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CóRDOBA
VALLE DE UCO

LOS SABORES DE MENDOZA

UN VIAJE A LA TIERRA DEL SOL Y DEL BUEN VINO. TAN BUENO QUE DICEN QUE POR ALLÍ SE PRODUCE LA MEJOR UVA MALBEC DEL MUNDO.

Valle de Uco
VALLE DE UCO. Extensos viñedos con el fondo del Cordón del Plata eternamente nevado. | CEDOC PERFIL

Al llegar a Mendoza hay que tener listas las papilas gustativas y el olfato para, así, no perderse ninguno de los sabores que invadirán los sentidos. Después, los cilios se encargarán de enviar sus mensajes al cerebro para que distinga si las cosas son dulces, ácidas, amargas o saladas.

El destino era el Valle de Uco, pero el vuelo llegó a la mediatarde y eso obligó a hacer una noche en Chacras de Coria, a 24 km del aeropuerto y 15 de Mendoza, una pequeña localidad que nos recibió con sus arboledas, viejas y señoriales casonas y ritmo pueblerino, un lugar para descansar y alejarse del movimiento urbano.

Muchos mendocinos, tradicionalmente, han tenido allí sus fincas de fin de semana o veraneo, además de reunir boliches, pubs y algunas bodegas, que hoy se pueden visitar. La plaza, la antigua iglesia, muchos árboles y una vista inolvidable de la cordillera completan la propuesta de Chacras de Coria.

Según el diccionario, ‘lares’ se llama a la casa en la que se desarrolla la vida familiar. Nuestro hogar por una noche fue Lares de Chacras, un hotel boutique inaugurado en 2005 y diestramente manejado por Andrea y Edmundo Day.

En una casona con una hábil combinación de piedra y madera y un parque lateral digno de un cuadro de Fernando Fader, con 11 habitaciones espaciosas, lujosas pero austeramente decoradas y con todo el confort necesario como para que una noche deje sabor a poco.

Y, como estamos en Mendoza, al ingresar sorprende el piso de vidrio por donde es posible espiar la cava, con el tesoro mejor guardado: vinos mendocinos. El restaurante propone menús estacionales de tres pasos, pero en ambos casos sigue la premisa del lugar: cocina como en casa. Si me dan a elegir, me quedo con las inolvidables tablas de quesos, jamones, bondiolas, salames, aceitunas… etcétera, un largo etcétera.

Al día siguiente pusimos proa al Valle de Uco. En Agrelo, en el kilómetro 1059 de la ruta nacional 7, hicimos un alto en Ruca Malén, una bodega con historia y leyenda incluida.

La historia dice que, en 1998, los empresarios Jean Pierre Thibaud y Jacques Louis de Montalembert comenzaron pensar en una bodega propia, con el objetivo de lograr vinos de alta calidad para posicionarlos en los primeros puestos del ranking del mercado.

La pasión y el conocimiento que tenían del tema los llevó a Agrelo, Luján de Cuyo, donde obtuvieron su primera cosecha en 1999.

En cuanto a la leyenda, tiene que ver con el nombre de la bodega, Ruca Malén, que en lengua mapuche significa ‘la casa de la joven mujer’ y una historia de amor con un dios.

Pero para conocer esa leyenda, nada mejor que ir hasta allí y dejar que Eugenia de La Iglesia se la cuente mientras caminan entre los viñedos.

Y entre los vinos, los sonidos mapuches con su color aborigen acompañan las distintas cepas. Por ejemplo: hay un Malbec 2011 inolvidable, con 18 meses de crianza, que lleva el nombre de Kinien, que significa ‘el único’ (acertada la elección del nombre).

Ruca Malén son un Cabernet, un Petit Verdot y un espumante Brut con 75% de Pinot Noir y 25% de Chardonnay.

Y luego están los Yauquén, que para los mapuches era el ritual de compartir los frutos con los dioses. Y si hablamos de dioses, los Yauquén Chardonnay y Bonarda son elixires para esos dioses.

 

Valle de Uco

Y llegamos al Valle de Uco, nombre de un cacique huarpe que gobernaba en la zona, con alturas que van de los 900 a los 1.200 metros sobre el nivel del mar, suelos pedregosos y aluvionales, una gran amplitud térmica, muchas horas de sol y escasas lluvias.

¿Qué importancia tiene todo esto? Nada más y nada menos que una de las mejores condiciones para la vitivinicultura.

Allí, con la vista del Tupungato y el Cordón del Plata eternamente nevados, el arquitecto Alberto Tonconogy dejó volar su creatividad y nació Casa de Uco Vineyards & Wine Resort, un hotel muy especial.

Vista de lejos, la enorme estructura de cemento, madera y vidrio parece que emerge del suelo, como resultado de un movimiento de las placas tectónicas, o sea, un simple terremoto.

En este caso, este supuesto terremoto no produjo daños, sino todo lo contrario, una maravilla arquitectónica en un entorno inolvidable, como para relajarse, olvidarse de las urgencias y del gerente del banco y adaptarse a los sabios tiempos de las viñas.

El hotel cuenta con siete habitaciones y nueve suites, lujosas, sobrias, cómodas, luminosas y con vistas increíbles (incluso desde el baño), todas ellas.

Dicen los que dicen saber que el Valle de Uco es la cuna de la mejor uva Malbec del mundo.