Carlos Marcelo Caligaris, expolicía de 61 años, fue detenido e imputado por el homicidio de un adolescente en barrio Villa Rivera Indarte. La víctima, Mateo Ochoa, de 15 años, fue encontrada muerta con un disparo en la cabeza en plena vía pública. Caligaris trabajaba como guardia de seguridad privada en la zona.
La fiscal de instrucción Liliana Copello lo imputó como supuesto autor del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. El sospechoso no llamó al 911 ni denunció el hecho y, hasta el momento, se mantiene en silencio ante las autoridades. El arma homicida aún no fue encontrada.
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El antecedente judicial
Este nuevo caso reavivó el recuerdo de un juicio que, en los años noventa, conmocionó a la provincia. En 1996, Caligaris fue absuelto en una causa en la que se lo había acusado de asesinar a su esposa, Graciela Comas, y a sus tres hijos pequeños: Cristian Marcelo, de 7 años, y los mellizos Sabrina Sofía y Ulises Maximiliano, de 5. El cuádruple crimen ocurrió el 28 de enero de 1994 en una vivienda de barrio San Martín.
Las víctimas presentaban disparos en la sien y en el tórax. Según la querella, existían elementos suficientes para condenar a Caligaris, entre ellos la presunta intención de cobrar un seguro de vida. Sin embargo, el fiscal Francisco Eugui consideró que las pruebas no eran concluyentes y solicitó la absolución, decisión que fue acompañada por la Cámara 5ª del Crimen.
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Tras ser absuelto, Caligaris recuperó la libertad y se jubiló de la Policía de Córdoba en 2008. Hoy, casi tres décadas después, vuelve a ser investigado por un hecho de sangre. La Justicia intenta determinar las circunstancias que rodearon la muerte de Ochoa y el grado de responsabilidad del exefectivo en este nuevo episodio.
