Creo que nadie imaginaba la realidad que se venía. En las Paso del 2019, la ciudadanía independiente buscaba un presidente proveniente de la llamada clase media argentina, el cual con una cuota de peronismo en sus filas, podría encauzar al país en la senda del crecimiento y la normalidad, algo que su antecesor, Mauricio Macri, había dejado en el olvido. Hasta el presente, cuarentena extendida sin argumentaciones valederas a su favor, con una economía quebrada y la población empobrecida y psicológicamente afectada, denotan una falta total de acercamiento posible a la realidad y entendimiento entre gobernantes y gobernados.
Intromisiones excesivas del Estado en temas que fracasaron en el pasado, y pese a las advertencias o luces rojas de diversas voces y sectores, se insiste nuevamente en la aplicación de tales políticas, absurdas y en muchos casos alocadas.
No es solamente violar sistemáticamente el derecho constitucional a valerse por sí mismo de los ciudadanos, al no poder transitar libremente por el territorio interprovincial de nuestro país. Son procedimientos de tinte autoritario y de mentes atrasadas los que irritan consecuentemente a reacciones sociales.
En Argentina, se prohíbe el paso de un estado provincial a otro como si nada ocurriera. ¿Con qué derecho se cavó la zanja en la frontera de las provincias de Córdoba y San Luis? ¿Con qué autoridad San Luis no deja traspasar su frontera? Tiene dueños ese pequeño feudo dentro de territorio argentino.
El gobierno de científicos ha cometido gravísimos errores en las últimas semanas. Reforma judicial forzada a los empujones que tratan de aprobar legislativamente pasando por el DNU de declarar los servicios de telefonía en todas sus categorizaciones, más la TV por cable e internet, como servicios esenciales, lo que implica intervencionismo estatal absoluto en cuanto a inversiones y tarifas se refiera.
Ya fueron advertidos en el gobierno que compañías extranjeras que operan en el país, como AT&T, de Estados Unidos estima que su sociedad vinculada, DirectTV probablemente si esta política se profundiza dejarían de operar, como en Venezuela.
Y así también las cooperativas que con su organización venden servicios de Internet o televisión por cable se encuentran en un atolladero poco claro y que despiertan las más horribles suspicacias en cuanto al futuro inmediato que deberán soportar. Por cierto, ninguno de ellos tiene previsto invertir en estas circunstancias. Basta repasar resultados bursátiles de estas compañías para darnos cuenta de la repercusión de esta medida en el mercado local y extranjero.
El gobierno de científicos no ha demostrado interés ni preocupación. Es más, tienden a profundizar lo que ellos mismos vulgarmente denominan grieta.
Es que en la grieta no es que unos estamos de un extremo y otros del siguiente. Nos han colocado a todos dentro de la misma. Es un perverso sistema del cual sólo los políticos disfrutan. Los ciudadanos estamos todos fuera de ese contexto, no conociendo a que debemos atener nuestro futuro devenir. Ellos tienen la ambición del poder y algunos de eso y también de dinero.
Nosotros tenemos la necesidad de continuar nuestras vidas con normalidad. Para ello fuimos formados en nuestros hogares. Merecemos y exigimos volver a la vida cotidiana. No aceptaremos subvaluar nuestro patrimonio y nuestras vidas en familia y en paz.
El gobierno de científicos es el que declaró la confiscación de una empresa privada en dificultades. Vicentin debería anotarse en el libro Guiness de los papelones de la humanidad: se les veían las uñas con las manos en los bolsillos.
El gobierno de científicos es el que anuncio días pasados una pérdida en los balances de YPF, sociedad anónima de mayoría estatal, de ochenta y cinco mil millones de pesos en un trimestre. No escuché ninguna voz opositora solicitando debida rendición de cuentas por este grave asunto.
Es que el gobierno de científicos y sus asociados no cae en la cuenta que el dinero público malgastado o mal invertido es de todos, ellos descreen de eso. Actúan convencidos que les pertenece a ellos. Lo peor es que no existe una voz que con contundencia patriótica les haga conocer lo contrario. Y menos una Justicia proba que les haga conocer el rigor de las leyes penales aplicables a cada caso con agilidad y contundente ejecución de sentencia.
Por ello, lo precedentemente expuesto deja en claro que cada vez que el sector público se introdujo en temas acordes al manejo privado, ha fracasado.
Así será, sin lugar a dudas, en el sector energético del petróleo, gas y telecomunicaciones, TV por cable e Internet.
Por lo que si se insistiera con estas disposiciones, acudiendo a falacias propias de un comentarista de la política con intereses espúreos, sólo nos quedará rezar para que el desenlace sea lo menos gravoso para la sociedad toda.
Hoy, el ochenta por ciento de los hogares argentinos cuenta con el servicio de televisión e internet gracias a la intervención del sector privado de servicios y a la actuación de ENACOM. Por cierto, es de muy dudoso futuro imaginar que estas prestaciones continúen de igual calidad que hasta hoy. Más valdría volver a imaginarse las épocas nefastas de Entel, donde una línea telefónica podía tardar diez o veinte años en instalarse, donde una vivienda tenía un valor superior al de su cotización inmobiliaria si contaba con línea telefónica.
La gran duda que aparece en el horizonte inmediato es si el gobierno de científicos está preparado para la ciencia política, la ciencia económica y la ciencia social, o sólo para la ciencia ficción. Porque esta novela ya la vi. Era con la televisión en blanco y negro.
Rodolfo Eiben
Abogado / Asesor de inversiones