A pesar del avance de políticas públicas para proteger a las mujeres en contextos de vulnerabilidad y prevenir delitos de género, los registros siguen mostrando cifras preocupantes. Durante 2018, en la provincia de Córdoba 28 mujeres fueron asesinadas. El número creció si se compara con el del año anterior, cuando fueron 24 según registros oficiales.
El dato contrasta con la baja de la tasa de homicidios que aleja a Córdoba de los índices de toda América latina y resulta un dato alentador. Mientras en 2017 se registraron 5,8 asesinatos cada 100 mil habitantes; el año pasado descendió a cuatro. Al decrecimiento de violencia extrema social y urbana se contrapone la tendencia en ascenso de tensiones interpersonales donde las mujeres son víctimas.
Estas conclusiones arroja el informe que dio a conocer días pasados el Observatorio de Seguridad Ciudadana provincial. Según sus estadísticas, en 2018 en toda la provincia se produjeron 103 hechos. En 75, resultaron víctimas hombres y en 28, mujeres. El trabajo también precisa dónde, cómo fueron asesinados y quiénes fueron los autores de los crímenes.
Mujeres víctimas. El dato preocupante, entonces, es que subió el número de homicidios de mujeres. Como un rompecabezas es posible combinar las variables desagregadas y obtener una imagen descriptiva sobre dónde y cómo murieron y quiénes fueron sus agresores.
Donde. El 61% fueron asesinadas en su hogar y el resto en la vía pública, hotel, comercio, entre otros. Es decir, el ámbito familiar más privado y rutinario fue el escenario de mayor vulnerabilidad para las mujeres que fueron víctimas de homicidio.
Quiénes las mataron. En la mitad de los hechos investigados, el victimario fue su pareja o expareja; es decir con quienes en algún momento de sus vidas entablaron una relación de afecto. En el 14% de los casos, fue otro familiar, en el 7% algún conocido pero sin vínculo directo y en el resto de los casos fue una persona ajena a la víctima.
Cómo. Las armas de fuego estuvieron presentes en el 42% de los homicidios. El 18% de las muertes fueron producidas con armas blancas, y el resto por golpes, objetos contundentes o asfixia.
Femicidios. Según el informe preliminar del observatorio, el 12% del total de homicidios fueron femicidios, cuando la mujer fue la víctima; y femicidio vinculado, cuando lo fue en forma indirecta; es decir el agresor provocó muertes de personas queridas para causarle dolor y castigarla psicológicamente.
Roberto González, director del observatorio interpretó los números: “El creciente conflicto interpersonal hace difícil la prevención. Las instituciones están sobrepasadas. Son tensiones íntimas que se dan en relaciones profundas”.
Y continuó: “El homicidio -en general- es un conflicto que se suele explicar, erróneamente, desde la arista solamente penal. En realidad es una expresión de la violencia social, determinante para hacer de América latina la región más violenta del mundo. La vida transcurre y se escapa por la imposibilidad de sostener vías de resolución más pacíficas. En Córdoba, esta matriz ha cambiado, y esto repercute en el descenso de la tasa de homicidios, cuando en 2017 marcamos 5,8 muertes cada 100.000 habitantes y hoy medimos cuatro. El problema es que el homicidio se traslada hacia las relaciones interpersonales conflictivas y también hacia la intimidad de las personas. Y es allí donde la mujer queda más expuesta a una violencia no visualizada”.