En uno de sus anuncios más importantes de las últimas semanas, el gobernador Juan Schiaretti comunicó su decisión de “vacunar a todos los cordobeses que tengan más de 18 años, respetando el orden de prioridades que dispongan las autoridades sanitarias”. Para lograr este objetivo, el propio mandatario informó que la Provincia comprará las vacunas que hagan falta para complementar los envíos que concrete Nación.
Con el objetivo de llevar adelante esa transcendental misión, el gobernador eligió a un hombre de su extrema confianza: Rodolfo Rodríguez, director del Instituto de Investigación y Planificación Sanitaria de Córdoba. El propio Rodríguez es quien desde hace algunas semanas lidera el equipo que se encuentra en plena tarea de cerrar los convenios con los laboratorios multinacionales, que permitan traer la vacuna a suelo cordobés.
Cultor de un bajísimo perfil, Rodríguez es un sanitarista de amplia experiencia en el sector público de la salud. Formado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y con un magister en Administración de Servicios de Salud, el profesional tiene su origen político en el partido radical. De hecho, en la década de 1980 fue designado por el propio presidente Raúl Alfonsín como interventor del Instituto Nacional de Obras Sociales (Inos), ente que precedió a la actual Superintendencia de Servicios de Salud.
Luego, asumió como ministro de Salud y Bienestar Social de la Nación, también en el gobierno de Alfonsín, tras la salida del médico Aldo Neri. Tras su paso por el Gobierno nacional y ya en la década de 1990, Rodríguez asumió como director de la Organización Panamericana de la Salud, institución afiliada a la Organización Mundial de la Salud. Allí lideró programas de la OMS principalmente vinculados a la tuberculosis y entabló vínculos con laboratorios del mundo entero.
En 2005, en el segundo gobierno de José Manuel de la Sota, fue convocado para sumarse al equipo como director del Ipam, organismo que acababa de sufrir la renuncia de Carlos Fey como titular. En ese cargo estuvo casi siete años, lapso en el que el Ipam se convirtió en la actual Apross (Administración Provincial de Seguro de Salud).
Desde su lugar en el Apross, Rodríguez afianzó y aceitó su relación con laboratorios privados de todo el mundo. Esos vínculos hoy resultan claves en pos de traer la vacuna a Córdoba, en momentos en que la gran mayoría de los países reclama un antídoto que permita vislumbrar una luz al final del túnel para terminar con el flagelo del Covid-19.
