A la gente cercana al municipio que me consultó en estos días, le sugerí adjudicarle al “Mercurio retrógrado” la andanada de adversidades causada por la inundación con aguas servidas en Alberdi y los vientos huracanados del jueves, que provocaron estragos en tinglados, árboles y peluquines por toda la ciudad.
Según los expertos que exponen su sabiduría a través de videos de TikTok, la mala racha astrológica estaría finalizando mañana, antes de que puedan surgir nuevos contratiempos como el retorno del Lobizón a barrio San Vicente, la decisión de la Pelada de la Cañada de someterse a un implante capilar o la caída de una insólita lluvia de aguarrás que despinte los cordones de las calles.
Pero la catástrofe que no respeta los mandatos del Zodíaco (ni de la ciencia ni de los conjuros de Harry Potter), es la inflación, cuyo índice del mes pasado causó mayor espanto que el episodio uno de “El juego del calamar”. Economistas culparon a la industria de la alimentación, a los intermediarios y sobre todo a los musicalizadores de radio y televisión, que de tanto utilizar el tema “Fuiste mía en septiembre” habría incrementado la venta de discos de Chébere, y esto a su vez habría arrastrado los precios de la construcción, de los productos cosméticos y de los tomates perita. El secretario de Comercio Roberto Feletti solicitaría los servicios de Maxwell Smart para garantizar una política de CONTROL que combata los agentes de KAOS.
En la provincia sigue la puja electoral por los favores de los intendentes, cuya cotización hoy supera la del Krugrerrand y la de cualquier criptomoneda. Como si fueran hinchas que arrebataron las banderas de la barra rival, dirigentes de Hacemos por Córdoba viralizaron en las redes las fotos del gobernador Juan Schiaretti junto a Pedro Dellarossa y del vice Manuel Calvo con el Gato Romero. Tras estas satisfactorias incursiones en intendencias de Juntos por el Cambio, en el PJ provincial buscarían ir por más y habrían capturado una instantánea de Horacio Rodríguez Larreta junto a la estatua de Negrazón y Chaveta en Puerto Madero, que sería utilizada como signo del supuesto respaldo al cordobesismo del jefe de Gobierno porteño.
En estas transacciones de figuritas, el Frente de Todos está buscando abroquelarse en el departamento General San Martín, donde en las PASO Martín Gill logró imponerse en el superclásico regional con Eduardo Accastello. El viernes, Schiaretti inauguró una obra vial en Villa María y en su discurso volvió a realizar críticas a la gestión de Alberto Fernández, momento en el que el intendente local Natalio Graglia, aliado de Gill, se habría enfrascado en la pantalla de su teléfono. “Es que le había quedado pendiente una partida de Pokemon Go que había empezado en enero de 2017”, lo excusó uno de sus colaboradores.
Los reacomodamientos de piezas que se dan antes de las elecciones de noviembre han derivado en situaciones insólitas, como la valoración del Programa Primer Paso que hace el radical Rodrigo De Loredo, quien pretende que se aplique ahora a nivel nacional esa promoción de empleo impulsada por el peronismo cordobés en 1999. Me parece muy bien que se recuperen políticas que dieron resultado, pero no vaya a ser que se entusiasmen y empiecen a proponer un Plan Quinquenal, una nueva Convertibilidad o el rescate de la Copa Conmebol para motivar a los jugadores de Talleres.
Mientras en la ciudad de Buenos Aires todavía resonaban los ecos del debate entre candidatos a diputados nacionales, los postulantes bonaerenses cruzaron sus opiniones en el Coloquio de Idea. Tal vez habría que aprovechar la ocasión para poner a prueba sus aptitudes culinarias en un reality show de cocina, sus cualidades como freestylers en una batalla de gallos y su habilidad como bailarines en un especial de ShowMatch. No sé si de esta manera se develará quién es el más apto para ocupar una banca en el Congreso, pero quizás se consiga así elevar un poco el rating de la televisión abierta, que sufre una caída más estrepitosa que la de Damián Betular en “Bake Off”. A la vez, muchos indecisos encontrarían un aliciente para concurrir a las urnas, no tanto por cumplir con el deber cívico, sino para castigar al que hizo mal la decoración de una torta o premiar al que supo bailar “Torero” mejor que Chayanne.
(*) Sommelier de la política