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CóRDOBA
NUEVO ÍNDICE

La ONU medirá el vínculo de los países con la naturaleza y una cordobesa tuvo una activa participación

Sandra Díaz participó en la creación del Índice de Relación con la Naturaleza, que se integrará al tradicional IDH de Naciones Unidas. El nuevo enfoque mide cómo las sociedades cuidan, usan y protegen su entorno. La propuesta fue publicada en Nature.

Sandra Diaz ecologa argentina premiada
GALARDONADA. La ecóloga argentina recibirá un premio de US$ 250 mil por sus aporte a la investigación en medio ambiente. | Fundación Tyler

La manera en que el mundo mide el progreso está por cambiar, y Córdoba tendrá una huella indeleble en esa transformación. A partir de 2026, el tradicional Índice de Desarrollo Humano (IDH) de las Naciones Unidas comenzará a incorporar una nueva dimensión: el Índice de Relación con la Naturaleza (IRN), una métrica global que busca evaluar cómo los países se vinculan con su entorno natural.

Una de las impulsoras de este cambio es Sandra Díaz, reconocida ecóloga cordobesa, investigadora del Conicet y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC. Su trabajo, publicado este 25 de junio en la revista científica Nature, forma parte de una colaboración internacional liderada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Universidad de Oxford. “El IRN no mide directamente el estado de la naturaleza, sino cómo los humanos actuamos respecto de ella. Es una propuesta aspiracional, que muestra que nuestras decisiones pueden construir un futuro más justo y sostenible”, explicó Díaz a UNCiencia.

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El nuevo índice se compone de tres dimensiones: acceso a una naturaleza saludable y cercana; uso sobrio y respetuoso de los recursos; y protección institucional del mundo no humano. Así, el IRN penaliza el consumo excesivo per cápita, pero no el necesario para una vida digna, e incluye tanto los impactos locales como los efectos ambientales de las importaciones. Para Díaz, se trata de “cambiar la narrativa”: dejar de medir el desarrollo exclusivamente por el crecimiento económico o la calidad de vida humana aislada del entorno, y comenzar a evaluar cómo ese bienestar dialoga con el equilibrio del planeta.

El aporte de Oxford

La propuesta fue elaborada por un equipo interdisciplinario con expertos de Oxford, la Universidad de Maryland y otras instituciones globales. “El mensaje es claro: no hay progreso humano sostenible si la naturaleza queda afuera de la ecuación. Y nuestras métricas deben reflejar eso”, señalan los autores del artículo.

El impacto de esta iniciativa no será menor. Por primera vez, se incorporará a las estadísticas globales un índice que exige a los Estados rendir cuentas no solo por el acceso a salud, educación o ingresos, sino también por la gestión de su patrimonio natural, la equidad en su acceso y la existencia de normativas de resguardo.

La publicación, titulada "An aspirational approach to planetary futures", establece que ya existen ejemplos —aunque dispersos— de acciones transformadoras en distintos puntos del planeta. El desafío es ahora consolidarlas, sistematizarlas y convertirlas en política pública global. “Ya no podemos ver a la naturaleza como algo externo, ajeno, separado de nosotros. Somos parte de ese entramado, y reconocerlo es la base de cualquier futuro posible”, concluye Díaz.