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EFECTIVO EN LA MIRA

Policía va a juicio por amenazar a empleadas de una Unidad Judicial

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INTIMIDACIÓN. Las actitudes del efectivo policial generaron temor y cambio de hábitos en las empleadas judiciales. | Cedoc Perfil

Otro policía enfrenta un proceso judicial. En este caso se trata de un sargento de 39 años, quien habría amenazado a dos empleadas de una Unidad Judicial (UJ) a las que entregaba los procedimientos. L

os hechos por los que Fabio Martín Loza está imputado por amenazas calificadas, fueron relatados por dos trabajadoras judiciales.

Uno sucedió en septiembre del 2019. El 10 de ese mes, por la noche, Loza se presentó en la dependencia judicial de barrio General Paz para entregar un procedimiento policial. Una empleada le advirtió que el acta estaba incompleta. El oficial se ofuscó y se originó una discusión por la que intervino una funcionaria judicial. El policía enfrentó a ambas y, según relataron ellas, las amenazó. “Ya las voy a encontrar solas en la calle… ya me van a pedir algo”, les habría señalado.

}El segundo suceso ocurrió en noviembre, alrededor de las 23 horas y la situación fue más grave. Según pudo reconstruir la investigación a cargo del fiscal de Instrucción Iván Rodríguez, el sargento Loza se enojó porque su superior jerárquico ordenó a su chofer trasladar a una persona que había sido detenida. Se produjo un intercambio de palabras y en ese instante el policía levantó una escopeta que tenía entre sus manos. Apuntando con el arma a las mismas trabajadoras de la UJ les dijo: “Guarda que falla”.

Defensa. Al ser indagado, el policía señaló que reaccionó por “razones humanitarias” porque habían ocupado al chofer de su móvil en un momento en el que debía cenar y que la frase intimidatoria no se había referido al arma que portaba sino a sus pensamientos. En síntesis, Loza fue a entregar un procedimiento a la Unidad Judicial 11, ingresó a la oficina con un arma larga, tuvo una discusión con un grupo de sumariantes allí presentes por una disconformidad con una orden impartida por su superior policial y, apuntando el arma mencionada hacia una de las empleadas, profirió las amenazas.

Al evaluar las pruebas y los testimonios, el fiscal Rodríguez señaló que la propia declaración del imputado confirmó lo ocurrido en la dependencia judicial y concluyó que por el contexto de la discusión, las características físicas del policía (contextura fornida y gesto adusto) y el arma que llevaba consigo, “es posible afirmar que la intención de tales expresiones fue la de crear en sus víctimas un verdadero estado de alarma o temor, tal como quedó plasmado de forma manifiesta en las declaraciones de estas y de los testigos oportunamente valoradas”.

En efecto, las víctimas señalaron que a partir de lo sucedido la presencia del policía les generó temor. Una de ellas admitió haber cambiado sus hábitos, comenzó a ir a su trabajo en taxi en lugar de utilizar el trolebús como habitualmente lo hacía. “Es imposible soslayar que este estado de alarma generado por Loza se produjo en personas que se encuentran habituadas a interactuar con personal policial, por lo que lo ocurrido adquiere verdadera relevancia a la luz de las consecuencias que con sus dichos produjo en las víctimas”, recalcó.

El 6 de abril último, el fiscal Rodríguez elevó la causa a juicio.