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CóRDOBA
ANÁLISIS Y PERSPECTIVA

Miopía

1-11-2020-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

El 9 de diciembre de 1989 el muro de Berlín sucumbió. Con él cayó una extensa muralla de asfixia, pobreza y rigidez ideológica de más de 70 años. Fue un punto de inflexión y la entrada a un mundo imprevisible. La miopía de los politólogos les impidió prever que la implosión de la fortaleza marxista, sin intervención exterior.

Marx y Dostoievsky. Rusia dejó de ser la de Carlos Marx, el occidental, y volvió a ser la de Dostoievsky, el eslavo. Por eso, todo el reformismo de Gorbachov -seductor para occidente- fue la Karastroika o el gatopardismo para otro intento de poder personal autocrático. Es que las reformas no tuvieron resultados positivos inmediatos; desorganizaron más el sistema productivo y ahondaron el empobrecimiento. Gorbachov optó por dimitir. La lucha interna por el poder terminó en 1999: la terapia de choque liberal estabilizó la economía y el mando político.

Comunidad de Estados Independientes. Al disolverse la Unión Soviética, Rusia impuso una organización supranacional de nueve de las quince ex repúblicas soviéticas (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán). Según Vladímir Putin, su propósito fue el permitir un “divorcio civilizado” entre las repúblicas que conformaban la Unión. De esta comunidad surgió la alianza militar llamada Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva. Fue un claro intento de preservación de, al menos, una parte del imperio.

El neozarismo. Tradicionalmente el zar no hacía nada mal; la Iglesia ortodoxa enseñaba, además, que el sufrimiento era bueno, que la indigencia y el dolor eran inevitables. En esa costumbre histórica, el pueblo ruso vive bajo un manto de silencio.

Han habido esporádicos y breves lapsos de convulsión, pero siempre la población rusa, cuando el poder se consolida, vuelve a la pasividad del sojuzgado.

El nuevo autócrata es Putín: no es comunista y quiere la grandeza de Rusia, de la Rusia de los zares. La miopía de Occidente es no comprender al pueblo ruso: la OTAN avanzó con descaro y el nuevo zar, reaccionó, ya sin temor a la censura interna.

La Odisea Rusa. El alma rusa se resume en el Kremlin: es un conglomerado de edificios sagrados y seculares, una combinación de avanzada civilización y barbarie arcaica y símbolo violento de materialismo y espiritualidad. Representa el “epos” de la nación rusa, su drama interior. Es, reitero, altamente improbable que Putín deba enfrentar conflictos internos, de allí su actitud de reconstruir el Imperio, con espantosos métodos.

Concluyo en que los rusos me producen una sensación ambivalente de fascinación y frustración: estoicismo trágico, genio artístico y humor en exceso sobre la muerte, la miseria y la desgracia.

El rol de la “razón histórica”, para Ortega, consiste en el poder de anticipación. El pueblo ruso cuestiona los poderes proféticos de la razón.

Gestor de patrimonios financieros y Contador Público
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