Con el resultado del escrutinio definitivo, el Tribunal Electoral oficializó la distribución de bancas en un escenario inédito desde que el Poder Legislativo se convirtió en Unicameral. El oficialismo no sólo perdió la mayoría absoluta, sino que se enfrenta al desafío de ceder una gran cuota de poder y construir una agenda parlamentaria de forma equilibrada.
La clave del nuevo mapa legislativo pasa por el choque de fuerzas, a raíz de la paridad de bancas entre el peronismo y sus aliados y Juntos por el Cambio (JxC), con 33 escaños para cada uno de estos espacios (20 por distrito único y 13 legisladores departamentales). El nuevo tablero se completa con cuatro escaños para fuerzas opositoras minoritarias: Encuentro Vecinal Córdoba, La Libertad Avanza, Frente de Izquierda y Creo en Córdoba.
La bancada comandada por el PJ tendrá el tablero de control, por ser oficialismo, pero JxC le disputará el esquema de poder con las autoridades de cámara, la distribución equitativa de las comisiones y la agenda propia que fogoneará ante el nuevo escenario, donde el poder llaryorista carecerá de mayoría.
En la nueva etapa, el oficialismo tendrá que negociar sesión tras sesión, lo que implicará toda una gimnasia en el plano de la ‘rosca’ y la construcción de los consensos. “Se acabó la escribanía”, fue lo primero que se escuchó en boca de los legisladores electos de Juntos por el Cambio.
“Las propuestas que hicimos en campaña y por lo que fuimos electos se materializarán en proyectos de ley”, señaló Miguel Nicolás. El histórico dirigente de la UCR asoma como una de las principales espadas opositoras. También se anota para la conducción del bloque su correligionario Dante Rossi, aunque los intendentes radicales quieren poner a uno de su palo.
En una señal de unidad a propios y extraños, los parlamentarios electos de la coalición opositora anticiparon los primeros movimientos que darán a partir del 10 de diciembre. Envalentonados por la paridad, JxC puso sobre la mesa su agenda de reformas sobre calidad institucional y sistema electoral, a modo de crítica de lo que fue el proceso electoral que armó el peronismo para sacar ventaja.
Fin a la escribanía. Al advertir del mandato de las urnas, Oscar Agost Carreño dijo que “el gobernador (Martín) Llaryora será controlado”. “Se acabó la escribanía”, resaltó el titular del PRO, y sostuvo que en este nuevo tiempo “la agenda de la política en Córdoba va a tener que ser consensuada. Y eso es en beneficio de los cordobeses”.
“Se viene una conformación legislativa que garantiza el debate y la búsqueda de consensos”, expresó el radical Dante Rossi, uno de los dos que repetirá mandato, al igual que la negrista Daniela Gudiño.
“Vamos a incorporar al debate todas las cosas que hemos mencionado en la campaña, como por ejemplo la recuperación del 82% móvil o diversos aspectos institucionales como las PASO en Córdoba y Ficha Limpia”, agregó Rossi.
El carrioista Gregorio Hernández Maqueda enfatizó que “no logramos la alternancia, el objetivo de máxima, pero impedimos la consumación del proyecto autocrático de poder de Llaryora, con una paridad inédita en la Legislatura y con mayoría en el Tribunal de Cuentas”.
Por su parte, Agustín Spaccesi opinó que “el escenario de paridad permitirá enriquecer el debate ante la ausencia de la mayoría automática”. No obstante, en ese Boca – River, “nos paramos del lado de la hinchada (de la gente)”, subrayó. En cuanto a su accionar legislativo, declaró: “Lo que vaya de la mano de las propuestas y principios del liberalismo lo vamos a acompañar o nos vamos a oponer, más allá de quien lo proponga”.
Interlocutor válido. En el círculo más próximo al gobernador electo se muestran tranquilos y guardan una serie de cartas para la jugada de ‘mayorías y minorías’ en el intrincado escenario por venir en la Unicameral.
El llaryorismo hará su apuesta sobre tres pilares: los potenciales aliados ‘circunstanciales’ en la oposición (por eso miran a Federico Alesandri y a Agustín Spaccesi), la división en JxC poselecciones presidenciales y la articulación del diálogo con espadas experimentadas.
Sobre este último eje, entre los radicales que desembarcarán en la Unicameral, aunque también los hay del PRO, se escucha por lo bajo el rechazo a que la vicegobernadora Myrian Prunotto, la radical que se alió al PJ, sea la “interlocutora válida” con la oposición.
“Nosotros no podemos hablar con ella, si el peronismo la elige es un problema del peronismo”, dijo un parlamentario electo de la UCR. Otro correligionario también se pronunció en igual sentido ante la consulta de PERFIL CÓRDOBA.
Entre los experimentados radicales esperan que el oficialismo designe a una espada peronista que conozca el paño ya sin la “vieja guardia” en el poder.
En el llaryorismo retrucan que “son muchos los radicales que hablan con Prunotto” y afirman que hay nombres de peso para esa función entre los primeros doce de su “lista sábana”. El que más suena es Manuel Calvo, quien tiene perfil de presidente provisorio, aunque el varillense tendría destino en el Ejecutivo como ministro.
Ejercicio del poder. En el nuevo tablero de control que se configurará en Córdoba todavía falta una pieza clave: el resultado de la elección municipal. Con el diario del lunes “ese diálogo tendrá una lógica distinta” para el esquema de poder, advirtió una espada oficialista, quien también se refirió a la estructura de “generales” en la nueva Legislatura.
Para el llaryorista de la primera hora, el tablero de control se definirá “con la orgánica de Gobierno y la lista de legisladores en mano”. Según indicó, la definición de quiénes serán el presidente provisorio y el jefe de bloque del oficialismo pasa por una “aritmética” a gran escala.
Esa ingeniería “se hace pensando en el Ejecutivo y en la Legislatura”, dijo y acentuó: “Es un combo que viene compacto”, ante la consulta de este medio por los interlocutores que pondrá el PJ para articular el diálogo con los referentes opositores.
Por otro lado, el llaryorista lanzó la piedra en terreno de los cambiemitas. “Ellos no son un bloque unísono”, apuntó el peronista al olfatear el pulso de lo que viene. En ese sentido, puso sus fichas a que el armado legislativo de JxC pasará por un interbloque de entrada. “Esos 33, tras la foto de la intendencia y la foto de la presidencial, van a quedar broncas entre ellos”, vislumbró.
