La muerte de Jorge Brito conmocionó a todo el arco financiero, empresarial, político y a buena parte de la sociedad. El accidente en helicóptero en Salta que el costó la vida el viernes por la tarde fue un mazazo con réplicas que siguen, por la enorme influencia que tenía y supo construir el creador del Banco Macro. Brito gestó el Macro en 1985 junto a Delfín Carballo, actual vicepresidente de la entidad luego de comprar esa sociedad a Mario Brodersohn, José María Dagnino Pastore y Alieto Guadagni, quienes la habían fundado en 1976.
A la enorme expansión federal del banco le precedió una meteórica carrera de Brito, quien con poco más de 21 años ya había abierto una financiera propia. Pero fue clave en el crecimiento y consolidación del Macro la estrategia de adquisiciones de bancos provinciales que Brito encaró desde los ´90. Compró el banco de Misiones, de Salta y de Jujuy y ya en 2001 el Bansud. Pero sin dudas, uno de los hitos en la creación de la red federal de sucursales que hoy ostenta el Macro se concretó en 2004, cuando encaró la compra del vapuleado Nuevo Banco del Suquía.
La entidad, en cuya fundación participaron encumbradas familias de Córdoba, como los Roggio, los Scarafía y los Manzi, había quedado bajo el control del banco Crédit Agricole. Pero la inestabilidad del país y la crisis del 2001 terminó por expulsar a la entidad francesa. En mayo de 2002 pasó a ser administrado por el Banco Nación y desde entonces comenzó la búsqueda de nuevos dueños para el Suquía. Allí apareció la dupla Brito-Carballo. Para quedarse con el Nuevo Banco Suquía, que en ese momento tenía una importante inserción en Córdoba y Santa Fe, el Macro Bansud ofertó $288 millones –unos US$ 100 millones- más un salvataje de otros $220 millones. En esa carrera, Brito le ganó al Banco Hipotecario, al Nuevo Banco de Santa Fe y al grupo Roggio.
Esa compra fue clave en términos simbólicos y operativos. Brito acababa de ser reelecto como presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (Adeba) y enviaba una fuerte señal al mercado: con la compra, el Macro Bansud superaría en cantidad de sucursales y en volumen de depósitos al por entonces líder de la banca privada, el Galicia. Al momento de la compra del Suquía, el banco de Brito tenía 149 sucursales y con la compra del banco que llevaba la imagen de Jerónimo Luis de Cabrera sumó otras 97 bocas y consolidó su presencia regional. La incorporación oficial llegó con la aprobación del Banco Central en 2007.
A esa compra le seguirían otras, como las del Banco de Tucumán, el Bisel y el Banco Privado de Inversiones en 2010. Hoy, el Macro cuenta con una estructura de 463 sucursales, 485 cajeros y más 934 terminales de autoservicio en todo el país.
Con fuertes lazos con el poder político, Brito siempre estuvo signado como uno de los aportantes principales de numerosos dirigentes y tildado como uno de los “financistas del poder”. Este año, en una entrevista con Perfil él mismo se definió como un banquero peronista, señaló que votó a Alberto y disparó: “Si ser oficialista es decir en este momento que tengo mucho optimismo por el futuro de la Argentina, soy oficialista”.
Uno de los mensajes más sentidos, tras conocerse su fallecimiento, lo dejó su histórico socio y cuñado Delfín Carballo: “Jorge nos deja en la plenitud de su vida. Quienes cada día hacemos Banco Macro nunca olvidaremos su ejemplo de trabajo, dedicación y esfuerzo”.