El fútbol cordobés paró la pelota el pasado 12 de marzo. A cuatro días del comienzo de la temporada, con el objetivo de priorizar la salud y el bien común, la Liga decidió “postergar hasta nuevo aviso el inicio de los campeonatos en todas sus categorías”. La inactividad agudizó la crisis económica que venían atravesando la mayoría de los 40 clubes afiliados a la institución, que conforman un universo de 18 mil futbolistas en la capital provincial.
“La situación se ha puesto muy fea y lo peor es que no hay una perspectiva favorable”, afirma Alejandro Fernández, el presidente de la Liga Cordobesa de Fútbol. “El 6 de abril les cursamos notas a la Provincia y la Municipalidad y las respuestas fueron similares: hoy el dinero se destina a la salud y después que pase la pandemia se verá si hay alguna partida para ayudar a los clubes”, señala.
“Esta semana iniciaremos gestiones con Epec para ver si nos dan un diferimiento de pago. Hoy los clubes están cerrados pero deben afrontar los vencimientos por los consumos anteriores y se les hace imposible cumplir”, precisa Fernández. El monto de las boletas que abonan las instituciones del fútbol local por energía eléctrica oscila entre 30 mil y 300 mil pesos.
“Los clubes que pudieron acogerse a los beneficios del gobierno nacional son los que tienen empleados: Talleres, Belgrano, Instituto, Universitario, Barrio Parque y alguno más. Pero el grueso de nuestras entidades no ha tenido ninguna ayuda gubernamental, revela Fernández.
“La situación económica es crítica y las necesidades son muchas. Hoy tenemos a clubes como Villa Siburu, Los Andes, CIBI, Camioneros o Amsurrbac que están haciendo ollas populares para los jugadores y sus familias”, destaca el directivo.
“Nadie sabe con certeza cuándo la pelota volverá a rodar. En nuestro caso sí o sí vamos a tener que reformular los campeonatos, porque ya es imposible que se jueguen tal como estaba armado el calendario”, concluyó.
