Perfil
CóRDOBA
MAXIMILIANO VERNAZZA

"Cuando lo conocí a Charly, me voló la cabeza"

El reportero gráfico fotografió al ícono del rock no solo en distintos escenarios sino también en la intimidad de su departamento. La primera fotografía que Vernazza tomó de Charly fue en 1997 para la revista Gente. Ahí entablaron una relación de mutuo respeto que perduró en el tiempo.

Charly García y Maxi Vernazza
NO VOY EN TREN. El fotógrafo y el músico a bordo de una limusina, yendo hacia una fiesta de la revista Gente. | Maximiliano Vernazza

“Que me manden al fotógrafo de rulos”, decía Charly García cada vez que la revista Gente lo entrevistaba.

Cuando anunciaban que Maximiliano Vernazza estaba en alguno de sus shows –o en cualquier circunstancia que se encontrase– el músico sonreía y ordenaba: “Él sí, que pase”.

En diálogo con PERFIL CÓRDOBA, el reportero gráfico cuenta cómo conoció a Charly y el largo trayecto que lo llevó a salir de gira con una exposición que muestra un Charly íntimo y controversial.

– ¿Cómo lo conociste a Charly?
–Fue en 1997, yo había empezado a trabajar en la revista Gente. En esa época hacíamos algo que se llamaba “hacer banco”, que era esperar a que saliera una nota. Un día yo esperaba sentado en un sillón y veo que la directora y el jefe de fotografía se juntan a charlar y mientras hablaban me miraban. Había salido una nota con Charly, yo era nuevo pero como no había otro, me mandaron. Hacía mucho que Charly no daba notas a la revista porque se había enojado y ésta era una especie de nota de reconciliación.

–¿Y cómo te fue?
–Cuando llegué estaba el periodista haciendo la nota y me senté en un silloncito azul todo roto que tenía Charly en su departamento; tenía todo el living pintado. Cuando terminó la nota me preguntó si necesitaba armar algo. Cuando estuvo todo listo se paró, se fue contra una pared y pidió que le sacara ahí. Estuvimos unos 10 o 15 minutos: él iba corriendo por toda la casa, se paraba en un lugar y decía ‘sacame acá’. Yo tenía en una mano la cámara y en la otra el trípode con el flash y el paraguas. Esa fue mi primera experiencia con él. A los dos meses salió otra nota y el prensero que tenía Charly en esa época le pidió a la revista que me mandaran a mí. “Mandame al de la otra vez, al de rulos”. Y si en la revista vos hacías a un personaje, después lo seguías haciendo porque se entablaba una especie de relación.

–¿Y escuchabas su música?
–No. Escuchaba The Clash, Sex Pistols, Violadores. Pero cuando lo conocí me voló la cabeza. Su música, pero sobre todo él. Y lo empecé a seguir, después incluso por mi cuenta. 

–¿Cómo era Charly en esa época?
–El mismo que vos veías. No era una pose. Con él nunca sabías cómo podía terminar nada y no podías ir con nada pensado. Mi forma de trabajar era ir captando lo que él fuera haciendo pero estaba cinco minutos y siempre me iba con una foto. También dependía si estaba de buen humor o no. Si estaba de mal humor, no te recibía.

–Tenía fama de enojarse. Lo vimos romper cosas en los escenarios.
–Sí, eso se vio. Pero por suerte conmigo nunca se enojó.

–¿Seguís teniendo vínculo con él?
–Hace un par de años que no nos vemos. La última vez fue en su cumpleaños 70. Hizo un show en el CCK, pero yo fui directamente al hotel Faena, donde hizo la fiesta.

–¿Y cómo lo viste?
–Bien, todavía caminaba. Estaba más delicado, obviamente. Pasó varias.

–¿Cuál es la foto más icónica que tenés suya?
–De las que más me gustan hay una de su mano. Él fue a tocar a la Casa Rosada cuando Néstor (Kirchner) era presidente. Hubo una conferencia de prensa y él estaba sentado ahí, con la mano toda pintada, una media de mujer, tipo guante, y un cigarrillo. Otra que me gusta es una que le hice en Villa Gesell: él está con unos anteojitos tipo Lennon en el agua. Y hay otra, que es cuando hizo los dos Colón; era una prueba de sonido, él estaba de espaldas, con el teatro vacío y los teclados.

–¿Cómo surgió la muestra?
–La primera la hice en 2011, en el Centro de Recoleta. Ya la tenía medio armada desde 2008, cuando él tuvo esa internación importante. Todos me decían que era el momento pero yo dije: voy a esperar que él salga. Salió, la vio toda y me dio el OK. Y a partir de ahí empezó a girar por el país.

–¿El nombre de la muestra hace referencia a la fotografía o al álbum ‘Clics modernos’?
–A las dos cosas. Mi muestra siempre fue: “Charly”, pero para hacer algo nuevo le cambiamos el nombre y quedó como un juego entre el disco de Charly y la fotografía.

–¿Cuántas fotos suyas tenés?
–No las tengo contabilizadas, pero son miles. Son más de 25 años fotografiándolo.

–Contame alguna anécdota con él.
–Para su cumpleaños siempre hacía un show, en un teatro o en un bar. Recuerdo una vez que lo hizo en The Roxy, donde ahora está radio Vorterix. Había invitados como (Gustavo) Cerati, Graciela Borges, Luciana Salazar. Cuando terminó el show, nos fuimos al camarín y de repente veo que él se va. En ese lugar había un túnel que unía la calle con los camarines por abajo. Y él se va caminando por ese túnel todo verde y yo lo sigo, fotografiandolo. En un momento Charly se da vuelta, hace una pirueta y dice: “Al final siempre me voy solo”.


¡Clics!

Charly en Villa Gesell

EN VILLA GESELL. El músico bajo el agua, con unos anteojitos tipo Lennon, posa para el lente de Vernazza.

Una treintena de fotos de Charly García –en distintos tamaños y en color– podrán verse a partir del próximo sábado y hasta mediados de junio en GF / Galería Fotográfica (Independencia 180).

Con curaduría de Guillermo Franco, el recorrido abarca 25 años del fotógrafo Maxi Vernazza siguiendo a Charly dentro y fuera del país, con materiales que van desde la intimidad del icónico departamento del músico hasta sus vacaciones en Villa Gesell o sus cumpleaños.

Charly mano

EN LA ROSADA. En una conferencia de prensa, con la mano toda pintada, una media de mujer tipo guante, y un cigarrillo.