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Con inflación del 30% anual, julio será decisivo para evitar descalabro

En Córdoba, el índice de junio dio un 3,1%. El martes se conocerá el nacional. Consultoras privadas anticipan hasta un 3,9%. La recesión comenzó a poner límites a los incrementos por devaluación.

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CUESTA ARRIBA. Alimentarse, llegar al trabajo y cuidar la salud se convirtieron en una pesada cuesta para los cordobeses. Solo alimentos acumula una inflación del 15%. | CEDOC PERFIL

Transporte y Comunicaciones se convirtió en el ‘rubro verdugo’ de los bolsillos cordobeses en el mes de junio. Este gasto, que es clave para gestionar la vida laboral y productiva de la sociedad, tuvo un incremento del 4,33% y se ubicó en el primer lugar de los nueve capítulos que mide la Dirección General de Estadísticas y Censo de la Provincia.

De acuerdo a lo informado por esta fuente, el Índice de Precios al Consumidor Córdoba (IPC-Cba) registró un incremento de 3,16% con respecto al mes pasado, lo que arroja una variación semestral del 16% y anual del 29,52%.

El capítulo de Alimentos y Bebidas fue el segundo con mayor incremento. Presionado por el aumento de carnes y derivados, pan y cereales, mostró una escalada del 4,2% en junio.

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Para completar el mazazo que la economía de los cordobeses recibió el mes pasado, el gasto en Salud creció 4,1% y los de Mantenimiento del Hogar, 3,9%. Por debajo del nivel general quedaron la Enseñanza (1,32%), el Esparcimiento (2,5%) y un rubro crítico como es Combustibles, Agua y Electricidad, que mostró un movimiento de solo 0,82%, pero enciende luces de alarma por el retraso que tiene acumulado. (Ver abajo "El intríngulis de Energía")

Nivel nacional. Aunque recién el martes se conocerán los datos oficiales de la inflación nacional, las consultoras privadas anticiparon sus mediciones. “Tras evidenciar una variación mensual de 3,9% en el mes de junio, el IPC-OJF (GBA) registró un aumento interanual de 28,4%, al tiempo que acumuló durante el primer semestre del año 15,5%. Por su parte, la inflación núcleo se aceleró 3,3% mostrando una variación interanual de 23,1%”, informó el estudio de Orlando Ferreres & Asociados.

Según muestran las series históricas elaboradas por Ferreres, el mes de junio retrotrajo la economía a marzo del 2017 cuando se había comenzado una tendencia descendente. “Cabe mencionar que si bien el aumento de los servicios regulados protagonizó la escena de junio, todos los rubros mostraron variaciones significativas, lo que muestra que la inflación se estaría acelerando en todos sus frentes derivando en tasas de expansión interanuales similares a las observadas durante los primeros meses de 2017”, indica su informe.

Ahora, el punto es determinar si ya se llegó al nivel más complicado de la evolución de precios o aún falta que se reacomoden. Para la consultora EcoGo –cuya medición dio en junio una variación interanual del 29,8%– el aumento de combustibles y el aguinaldo podrían dar un nuevo susto en el mes de julio.

A ello hay que sumar que la devaluación ya ocurrida todavía podría generar nuevos ajustes y observar si las últimas medidas adoptadas para anclar al dólar a un valor de $27/$28 consolidan sus resultados.

En este sentido hay un dato significativo que ofrece Focus Market: si bien por efecto de la crisis cambiaria, “los precios de los productos de primera necesidad se encarecieron hasta un 28,7% en 20 días, desde fines de junio el promedio de las categorías se siguió acelerando pero no al ritmo de la devaluación debido a la contracción de la demanda y caída del consumo”, afirma esta consultora.

Para los analistas, julio será un mes clave para determinar cuál es el balance que van encontrando los precios. En ese proceso van a incidir tres factores: que el Gobierno consiga estabilizar el dólar (a riesgo de enfriar aún más la actividad); que la nueva política de Energía con precios de combustibles liberados, pero a la vez liderados por YPF, crezcan de modo gradual y que las empresas consigan absorber algunos aumentos de insumos que todavía no trasladaron a precios.

EL "INTRÍNGULIS" DE ENERGÍA

Si hay un fallo de gestión dañino que la administración Macri acometió en los últimos meses, el ocurrido en la política energética es el que va ganando puntos de reconocimiento.

Fue el ex ministro Juan José Aranguren quien empezó a desarmar la madeja de distorsiones que dejó el gobierno anterior, liberando los precios. Sin embargo, la influencia (¿miedo o inexperiencia?) del ala política del staff cercano al Presidente (con la Jefatura de Gobierno en el epicentro) le impuso volver a los controles. Esa contramarcha solo sirvió para alejarlo del cargo cuando se comprobó la incertidumbre generada.

Ahora, la “era Iguacel” instaló una nueva metodología, la cual se volverá determinante en julio para contener los precios; caso contrario será otro ministro consumido por la crisis. Su estrategia se basa en pivotear sobre YPF -que maneja el 55% del mercado- para ir guiando el ritmo de aumento de los precios, sobre la confianza en que el resto de petroleras seguirá la marcha. En la última semana, esta política hizo que el promedio de ajustes fuera de 1,7%, considerando a los principales jugadores del mercado.

Es una especie de “liberalización controlada” o de “competencia administrada”. ¿Funcionará? En las planillas de las compañías aparece que el retraso real de los combustibles sigue siendo del 30%.