Hasta el viernes por la noche, Javier Galván parecía inquebrantable, no había mostrado hasta ese momento intenciones de ayudar en la búsqueda de su pareja Ivana Módica, más bien todo lo contrario.
En los interrogatorios se había caracterizado por su frialdad y detalles en los horarios (llamó la atención como relataba sus movimientos, dando precisiones de hora y minutos).
Aunque en sus declaraciones tuvo varias contradicciones, ninguna alcanzaba para poder encontrar a Ivana.
Tanto la fiscal Jorgelina Gómez como el equipo de investigadores de la policía realizaron una impecable y precisa investigación para poder resolver el caso.
Desde un principio apuntaron a Galván como el principal sospechoso.
Cuando los días pasaban y nada se sabía de Ivana, las pruebas comenzaron a cerrar el círculo en contra de Galván. Los errores en cuanto a sus últimos movimientos, los rastros de sangre encontrados en el auto y las cámaras seguridad sobre la ruta 38 que pudieron registrar los desplazamientos del auto de Galván sobre la zona del viejo camino de El Cuadrado y de la Pampa De Olaen, llevaron a la fiscal a ordenar su traslado a la cárcel de Bouwer.
Según fuentes judiciales y policiales, recién en ese momento que le comunicaron el traslado, notaron a Galván nervioso.
“Se sintió acorralado”, precisaron. Frente a la fiscal, finalmente se quebró, confesó el crimen y el lugar donde había descartado el cuerpo de Ivana.
Galván aseguró que a Ivana la mató en la casa donde vivían, la escondió en el baúl del Renault Fluence y buscó el lugar donde arrojarla. Acompañado por personal del Eter, llevó a los policías al sitio donde una semana atrás había intentado desechar el cuerpo de la mujer.
Con el hallazgo del cadáver de Ivana, el caso está casi cerrado. La fiscalía imputó a Galván por los delitos de homicidio doblemente calificado, por el vínculo y por violencia de género, y ordenó la autopsia para poder establecer la causa eficiente de la muerte de Ivana.
Fuentes policiales aseguran que Ivana podría haber muerto por estrangulamiento o asfixia.
Los investigadores también remarcan que Galván en ningún momento ni cuando confesó el crimen mostró arrepentimiento. Javier Galván era piloto de la Fuerza Aérea, la institución informó en las últimas horas que resolvió su destitución.