El primer acto de Cristina Kirchner en la gestión de Javier Milei dejó en Quilmes varias postales importantes de cara al futuro del peronismo, una de ellas la marcada distancia que la exvicepresidenta mantuvo hacia el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que no solo no fue invitado en momento alguno al escenario, sino que pese a estar sentado en las primeras filas no mereció siquiera un saludo de CFK durante su largo mensaje ante miles de militantes. Esa clara "Siberia" para quien ha sido uno de los dirigentes que más ha apoyado, mostró que el sordo enfrentamiento que el mandatario bonaerense mantiene en varias líneas con Máximo Kirchner, además de las palabras de su ministro Andrés 'Cuervo' Larroque, que hace unos días se preguntó en público "¿Qué significa la conducción de Cristina? ¿Qué es la conducción de Cristina? ¿Que tres ñatos te manden un WhatsApp?" , han dejado una factura interna que CFK empieza a cobrar.
Kicillof llegó justamente a Quilmes con Larroque, venían de un acto en Ensenada, saludó al entrar a Mariano Recalde y se sentó junto a Verónica Magario y Wado De Pedro. No habría menciones a su nombre en el discurso de la exmandataria.
La mención que hizo el mandatario bonaerense en sus redes sociales estuvo en consonancia con la frialdad de CFK. Apenas publicó una foto de perfil entre el público, a su lado se ve a Magario, con un breve texto señalando "como explicó Cristina Kirchner en Quilmes, este Gobierno no tiene plan de estabilización, solo tiene un plan de ajuste y el pueblo argentino está siendo sometido a un sacrificio inútil".
Lo cerró sin elogios, con la obviedad de "Sigamos trabajando día a día para garantizar el derecho al futuro". El frío patagónico chocó con el frío desde La Plata.
HB