En Río Cuarto, la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio procuró el viernes resolver cómo se elegirán candidatos en provincias como Córdoba, donde los postulantes se mienten, se guiñan el ojo y esconden sus cartas cual si estuvieran jugando al truco. Algunas opciones que se manejaron para resolver el intríngulis sugirieron realizar certámenes de karaoke, de bochas, de elaboración de muffins o de lanzamiento de dardos contra una foto de Cristina Fernández. Se descartó dirimir los lugares de la lista mediante un concurso de stand up, porque en ese caso Luis Juez sacaría una ventaja solo comparable a la que podría obtener Jerry Seinfeld en relación a Larry de Clay.
En cuanto al conflicto municipal por el frustrado show de Rodrigo Bueno, todavía no se sabe si la filtración del expediente de la contratación del cantante se debió una interna del Suoem, a una disputa de los precandidatos a intendente, a una vendetta del ambiente cuartetero o a una protesta de los partidarios de Julian Assange, para quienes hackear a la Muni es más fácil que hacerla enojar a Viviana Canosa. “Traeme una botella de soda grande”, se le habría escuchado decir al intendente Martín Llaryora, quien buscaba así pasar el mal trago, en tanto sus funcionarios ensayaban excusas como la promoción del turismo, la celebración del cumple del ídolo popular y la captación de energía cósmica por la alineación de cinco planetas.
En la clase política parece haberse puesto de moda por estos días la idea de “romper la grieta”, aunque todavía haya algunos que con tal de profundizarla serían capaces de gritarle un gol en la cara al “Pipa” Benedetto. Entre quienes se esfuerzan por conciliar posiciones, se ha anotado esta semana la Liga de Gobernadores, que a pesar de su pomposo título no tiene como integrante a ningún superhéroe. Los 17 mandatarios provinciales que se reunieron en la ciudad de Resistencia se proponían alcanzar consensos sobre el costo de vida o la escasez de combustible, pero a la hora del brunch no habrían podido ponerse de acuerdo acerca de si al vino tinto se lo enfría o se lo sirve a temperatura ambiente.
En lo que sí coincidieron es en la necesidad de que Juan Schiaretti se encolumne detrás de la liga, para lo cual estarían dispuestos a recibirlo con la canción “You Can Leave Your Hat On”, de Joe Cocker. Lo que sucede es que al titular de Hacemos por Córdoba se lo disputan todos: se comenta que podría anotarse para una fórmula presidencial con Horacio Rodríguez Larreta o con Facundo Manes, y hasta hay quienes hablan de que Mauricio Macri sueña con volver a postularse, llevando como vice al cordobés, en una saga a la que imaginaría como “Las aventuras del Gato y el Gringo”.
De los más desopilantes movimientos “antigrieta” que se dieron recientemente, quizás haya que mencionar las versiones que situaban juntos a Cristina Fernández y el economista Carlos Melconián, dos personalidades que a priori aparecen más alejadas que Tini Stoessel y Camila Holms. Lo único que podría explicar un encuentro así es el encono que tiene la vicepresidenta con el ministro de Economía Martín Guzmán, al que Alberto Fernández se aferra con más desesperación que a su guitarra. Contento por haber aprobado la primera revisión del FMI respecto del acuerdo firmado con Argentina, Guzmán habría prometido al organismo reducir el peso del déficit fiscal, para lo cual estaría convocando a Alberto Cormillot como asesor del Ministerio.
Entre sus cotidianas críticas a la gestión del Frente de Todos, Cristina denunció el manejo discrecional de los planes sociales, un señalamiento que hizo tambalear a la coalición gobernante como lo hubiera hecho un misil disparado contra un catamarán en el lago san Roque. El obvio objetivo era esmerilar la acción de las organizaciones de base, que son uno de los pocos soportes políticos que sostienen al presidente, quien se va quedando más solo que Ricardo Iorio en una fiesta Bresh. A la caída del precio internacional de la soja, la falta de gasoil, la corrida cambiaria y el temor a que se dispare la inflación, se suma en las últimas horas una nueva amenaza que aterra al entorno del primer mandatario: que Marcelo Tinelli lo invite a participar de su nuevo programa “Canta conmigo ahora”.
(*) Sommelier de la política