Desde el próximo 1º de enero, la Nación dejará de enviar a Córdoba $4.100 millones en concepto de subsidios para el sistema de transporte. A efectos de compensar esta situación, “la Provincia dispondrá de $3.250 millones”. Así lo anticipó el secretario de Transporte, Gabriel Bermúdez, en diálogo exclusivo con PERFIL CORDOBA. Bermúdez confirmó que continuará el modelo de gratuidades creado por la Provincia y explicó que “el 2019 será un año de transición” por lo que el subsidio se seguirá entregando a las empresas, aunque se les exigirá el cumplimiento de una serie de parámetros de gestión. El siguiente es el diálogo que el funcionario mantuvo con este medio.
-¿Cuánto va a desembolsar, finalmente, el nuevo esquema de subsidios?
-La primera prioridad la tendrá el sistema de transporte urbano, que es el que usa la gente como servicio esencial para moverse en la ciudad; en segundo lugar, el transporte metropolitano, porque hay mucha gente que viaja desde el Gran Córdoba a la capital para trabajar; en tercer lugar estará el transporte interurbano. En el marco de esas prioridades, el gobernador ha determinado que invirtamos el año que viene $2.000 millones. A ello se sumarán $1.250 millones, que es el 25% del fondo de $5.000 millones que la Nación terminó definiendo para las jurisdicciones que no tienen tarjeta SUBE En total, entonces, serán $3.250 millones versus los $4.100 millones que ya no vendrán.
-¿Cómo se distribuirán esos fondos?
-Estamos definiendo un esquema de proporcionalidad en función de lo que cada municipio recibió en 2018. Es decir, lo mismo que les terminará llegando en plata, de enero a diciembre de este año, a valor nominal lo vamos a entregar el año que viene. Esto es para compensar lo que la Nación enviaba en pesos por dos conceptos: Sistema Integrado de Transporte Automotor (Sistau) y Compensaciones Complementarias Provinciales (CCP). El primero se entrega en función de kilómetros recorridos y cantidad de servicios y el segundo es un refuerzo para solventar los aumentos por paritarias.
-Si van a repetir el mismo monto en pesos que el sistema recibió este año, no incluirán la inflación…
-No está contemplada la inflación, ese es un tema que deberá ir a la tarifa. Pero es mucho menos el efecto de sólo inflación, que la sumatoria de inflación más quita de subsidio y quita de ayuda por combustible.
-¿En el nuevo esquema como se compensará esa quita de ayuda por combustible?
- El sistema de transporte de Córdoba consume unos 90 millones de litros de gasoil; eso ahora se va a tener que pagar a precio de mercado mayorista. Para palear esto nos pusimos en contacto con las petroleras, y estamos tratando de hacer un convenio trimestral para que todas las empresas transportistas adquieran el gasoil en una especie de pool de compras gigante y así consigan mejor precio. La idea básica es que las petroleras congelen los precios por tres meses, hagamos un precio promedio durante ese tiempo y el diferencial en más que seguramente se producirá, lo analizamos en el trimestre siguiente. Eso nos daría estabilidad tarifaria.
-¿Para un municipio como el de la Ciudad de Córdoba, qué impacto directo en pesos se dará por pasaje?
-Nuestro subsidio siempre va a estar en relación al precio del boleto en cada ciudad. Por ejemplo, en el convenio que se firmará con la Ciudad de Córdoba, la plata que vamos a invertir va a significar tantos pesos por boleto en función de las estadísticas de ventas del último año. Por caso, hay 150 millones de boletos que se venden anualmente libres de programas de gratuidad; de los viajes puros, nosotros vamos a estar aportando prácticamente entre $10,50 y $11 por ticket. En Rio Cuarto, por mencionar otro ejemplo, entre $13 y $14 por pasaje. Es decir, con ese subsidio directo en pesos se evita que el pasaje suba a los $36 aproximados que se calculaban para la capital cuando caiga el envío de la Nación. De ahí en más, los ajustes por inflación será una cuestión que deberán definir las empresas con cada municipio a la hora de autorizar las tarifas.
-¿Quién es el actor del sistema que recibirá directamente el dinero del subsidio?
-El dinero va a las empresas en función de lo que cada municipalidad nos indique. El esquema funciona así: el municipio informa, en carácter de declaración jurada, los datos de cada operador con la cantidad de colectivos y los boletos cortados; luego, la Provincia desembolsa el dinero a los operadores y los fondos no pasan por el municipio.
-Entonces seguirán subsidiando a la oferta no a la demanda, como habían anunciado…
- La decisión de quitar los subsidios fue muy de golpe. No tenemos tiempo de implementar un sistema de financiamientos de los pasajes a través de tarjetas porque no todas las ciudades tienen tarjetas ni existe un sistema homogéneo de tarifas y control. Esta realidad nos hubiera llevado a cometer inequidades; entonces dijimos: el 2019 va a ser un año de status quo por lo que respetaremos el mismo monto de subsidio a los operadores que en el 2018. Sin embargo, vamos a exigir a cada municipio que se cumplan con tres variables que son muy estrictas: aplicación de GPS, control del índice pasajero/kilómetros por medio de un sistema informático auditable, no por corte de boleto porque se puede alterar, y adecuar las líneas a la real densidad de pasajeros de cada trayecto.
-La Fetap propuso ir a tarifa plana generalizada sin gratuidades, con el supuesto de que así podrían reducir el precio de boleto. ¿Qué opinión tienen al respecto?
-El empresario es empresario y bien hace en defender su negocio, lo respeto. Pero, el único regulador social de las políticas es el Estado. Con el sistema de gratuidades en el transporte, nosotros no hemos alterado ninguna ecuación económica, siempre se les ha pagado la tarifa completa a los operadores, nunca se les tocó el bolsillo a las empresas. Que Fetap proponga la eliminación de gratuidades es una idea descabellada. Ellos sostienen que si los 170 millones de tickets que se cortan anualmente fueran a tarifa plana, los costos se repartirían y todos pagarían un poco menos… ¿cuánto cree que tardarían en pedir otro aumento? Yo los conozco.
“EL SISTEMA INTERURBANO ESTÁ EN CRISIS”
“El mercado aerotransportadao ha crecido mucho con las low cost y ello creó un nuevo ecosistema económico al sumar pasajeros que antes no viajaban por aéreo y que ahora los perdió el colectivo. El problema es que el factor trabajo no es igual en ambos sectores y se está generando una situación de crisis; los daños colaterales son importantes”, advierte el secretario de Transporte, Gabriel Bermúdez. “A esto se sumó la devaluación, la baja en las ventas y la quita del subsidio, son muchas agresiones al mismo tiempo para el sector”.
-¿Las empresas de transporte interurbano están reaccionando o sólo resistiendo?
-Están asumiendo el cambio de paradigma. Lo que estamos observando es una gran transformación del sistema de comercialización, que es una parte importante de los costos operativos del sistema de transporte. Cada vez más se compran pasajes en una base comercial de e-commerce con el teléfono; el boleto llega por email o WhatsApp con un código de barra donde se indica el número de plataforma, de ómnibus, de asiento y la hora. Esto, no sólo cambia el sistema comercial de las empresas, sino a las propias terminales. Probablemente vayamos a una única boletería masiva para varias empresas. Entonces, los costos de la parte administrativa están disminuyendo mucho, al igual que los de mantenimiento de los buses, que se está tercerizando en la mismas concesionarias que los venden.
-Se transforma radicalmente el esquema de la fuerza laboral empleada…
-Así es, y este cambio está conviviendo con legislaciones viejas en materia laboral. Hay que ir hacia un nuevo modelo en el que los costos laborales fijos sean bajos y la productividad tenga mucha incidencia en los ingresos. Eso ya ocurre en el resto del mundo.
-¿Cree que los sindicatos son conscientes de esto?
-El trabajador está a la defensiva, porque cada vez que se han dado cambios para aumentos de la productividad, ese aumento se hizo a costa del bolsillo del trabajador. Si el proceso se da una manera progresiva y con calidad de trabajo, la gente va a acompañar. Pero, si la gente ve que hay precarización laboral no lo va a acompañar. En el nuevo paradigma, las empresas también deberán hacer un cambio de cultura.