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CóRDOBA
CRIMEN VIAL DE CIRCUNVALACIÓN

“Lo vi mal, le dije que no estaba en condiciones de manejar el auto”

Fue la advertencia que le hizo un automovilista a Alan Amoedo, la noche anterior a la tragedia. Lo notó “drogado o alcoholizado”. Fue clave en el pedido del fiscal de llevar la acusación a homicidio simple.

Alan Amoedo
AMOEDO. Está acusado de doble homicidio simple con dolo eventual y lesiones graves. | Fino Pizarro

Mañana podría ser la última jornada en el juicio que se le sigue a Alan Amoedo (27) por la tragedia vial que le costó la vida a Sol Viñolo y Agustín Burgos y dejó con gravísimas lesiones a Fernanda Guardia. Solo quedó pendiente la declaración testimonial de la psicóloga que asiste al acusado y luego llegará el turno de los alegatos y el veredicto de la Cámara 9ª del Crimen.

Cámara 9 del Crimen
EL JUICIO. Mañana es posible que se conozca el veredicto de la Cámara 9ª del Crimen, integrada por Cornejo, Bertone y Rodríguez Fernández.

El debate oral y público comenzó el martes pasado, a un año exacto del día en que Amoedo atropellara a las tres víctimas, sobrepasando autos por la banquina de la avenida Circunvalación próxima a la salida de Fuerza Aérea. Llegó acusado por homicidio y lesiones culposas. Pero la contundencia de los testimonios que se escucharon ese día, el jueves, y el viernes pasado, llevaron al fiscal de Cámara, Gustavo Arocena, a pedir que Amoedo sea juzgado por una calificación más grave: homicidio simple con dolo eventual, por Sol y Agustín, y lesiones graves, por Fernanda. En caso de condena, la diferencia es sustancial: mientras que la calificación más benigna prevé hasta seis años de prisión, por la que es juzgado ahora podría llevar a Amoedo a una sentencia que va de los ocho a los 25 años de cárcel.

Los testimonios que se escucharon fueron contundentes sobre las actitudes que tuvo antes, durante y después del impacto fatal. Aquel lunes 17 de mayo, alrededor de las 16.30, circulaba por Circunvalación a más de 80 km por hora, zigzagueando para sobrepasar vehículos en medio de un intenso tránsito. Ese fue su comportamiento, según describieron varios automovilistas que lo vieron segundos antes de la tragedia.

El paramédico Ángel Chiappi, el primero que asistió a las víctimas, hizo un relato pormenorizado de la escena en que quedaron los autos y los cuerpos y también dónde se ubicó Amoedo, mezclado entre los curiosos sin asumir lo que acababa de producir.

Horas antes. Un testimonio clave fue el de Jorge Fernández Reuters. El domingo por la tarde, el día previo al hecho, vio en tres momentos diferentes un auto Corsa parado en la calle Padre Claret y a su conductor que intentaba cambiar el neumático. Se paró, lo ayudó y notó que no estaba bien. “No podía expresarse con claridad”, “no lograba colocar la goma de auxilio en las tuercas”, “estaba como ido”, “tenía un palo de escoba entre las manos como si quisiera arreglar el auto con eso, algo ilógico”, relató.

Cuando logró colocar el neumático se dio cuenta de que al auto estaba chocado. “Lo vi mal, le dije que no estaba en condiciones de manejar”, contó. Sin embargo él se subió, hizo chirriar el auto y solo pudo avanzar 50 metros, donde quedó estacionado.

Fernández Reuters llamó a la Policía, que llegó a los 10 minutos, justo después de que alguien había llegado para buscarlo.

Al día siguiente no tuvo dudas de que la persona a la que había socorrido era Alan Amoedo, el mismo que provocó el siniestro mortal.

Si para sustentar el dolo eventual es necesario haberse representado las consecuencias de su conducta, Amoedo tuvo una advertencia clarísima.

Los dos gramos de alcohol en sangre y la cocaína que le detectaron en su cuerpo el lunes, al momento de la tragedia vial, no eran producto de un consumo ocasional ni momentáneo; 24 horas antes había tenido un percance con otro auto, un Corsa, al que chocó contra la vereda “en una situación deplorable”.

Después de este testimonio enfático de Fernandez Reuters, el fiscal Arocena formuló el “hecho diverso” con la calificación de homicidio simple con dolo eventual y lesiones graves.

Gustavo Arocena
AROCENA. El fiscal disintió con el instructor, Tomás Casas y solicitó el cambio de carátula.

EL IMPACTO FUE MIL VECES SUPERIOR AL DE UN DISPARO DE ARMA DE GUERRA

Un estudio multidisciplinario en Criminología, realizado en la Universidad Siglo 21, analizó el caso. Entre sus conclusiones, hay una muy llamativa y elocuente.

“Si tenemos en cuenta que el proyectil que dispara un arma de guerra, como es el calibre 9 milímetros, pesa 7,97 gramos; que las dimensiones de la punta de este proyectil es de 9 mm y que al momento de su impacto despliega una energía cinética de 521 Joules, podemos afirmar lo siguiente:

A) Que la trocha del rodado VW Vento es 1.705 veces más grande que la punta del proyectil calibre 9 mm.

B) Que el VW Vento es 200.752 veces más pesado que un proyectil de 9 mm.

C) Que el VW Vento, con una masa de 1.600 kg, desplazándose a una velocidad de por lo menos 90 km/h, despliega una energía casi 1.000 veces superior a la que desarrolla un proyectil calibre 9 mm.

TRANSMISIÓN EN VIVO. Los alegatos y la lectura del veredicto serán transmitidos, con autorización del tribunal, por el canal de Instagram 

https://www.instagram.com/justiciaporsolagustinyfer/?hl=es