la continuidad y de la sostenibilidad del sistema en la forma en que se piensa la ayuda tras diciembre. “De esto no se sale de la noche a la mañana, no puede ser blanco o negro. Se tiene que ir saliendo progresivamente, viendo una actualización arancelaria e ir manejando las variables para mantener operativo el sistema sanitario. Estoy seguro que el año que viene esto sigue, por lo que tenemos que prever que, en enero, febrero y marzo del año que viene podemos tener una problemática sanitaria similar a la actual porque es lo que está pasando en el resto del mundo”, sostuvo Cherro.