En los últimos días, el peronismo mudó su expresión triunfalista basada en mostrar gestión y en las buenas imágenes de Juan Schiaretti y Martín Llaryora y ahora ya reconoce que la falta de acuerdo con los docentes y los problemas graves de inseguridad son dos talones de Aquiles para la administración provincial. Y eso puede repercutir negativamente el día de la votación, si no se producen algunos cambios importantes, especulan en el justicialismo, que ya empieza a orejear el almanaque para desandar la cuenta regresiva que tendrá su punto culmine el 25 de junio.
Pasó casi inadvertido, pero hace unos días el propio intendente capitalino le pidió al gobernador que apurara una solución para los docentes, lo que cayó pesado en el Centro Cívico, aunque no hubo declaraciones públicas ni ademanes que dieran a entender un mínimo disgusto.
En seguridad, el fallo por el homicidio de Blas Correa a manos de policías profundiza una herida que no se cerrará fácilmente. Y también se registró otro elemento que enerva a buena parte de la ciudadanía: es muy lenta la investigación por la tragedia de las Altas Cumbres, que tuvo como protagonista al exlegislador Oscar González, con una persona fallecida y dos adolescentes con lesiones graves. Pasaron cinco meses y medio y recién ahora pedirán una pericia psicológica al caudillo peronista de Traslasierra. Y su defensor ha dicho que le recomendó a su cliente que desoiga este pedido.
Ese ranking de problemas que tiene a mal traer a todos los peronistas se completa con los inconvenientes en el área de la salud pública provincial, aunque cerca de Llaryora precisan que en este caso la situación no es tan complicada porque hace poco tiempo la Provincia realizó un ajuste salarial de envergadura para todos los integrantes del sector. “Probablemente no tengamos la solución total, pero estamos bien encaminados”, subrayó un colaborador de Llaryora.
Los escuderos del jefe municipal elevaron el perfil y salieron a patear el tablero, cuando acusaron a Juntos por el Cambio de fomentar los cortocircuitos con los docentes para que no se llegue a buen puerto. Y dijeron que existe un pacto del candidato a gobernador opositor, Luis Juez, con el albertista Carlos Caserio, uno de los vicepresidentes del Banco Nación, para perjudicar a Schiaretti y a Llaryora.
Los voceros del Palacio 6 de Julio que sostienen esta posición van más allá de la paritaria docente y se extienden a varias de las municipalidades y comunas del departamento Punilla –el feudo de Caserio– que llamaron a votar en fecha diferenciada y no se sumaron a los puntos del interior gobernados por el peronismo que tendrán comicios el 25 de junio.
Eso es otra muestra, ya que esas convocatorias perjudican al peronismo, al igual que la conformación de una lista con candidato a gobernador ya definido: Federico Alesandri.
No sólo en la Municipalidad de Córdoba, sino en toda la política provincial, se especula con que el caudal de votos que pueda sacar Alesandri hay que restárselo a Llaryora. Peronistas disconformes y albertistas y kirchneristas optarán seguramente por esta boleta. Para que en Juntos por el Cambio aplaudan y no dejen de aplaudir.
Para sumar votos extra, la principal coalición opositora podría volver a la carga y tentar otra vez a Aurelio García Elorrio para que se sume a Juntos por el Cambio. El líder de Encuentro Vecinal ya rechazó un convite que le hicieron radicales, juecistas y el ARI el año pasado, pero como dicen algunos referentes de este sector “no hay peor gestión que la que no se hace”.
Elorrio también descartó hace poco una convocatoria de Javier Milei para ser candidato a diputado nacional de los libertarios. El dirigente vecinalista agradeció pero decidió no aceptar la invitación. Quien llamó al dirigente local fue Carlos Kikuchi, armador de Milei y colaborador del exministro de Economía Domingo Cavallo en los 90, además de transitar algunos pasos por el mundo del periodismo.
¿Por qué lo tratan de convencer a García Elorrio desde sectores opuestos en lo ideológico? No es una cuestión de afecto ni tampoco de coincidencia programática. Acá lo que se miran son los votos: así de simple. Encuentro Vecinal puede llegar a tener entre cuatro y cinco por ciento de los sufragios, que a esta altura de las cosas son sumamente importantes si se trasladaran a un frente más amplio.
Ese porcentaje le serviría a Juez para consolidar sus aspiraciones de ser gobernador de Córdoba y a Milei darle un sustento a su pretensión de conseguir dos diputados nacionales en este distrito, que es lo que efectivamente se propone.
La rayuela de De Loredo. Los dos principales referentes de Juntos por el Cambio, Juez y De Loredo, siguen funcionando en tándem y de allí no viene ninguna definición. Sólo lo que se conoce hasta ahora, que el líder del Frente Cívico será candidato a gobernador.
Eso inquieta al peronismo y también a todos los socios de Juntos por el Cambio, incluidos los radicales, ávidos por conocer la respuesta ya y así empezar a jugar al juego que más les gusta: pulsear por asegurarse algunas candidaturas a cargos legislativos y pugnar por administrar ciertas campañas electorales.
Habría que decir que el plazo para presentar candidatos expirará el próximo 6 de mayo, es decir en poco menos de un mes. Ese día no habrá más sorpresas y se verá si De Loredo opta por ser candidato a vicegobernador o a intendente de Córdoba. El único que no parece estar inquieto con esto es Juez, lo cual hace que pueda inferirse que tal vez ya conoce la decisión del radical.
Da la impresión que las posiciones en Juntos por el Cambio son bien extremas: o candidato a vice o candidato a intendente de Capital. ¿Nadie habrá pensado en la doble candidatura? Ser candidato a vice y, si gana, postularse para la intendencia un mes después. La respuesta es afirmativa.
Hay una ordenanza que lo impide, pero esa norma ideada por Olga Riutort, si se la mira fuerte, se derrite como un helado. Habría, en todo caso, un reproche ético. Por eso, si la Justicia electoral se lo impide, vendrá una catarata de apelaciones y recursos que terminarán en la Corte Suprema de Justicia.
Si De Loredo decide resignar sus aspiraciones de ser intendente de Capital, se abriría una fuerte pelea por ocupar esa candidatura vacante. El PRO tata de conservar espacio y no aceptaría la candidatura a vice si no es el diputado nacional quien encabece la boleta.
En el radicalismo son varios lo que saltan a cabecear este centro: el concejal Juan Negri y Diego Mestre, por ejemplo. Más atrás y con nulas chances de escribir su nombre en las nóminas está el defensor del Pueblo Mario Decara, a quien la UCR lo cuestiona y también lo denuncia por considerarlo un socio político de Caserio en el departamento Punilla.
Juan Negri habla frecuentemente de su candidatura y da a entender que tiene un acuerdo político con De Loredo, pero éste no se explaya demasiado sobre el punto, más allá de alguna foto conjunta. Todo ha de ser dicho.
Una mujer escondida. En las listas del peronismo también hay casilleros para llenar: el o la candidata a completar la fórmula que tiene a Llaryora como candidato a gobernador todavía no está. Juan Manuel Llamosas, intendente de Río Cuarto, o la diputada nacional Natalia de la Sota están en la carrera. Tampoco hay que olvidar a la senadora nacional Alejandra Vigo.
En cambio, para definir la candidatura a viceintendente de la fórmula que encabezará Daniel Passerini, hubo algunas novedades en los últimos días. El propio postulante al Palacio 6 de Julio dijo que podría ser acompañado por una mujer con territorio en Capital.
De inmediato, comenzaron a tejerse especulaciones y se mencionó, por ejemplo, a Victoria Flores, actual titular del Coys; a la ministra de Hábitat y Familia, Laura Jure, y a la legisladora provincial, Nadia Fernández, entre otras.
Desde el despacho donde se toman este tipo de decisiones se escuchó un lacónico: “No se gasten, no es ninguna de las conocidas. Se viene una tapada, una persona de la cual ni siquiera sospechan”. Una película de misterio.