El primer semestre del año concluye con indicadores económicos escandalosos, la promesa de una desaceleración de la inflación que no llegó, un incremento del nivel de incertidumbre que se plasmó en una reactivación del Riesgo País, desplome de los títulos públicos y un recalentamiento del dólar informal que cerró junio en torno a los $240.
El único dato alentador fueron las compras de dólares que pudo concretar el Banco Central –poco más de US$ 1500 millones en la última semana- para reforzar las raquíticas reservas. Todo en un contexto de liquidación record de exportaciones por parte del complejo agroindustrial que inyectó la friolera de US$ 19.145 millones en 6 meses.
La presión de los dólares financieros y el propio blue empujó también un aumento en el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. Se venía sosteniendo una devaluación en torno al 1% mensual hacia fines de 2021, se subió un escalón para ir al 3% mensual en marzo y en junio promedió una suba del 4%. El pase a precios no se detuvo ni se hizo esperar.
La intención del gobierno de comenzar a mostrar una desaceleración del proceso de inflación no podrá exhibirse en junio. Indicadores y reportes privados dan cuenta que el IPC que se informará en dos a mediados de mes rondará el 5%. Así, la inflación acumulada en seis meses será del 34% y la interanual seguirá por encima del 60%.
Datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y de los relevamientos de precios que monitorea señalan que la aceleración de precios entró en otra dinámica, con incrementos de hasta dos dígitos entre junio y mayo de este año.
En productos de consumo masivo se registran subas siderales para un mes: pañales 15,2%, aceite 13%, detergente para ropa 10,5%, crema dental 10,4%, caldos 10,2%, papel higiénico 9,9%, hamburguesas 9,8%, mayonesa 9,6%, pastas 9,4%.
Mirando las góndolas de Córdoba, el Departamento de Estadísticas del Centro de Almaceneros realizó el seguimiento de productos de la canasta básica y también constató una peligrosa dinámica con precios operando con fuertes subas interanuales: mayo contra mayo, el azúcar blanca tipo A subió 87%, el café molido 116%, la carne vacuna (pulpa) 84%, la mermelada por 454 gramos 173%, la docena de huevos blancos 110%, harina de maíz 115%, el pan francés 106%, el pollo fresco 91%.
En un encuentro organizado por la consultora AgroEducación, el economista, analista y consultor Damian Di Pace ahondó sobre este punto y sobre las consecuencias que genera este nuevo nivel de incremento en los precios:
“La gente no sabe la aceleración inflacionaria que se está produciendo, a una velocidad cada vez mayor. Vamos a un segundo semestre, en materia de aumento de indigencia y pobreza, informalidad y distorsiones en las variables macro económicas, enorme. Estamos acumulando reservas en el Banco Central de la Argentina a fuerza de restringir la producción y la comercialización en el mercado interno. La Argentina que está creciendo la perdemos, porque por cada punto que crecemos necesitamos 3 de importación. Ese crecimiento no lo vamos a ver en el segundo semestre con estas medidas”.
Y en esa línea planteó que el horizonte de una inflación de 3 dígitos hoy ya no parece tan lejano: “era una locura hace 3 meses, lo mismo que pensar en un piso de inflación de 80%. Pero esta evolución de la inflación te muestra que en muchas categorías básicas ya se está convalidando la inflación de 3 dígitos. Interanualmente mayonesa está en 150%, cereales 133%, pan de molde 124%, azúcar 170%, jabón de tocador 107%. Lo que se dio es infrenable. Ahora hay que ver cómo hacemos para evitar la inflación general de tres dígitos a fin de año o el año que viene. Hay que frenar esa expectativa de tres dígitos futura”.
El consultor y economista Salvador Di Stéfano apuntó, en el mismo encuentro, al desenfoque con que opera el gobernó: “Nosotros lo que vemos es que el presidente de la Nación cree que con la Scalonetta y el Pre Viaje puede ir a la reelección y está convencido de que Argentina va a una senda de crecimiento. Está desenfocado. La vicepresidenta está con sus temas y el resto del directorio está mirando para otro lado. Esta es la realidad. La gente no quiere tener pesos y eso lleva a un aumento en la velocidad del dinero que sabemos cómo termina eso, invariablemente en más inflación”.
Corrección al alza. La firma MegaQM organizó un encuentro virtual para sus clientes en el que disertó el economista Ricardo Arriazu. Allí analizó la dinámica de inflación para 2022 recordando que el acuerdo con el Fondo hablaba de suba de precios entre 37% y 47%, que él tenía una estimación inicial de inflación anual del 64%, que corrigió a 75% y que acaba de volver a corregir al 85%. Para explicarlo recurrió al concepto de calesita de precios y expectativas:
“Si preguntamos cómo está el tipo de cambio, las tarifas, los salarios, todos decimos que esta todo atrasado. Lo que la gente llama atrasado es respecto a sus aspiraciones, la suma de todas las aspiraciones sectoriales da tres veces el PBI. Eso es una imposibilidad. Con eso se genera una dinámica inflacionaria”.
En su análisis, la inflación de 85% se obtiene de anualizar la inflación de los primeros 5 meses, donde los bienes exportables suben interanual 105%, los bienes importables 69%, los servicios públicos 59% y los salarios 66%. Del otro lado hay ítems que aún no se aceleraron como el tipo de cambio oficial, los servicios públicos y los salarios. “Si estos se aceleran, todo el resto se acelera. Es poco probable que la inflación esté por debajo de 85,5% ¿Puede haber híper inflación? Ese es otro tema. Híper inflación es cuando se escapa el tipo de cambio oficial porque me quedé sin reservas”, explicó.
Cómo se para. Arriazu planteó las condiciones innegociables para que se frene la suba de precios y que implican actuar simultáneamente en tres frentes: eliminar el déficit fiscal y dejar de emitir; estabilizar el tipo de cambio nominal; romper la indexación.
“Es lo que hicieron el Plan Austral y la Convertibilidad. Decir que cuando crece la economía tenemos déficit es de una ignorancia terrible. Todos los casos de déficit son porque el sector público gasta de más. Si no tengo déficit fiscal y no emito lo que la gente no quiere tener se eliminan las crisis de balanzas de pagos y automáticamente levanto las tasas de crecimiento de la economía. Eso me lleva al 4% de crecimiento y con eso empieza a mejorar el resto de los cocientes. Una de las ventajas es que tenemos soja a US$600, el interior está mejor, los conflictos están en el Gran Buenos Aires. Creo que vamos a un escenario de conflictividad creciente, pero sin híper inflación y sin 2001”, apuntó.
En todo este marco, la semana cerró con nuevos rumores de cambios en el gabinete, la potencial llegada de Sergio Massa en reemplazo de Juan Manzur y la salida del minis-tro Martín Guzmán –que se concretó ayer por la tarde– para dejar su sillón de Economía a Emmanuel Álvarez Agis, de buena relación con el presidente Fernández. “No hay fundamentos técnicos para sostener a Guzmán, el único fundamento es político, seguir resistiendo ante la presión de Cristina”, planteaban en el mercado.
Cómo sigue el dólar
Para Arriazu, sin salto brusco, la política será aumentar el ritmo de devaluación del oficial: “Hoy la tasa de suba del tipo de cambio está en el 4%, mi cálculo es que lo van a subir un poco más. Es poco probable que haya salto. Si se hace un salto, sin programa económico y sin confianza, lo único que hace es explotar. Lo más probable es que sigamos como ahora, con un poco más de devaluación”.