El arte cordobés de los 60 cobra vida en el Museo Caraffa con dos nuevas muestras. Desde hoy, el público puede explorar piezas inéditas de la Colección IKA y la obra de la multifacética artista Rosa Farsac.
Lejos del centralismo porteño, en la década de 1960 Córdoba se erigió como un polo de innovación cultural, gracias al patrocinio de Industrias Kaiser Argentina (IKA), una empresa de capitales estadounidenses que se instaló en el barrio Santa Isabel en 1955.
En aquel entonces, la ciudad fue testigo de una experiencia inédita: “Los Salones IKA y las Bienales Americanas de Arte fueron posibles porque una empresa apostó, con su capital económico, a un capital simbólico como fue este, que es reconocido a nivel internacional”, afirma Cecilia Irazusta, curadora general de la muestra “Colección IKA en Córdoba, 1958- 1966: Arte, Cultura e Industria”.
Esta exhibición, que ocupa ocho salas del museo, revive el espíritu artístico de los años 60 y nos sumerge en un período de intensa articulación entre arte, industria y modernización en la provincia.
La muestra no sólo exhibe las obras de más de 30 grandes artistas argentinos y latinoamericanos, como Raquel Forner, Jesús Soto, Carlos Cruz Diez, Antonio Seguí, Roberto Viola, Marcelo Bonevardi, Ernesto Deira, Delia Cancela-Menejian, Jorge De la Vega, César Paternosto y Alejandro Obregón, sino que las contextualiza con producciones culturales y objetos industriales de la época.
Cronológico y temático
La curaduría de Cecilia Irazusta y la investigación de María Cristina Rocca proponen un despliegue cronológico de las cinco ediciones de los Salones IKA y las tres Bienales Americanas de Arte, que transcurrieron entre 1958 y 1966. “Al ser un recorrido cronológico, pusimos en una sala todos los salones, en otras salas las dos primeras bienales y en la tercera, la última bienal, que ocupa toda la sala porque tenemos más cantidad de obras de esa colección”, detalla Irazusta.
La exhibición pone también el foco en la convivencia de tendencias modernas surgidas de las vanguardias artísticas, como la nueva figuración, la figuración postcubista, la abstracción, el informalismo y el surrealismo.
Estas tendencias se desglosan en núcleos poéticos que exploran temas de la modernidad: “Existencialismos” (preguntas filosóficas sobre la existencia), “Identidades” (preocupación por la identidad latinoamericana), “Vuelos Cósmicos” (admiración por los avances tecnológicos y la carrera espacial), “Investigaciones Visuales” (exploración de la plástica y la tecnología) y “Apropiaciones de los Medios” (el impacto de la TV y la sociedad de consumo).
La colección de arte por la que el mundo miró a Córdoba
Una de las novedades de esta muestra es la recuperación de obras que no se exhibían desde hacía varias décadas. “Hay obras que hace más de 40, 50 años que no se muestran”, revela la curadora.
Entre ellas se encuentran trabajos del brasileño Flávio Império y los argentinos Julio Colmenero, Carlos Cáceres, Ricardo Supisiche y Oscar Herrero Miranda. “Incluso 20 días antes de inaugurar aparecieron tres obras más guardadas en la empresa Renault, que nos la prestaron para esta muestra”, agrega.
Todas las obras en exhibición pertenecen a la colección que se formó con los premios adquisición de los concursos, salones y bienales organizados por IKA, y que luego pasaron en comodato a la Provincia de Córdoba.
Diálogo entre arte e industria
La muestra suma objetos cotidianos, industriales y tecnológicos que dialogan con las pinturas y permiten reconstruir la cultura visual y el ritmo de vida cordobés de aquellos años.
Así, los visitantes pueden encontrarse con una réplica del Alfa Centauro, el primer cohete sudamericano de fabricación nacional; una cámara de Canal 12 de los primeros tiempos de la televisión en Córdoba; réplicas a escala de automóviles IKA-Renault, o una motocicleta Puma. “Eso es otra novedad, la posibilidad de hacer el cruce para mostrar lo que era Córdoba en esa época y por qué la empresa IKA pudo desarrollar lo que desarrolló”, explica Irazusta.
OBJETOS. Además de las pinturas de los Salones y Bienales IKA, la muestra contempla distintos objetos de fines de los 50 y principios de los 60.
Mujeres artistas en IKA
Con curaduría de Verónica Basile, junto a Juliana Bosio, Sol Bastos y Nilse Pérez, en las salas 8 y 9 también destacan las contribuciones de 54 artistas visuales, cuatro compositoras de música experimental y otras mujeres que desempeñaron roles activos como juradas, críticas, gestoras, estudiantes y asistentes.
Rosa Farsac y el teatro de las flores
Muchas de las obras que realizó la artista a lo largo de su carrera fueron firmadas con el seudónimo “Caros Asaf”, un anagrama de su propio nombre, lo que generó confusiones sobre su identidad y género en su época.
Este gesto, desde una lectura actual, plantea cuestiones sobre la autoría, el anonimato y el lugar de las mujeres en el campo artístico.
La muestra “Rosa Farsac y el teatro de las flores” reúne pinturas, dibujos, manuscritos, partituras y material de archivo de esta artista formada en la Academia Provincial de Bellas Artes, quien abordó el paisaje, la infancia, lo maternal y la naturaleza desde una perspectiva poética y afectiva, a menudo adelantada a su tiempo.
Con curaduría de Mariana Robles, la exposición se complementa con dos instalaciones contemporáneas que dialogan con el legado de Farsac: “Magnolia”, de Micaela Trocello, que parte de una pintura y fotografías de la artista para componer una instalación con imágenes digitales y diseño textil, y “Duérmete”, de Yamil Burguener, que retoma una partitura de Farsac y la convierte en una experiencia sonora interactiva.
LAS FLORES DE FARSAC. La exposición recupera la obra de una artista cordobesa de principios del siglo 20.
