En el encuentro entre Talleres y Chacarita por Copa Argentina, el fútbol no se reencontró con la tragedia nuevamente, de milagro. Transcurrían 27 minutos de la segunda parte, cuando de pronto, desde la tribuna del funebrero comenzaron a tirar proyectiles y bengalas al campo de juego. El árbitro Andrés Gariano detuvo el partido.
En un instante, el estadio Carlos Augusto Mercado Luna de La Rioja, se transformó en un campo de batalla. La barra disidente de Chacarita, que inició el conflicto, se batía a golpes de puño con la policía e intentaba ingresar a la platea donde se ubicaban los plateistas de Talleres. La escena se volvió más violenta cuando la barra de Talleres descendió de los paraavalanchas y se trasladó a la tribuna para defender a los suyos. Paralelamente, la barra oficial de Chaca, intentaba ingresar al sector de la barra disidente para “correrlos” del estadio. El caos era generalizado.
Mientras volaban proyectiles de una tribuna a otra, los jugadores de Talleres se colgaron del alambrado para pedirle por favor a los albiazules que se calmaran. Por otro lado, el árbitro esperaba que la policía autorizara la reanudación. Alan Aguerre, arquero de la T, se quejaba: "¿Qué garantías, están esperando que muera alguien?"
Tras estar más de 20’ demorado, el árbitro le avisó a los capitanes de ambos equipos que, si se daba otro episodio de violencia, el partido iba a ser suspendido. Al final, el encuentro pudo continuar y Talleres terminó ganando con goles de Sosa y Bustos.
Muchos dirán que esto fue un “hecho aislado” pero no, en los últimos meses, la violencia en el fútbol fue extrema. Hace dos días, en Mendoza, barras de Independiente atacaron salvajemente a otro hincha.
En Caseros, el 28 de mayo, el funebrero fue otra vez protagonista: Hinchas de Estudiantes de Buenos Aires atacaron con proyectiles a periodistas y allegados de Chacarita tras un cruce verbal.
En Santa Fe, el 15 de mayo, tras la derrota de Unión por 2 a 0 ante Sarmiento, un grupo de hinchas del tatengue se enfrentó a las fuerzas de seguridad en las inmediaciones del Estadio 15 de Abril. ¿El resultado? 18 detenidos y 5 policías heridos.
¿Quiénes son los responsables? En primer lugar, los gobernantes. Ellos son los principales responsables de la situación que se vive en las canchas de fútbol. Debido a sus deficiencias gobernando, han generado un clima social muy áspero. En segundo lugar, los dirigentes del fútbol. Su mal manejo en los clubes y la ambición por llenarse los bolsillos con el fútbol, están matando poco a poco el torneo argentino. Un torneo, inmirable donde reina la improvisación. En tercer lugar, los jefes de los operativos de seguridad. Ellos dan las órdenes. Ellos dicen que hacer o qué no hacer. Su poca experiencia y sensibilidad, está provocando que muchas familias dejen de asistir a la cancha.
Lo que ocurrió en las últimas semanas, no es algo nuevo. Viene sucediendo desde hace mucho y todos miran para otro lado. Es un fiel reflejo de la situación social en la que vivimos. ¿Qué esperan los gobernantes? ¿Qué piensan hacer los dirigentes? Ir a una cancha de fútbol hoy, en Argentina, es jugarle una partida de truco al diablo.