Martín Llaryora ya definió su hoja de ruta en la que figura como meta principal ser reelegido en 2027. Pero deberá afrontar un año duro, sometido a una escasez de recursos infrecuente para una provincia como Córdoba, con una relación respetuosa con el Gobierno nacional –en la que no confía demasiado–, y una elección de medio término de la que sólo le preocupa retener los dos diputados que pone en juego.
Ese 2025 que se avecina será complejo desde lo económico y no se ilusiona con casi nada, sobre todo porque “el que se quema con leche, ve una vaca y llora”, como comentó ocurrentemente uno de sus ministros. Más de una vez hubo confirmación de auxilio financiero, a través de la realización de diversas obras públicas, pero nunca se concretó nada.
“No podemos salir de la nube de humo, de modo que ya no creemos más”, grafica otra voz importante de El Panal al hablar de los palos en la rueda de la gestión cordobesa. El presidente Javier Milei y el gobernador bajaron el nivel de confrontación que en su momento hizo descender bruscamente la imagen del sanfrancisqueño. Ahora hay trato cordial, pero no pasa de eso.
Ni Llaryora termina de confiar en Milei, ni Milei termina de confiar en Llaryora. Pero la carrera de fondo se correrá en 2027, cuando el gobernador intente repetir. Desactivado su sueño presidencial –por ahora–, sólo quiere mejorar la gestión para alimentar sus aspiraciones de continuar un período más en el Centro Cívico. Sabe perfectamente que su rival principal saldrá de dos: Luis Juez o Rodrigo de Loredo. El que gane esa interna, presumiblemente contará con el apoyo de los hermanos Milei, lo que hará más escarpado el camino.
En la interna peronista no hay demasiados nubarrones. El único dirigente capaz de montar una candidatura es el intendente de Córdoba, Daniel Passerini, quien por el momento pareciera no estar en condiciones de subirse al ring a pesar que algunos de sus colaboradores intentan que dé esa pelea.
Volviendo al gobernador, el único gesto favorable que observó del jefe de Estado fue la autorización para tomar deuda para la construcción del acueducto Santa Fe-Córdoba. Pero esta obra tiene un problema y el gobierno provincial lo sabe: no es marketinera, cosa que desvela a los asesores de imagen tan apegados a los golpes de efecto fastuosos.
Un plan de obras públicas ambicioso es el punto central para despegar, porque impactaría en las fuentes de trabajo y en el consumo, entre otros puntos, según señalan los llaryoristas. Pero todo depende de Milei, pero no hay garantías como se dijo.
Llaryora apunta a sostener la gestión a pesar de la estrechez, se entusiasma con la dispersión, pero mira de reojo y con preocupación el probable apoyo a Juez que le pueda brindar la Casa Rosada, o bien a De Loredo.
La semana pasada, el Gobierno provincial se comió literalmente al radicalismo al que sometió y lo obligó a votar el presupuesto a cambio de una promesa de realización de obras a varios intendentes, pero éstos deberían darse cuenta que acá hay una mala noticia: no habrá obras importantes en el interior cordobés sin plata de la Nación. Todo pende de un hilo. Pensar que los hombres y mujeres de boina blanca comenzaron noviembre con actitud de leones y lo terminaron como ovejitas.
De regreso, ‘El Gringo’
Después de su viaje a España, Juan Schiaretti retomará la agenda política y su primer compromiso será realizar una excursión a la provincia de Buenos Aires para tomar contacto con referentes del PJ y de otros sectores sociales que no comulgan ni con La Libertad Avanza ni con el kirchnerismo.
Tiene bastante claro que no participará en las elecciones del año que viene y que se prepara para edificar una construcción por la avenida del medio de la que tanto se habló y habla. Por lo pronto, y aunque parezca un tema liviano, Schiaretti ya cumple con los requisitos para formar una fuerza política nacional, cosa que festejará antes de fin de año con la realización de diferentes actos. Apuesta a esas actividades para terminar el 2024 mostrando crecimiento y organización. “Son anzuelos para seguir captando gente importante del PJ y otros partidos, lo que en otras palabras puede definirse como que ‘El Gringo’ ya puso en marcha la ambulancia y abrió las puertas. Y no hace falta tener una prepaga para subir”. De esa forma tratan de entusiasmar los schiarettistas duros.
El exgobernador repite cada vez que puede que Milei ganará las elecciones de medio término por lo que él rehuirá de participar, ya sea en Córdoba o en la Ciudad de Buenos Aires, como lo propusieron algunos asesores y el propio Llaryora.
Todo el peronismo cordobés sabe que los barquinazos que dan los opositores que no logran consensuar una lista común beneficia al PJ, porque no habrá una reedición de Juntos por el Cambio. Al contrario. Entonces tenemos La Libertad Avanza, radicales –tal vez con dos formatos– y más atrás la izquierda y los partidos menores. Y con el juecismo tomándose un año sabático posiblemente y apoyando a los libertarios.
Por esa razón, también Schiaretti cree que la idea de conseguir dos diputados, al menos, en la elección de 2025 no es una idea estrafalaria. Todo parece indicar que Juez ‘hará imaginaria’ en los comicios de medio término, como lo había anticipado este diario hace una semana. Y De Loredo todavía está enroscado en la interna radical con un Ramón Mestre al acecho. Esto no es bueno ni malo, simplemente es así. Así se dibuja el actual escenario de la UCR. Demasiado tarde para lágrimas.