El obispo de Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona, advirtió por "los altos índices de desocupación" y reclamó "sensibilidad social" a las autoridades durante la misa por el Día del Trabajador.
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Papa Francisco
En la homilía de la misa por los trabajadores realizada el jueves en el Santuario de la localidad de Reducción, Uriona señaló que hay un contexto de "dolor pero lleno de esperanza por la partida de Francisco, quien entregó su vida hasta el último instante".
También recordó que Jorge Bergoglio “nunca se detuvo, siempre caminó guiando a su pueblo, a veces adelante marcando el rumbo, a veces detrás alentando y sosteniendo, muchas veces en el medio acompañando”.
“El Jueves Santo, en medio de sus sufrimientos, quiso visitar la cárcel de Roma y el Domingo de Pascua se dispuso a dar la bendición al mundo entero y pasar entre la multitud, casi como una despedida”, agregó.
"Alta desocupación"
“Comprobamos con dolor que en la Argentina aún se den altos índices de desocupación. ‘En una sociedad donde las medidas de política económica no permitan a los trabajadores alcanzar niveles satisfactorios de ocupación, no puede conseguir su legitimación ética ni la justa paz social’, expresa la Doctrina Social de la Iglesia”, expresó Uriona en el sermón publicado por el diario Puntal de Río Cuarto.
Además pidió rezar "a fin de que todos los que detenten una responsabilidad más directa en nuestro país se ocupen con inteligencia y sensibilidad social en la consecución de medidas a fin de superar esta situación que perjudica a tantas personas" y que "el Jesús de la Buena Muerte y San José Obrero bendigan a nuestra patria”.
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Para Uriona “en nuestra época, en la que el trabajo parece haber vuelto a representar una urgente cuestión social y el desempleo alcanza niveles impresionantes resulta necesario comprender el trabajo que da dignidad”.
"Una familia que carece de trabajo está más expuesta a dificultades, tensiones, fracturas e incluso a la desesperada y desesperante tentación de la disolución. ¿Cómo podríamos hablar de dignidad humana sin comprometernos para que todos y cada uno tengan la posibilidad de un sustento digno?", añadió el obispo de Río Cuarto.
Finalmente invocó “una vez más al Jesús de la Buena Muerte en este Santuario de Reducción para traerle nuestros anhelos y necesidades e implorarle su protección, en un contexto de dolor pero lleno de esperanza, por la partida a la Casa del Padre del querido Papa Francisco, quien entregó su vida hasta el último instante sirviendo incansablemente a la Iglesia”.