De las siete islas que forman el archipiélago de las Canarias, Fuerteventura destaca por su belleza singular y por sus sensacionales playas, muchas de ellas casi vírgenes. Algunas, las que se enfrentan a África, están a barlovento (de donde proviene el viento) y otras a sotavento (hacia donde va el viento). Y viento es lo que nunca falta. La isla recibe los Alisios, que soplan permanentemente.
Gracias a ellos, el calor es tolerable en pleno verano y la temperatura siempre oscila entre los 19 y los 24 grados. Ese mismo viento, convierte a las playas de Fuerteventura en un lugar propicio para la práctica del surf, el kite-board y el windsurf.
A lo largo de los 100 km que la isla tiene de punta a punta, el paisaje es muy cambiante. En el norte, el Parque Natural de Corralejo tiene la superficie de dunas más grande de las Canarias. En el sur, el otro parque natural, el de Jandía, muestra un paisaje de pisos de lava volcánica y las montañas más altas de la isla. Ambos son reserva de biósfera de la humanidad.
Vamos a la playa
La variedad de playas es amplia y para todos los gustos. En el noroeste, la playa de El Cotillo presenta oleaje importante, que hace las delicias de los surfistas. Los windsurfistas elijen las olas de sotavento de Jandía. Las familias con niños las de Costa Calma o las de Caleta de Fuste. Al sur y a barlovento, la larga cinta de arena dorada de Cofete es propicia para largas caminatas en soledad y por eso, elegida por los naturistas que disfrutan de la paz del lugar, aunque en parte resignan el baño por las aguas agitadas y traicioneras.
La isla es casi desértica. No tiene vegetación tropical como las otras del archipiélago. Pero su extrema aridez, compensa con un mar tan azul como el más azul del Caribe.
Conozca el interior
Internándonos en el interior, se pueden descubrir poblaciones que todavía conservan vestigios de su pasado agrícola. Viejos molinos que sobreviven en los campos majoreros, algunos de los cuales fueron restaurados para contar historias sobre la época en que había extensas zonas de cultivo de cereales.
En Tiscamanita se puede visitar un centro de interpretación montado en uno de estos molinos restaurados y conocer más sobre estos artefactos de viento.
Betancuria, la antigua capital, también merece un paseo. Su casco histórico mantiene vivo el pasado colonial, fruto de la ocupación franconormanda del siglo XV. Se lo puede recorrer en poco tiempo, pero merece la pena tomarse un rato para comer allí las comidas típicas de la isla.
Datos
-La isla tiene dos grandes zonas turísticas. En el norte Corralejo y hacia el sur la línea de playas que van desde Costa Calma y Morro Jable en la península de Jandía.
-La mayoría de las grandes cadenas tienen sus hoteles, muchos de ellos all inclusive.
-El moderno aeropuerto cercano a Puerto del Rosario, recibe más de seis millones de pasajeros al año. Llegan vuelos low cost y aerolíneas tradicionales.
-Puerto del Rosario es el lugar donde se reúne la oferta del ocio nocturno y la movida de la isla.
-En la isla hay varios centros de compra con todas las marcas internacionales. También hay parques temáticos: el Acqua Water Park y el Oasis Park Fuerteventura, un zoológico abierto y con espectáculos.
-La explotación de sal fue importante en la economía de la isla. Hay un museo junto a una de las antiguas explotaciones, que muestra el proceso.
-No se puede dejar de probar los platos típicos: papas arrugadas con mollo rojo (picón) y mollo verde, cabrito asado, quesos con denominación de origen, sancocho de pescado y gofio o frangollo como postre.