Año 2016, pleno macrismo. El exdirector del Banco Nación y exgerente general del Banco Central entre 2012 y 2013, Matías Kulfas, publicó el libro ‘Los tres kirchnerismos’, con Siglo XXI Editores. Allí, el hoy ministro analiza las características, avances y falencias principales que moldearon la gestión económica de los tres primeros gobiernos kirchneristas, remarcando que no conformaron una etapa homogénea, sino que encerraron diferentes instancias y formas de abordaje de la política económica, con lapsos de mayor grado de intervención en la economía y de resolución de los conflictos.
En momentos en que se ve a Kulfas anunciando que los precios de los fideos, pan y harinas se retrotraerán, que no se convalidarán nuevas subas, justificando nuevas subas de retenciones a derivados de la soja, dando ultimátums a los miembros de las cadenas productivas para que justifiquen sus aumentos (“En 24 horas se va a clarificar cuál es la responsabilidad que tienen la industria y los intermediarios”), lanzando esquemas de Precios Máximos o Cuidados o defendiendo los mecanismos de intervención en los mercados o el sostenimiento de los cepos cambiarios (“Hay que administrar un bien escaso que son los dólares”), es interesante repasar qué afirmaba Kulfas desde la libertad intelectual que supone no estar en la administración pública.
Divisas y tercer kirchnerismo. “La administración del balance de divisas llevó a restringir las importaciones, medida que en ocasiones tuvo efectos positivos sobre las dinámicas productivas y en otras causó el efecto contrario, dada la alta dependencia de insumos y bienes de capital de numerosas ramas industriales. Sustentada en objetivos de corto plazo tendientes a morigerar el drenaje de divisas o bien sosteniendo a sectores netamente deficitarios, la política económica quedó envuelta en situaciones contradictorias”.
Intervención en carne. “Las intervenciones en la industria, cuyo objetivo era evitar la suba de precios, generaron problemas en el sector (estancamiento, cierre de frigoríficos y peor aún, el precio de la carne siguió aumentando). Pero también provoca que muchos sectores se alineen con la idea de que el Estado no debe intervenir en ningún mercado, porque las distorsiones que produce no solo no resuelven el problema, sino que lo agravan”.
Financiamiento externo. “CFK transformó la cuestión del manejo financiero externo en bandera política. Nunca estuvo en juego ni en discusión la idea de retomar una relación con los mercados de capitales externos, por cuanto el país se había autoexcluido y le había ido muy bien por ese camino. Pero la decisión de crecer sobre la base de un manejo criterioso de los superávits externos no implica eliminar la posibilidad de refinanciar vencimientos de deuda y realizar un manejo financiero en función de las mejores alternativas de cada coyuntura. El tercer kirchnerismo tendió a ideologizar los instrumentos, fusionándolos con el rumbo general del gobierno”.
Promoción del consumo. Una política que se mantiene es la estimulación del consumo por sobre la generación de herramientas para motorizar la inversión productiva. Así, año a año se renuevan programas como el Ahora 12, Ahora 18 o Ahora 24. Y se pone foco en la puja salarial. Aunque Kulfas no estaba muy convencido de la sustentabilidad de los programas de consumo. En su libre remarcó: “Los proyectos distribucionistas suelen poner énfasis en la expansión del consumo y el fortalecimiento de la relación salarial, aspectos que por su propia dinámica terminan desembocando en procesos de apreciación cambiaria, pérdida de competitividad, sesgo hacia el mercado interno y tensiones inflacionarias”.