La agenda de Rodrigo de Loredo es intensa. En ellas se combinan, en apenas un puñado de días, apariciones en medios nacionales, recorridos por el interior de Córdoba y visitas a barrios de la Capital provincial. Con sus recorridos en distintas latitudes no despeja dudas respecto a sus aspiraciones electorales en 2023. Hay voces que lo apuntan como candidato a gobernador y otros que aseguran que irá por la intendencia de la ciudad.
De Loredo toma las versiones con tranquilidad, mientras divide sus tiempos entre sus múltiples tareas. Luego de la pandemia, decidió mover su oficina céntrica a su propio hogar, con el objetivo de estar más cerca de su familia. Allí recibió a PERFIL CÓRDOBA para analizar la coyuntura actual y hablar sobre su futuro político: “Estoy con mucho trabajo, pero soy un obsesivo de los métodos y de los planes. Creo que hay lugar para todo, si uno está ordenado y con disciplina. A mí no me gusta perder el tiempo en cuestiones a las que la política le dedica mucho tiempo, como el análisis o cuestiones internas”, señala.
“Estoy tratando de corresponder la tarea de diputado, que tiene una perspectiva de abordaje de temas nacionales, en un país que todos los días tiene un escándalo distinto. Pero también represento a un distrito, por eso estoy recorriendo Córdoba mediante ejes temáticos según cada zona productiva. La Argentina tiene una multiplicidad de problemas, pero al final del día parten de un país que cada vez produce menos y, por lo tanto, genera menos empleo”, completa.
—Usted dijo que la renuncia de Felleti es la primera de muchas que van a venir. ¿Cuál es su mirada sobre la actualidad del Gobierno nacional?
—Es un gobierno que fracasó, uno de los más improvisados de la historia democrática argentina. Nunca tuvo planes. La génesis de la candidatura de Alberto lo muestra. Lanzar un candidato desde el living de tu casa con un audio de WhatsApp, como hizo Cristina, hizo que todos pagáramos las consecuencias.
Este gobierno estuvo atravesado por dos no decisiones: por un lado, la no gestión de la pandemia, directamente decidieron encerrarnos. La otra gran no decisión fue el acuerdo con el FMI. Finalmente, el Fondo Monetario acordó, ya que consideraron que lo mejor era que Argentina no defaulteara. Todo eso fue digitado por Cristina. Este gobierno fue siempre de ella. Nosotros le pusimos números a eso y el 72% de los recursos nacionales son manejados por el cristinismo.
Lo que estamos viendo ahora es un plan electoral del kirchnerismo, el cual es investido con argumentos económicos, para salvar identidad. Lo de Feletti fue el primero de una saga de renuncias que van a venir. El kirchnerismo se mantiene por las causas judiciales abiertas y por las cajas que manejan.
—¿Siente como un peso el hecho de que se lo considere como la renovación del radicalismo?
—No. Lo llevo bien, con responsabilidad y haré el esfuerzo intelectual de corresponderlo. Intento representar este concepto no solo en una cuestión de edad, sino en el campo de las ideas. Creo que hay que estar actualizado en el pensamiento. El radicalismo ha perdido rating, ha perdido followers, seguidores de TikTok, perdió sex appeal. Ahora lo estamos renovando con un proceso de renovación que incluye a Martín Lousteau, Martín Tetaz, Carolina Losada, Facundo Manes; pero mi partido fue perdiendo esos atributos de modernidad y competitividad electoral. Sin embargo, destaco que el radicalismo ha mantenido siempre las reglas de juego y el diseño institucional, por lo cual hay que aggiornar ese núcleo de ideas básicas al tiempo que vivimos.
—En ese marco de institucionalidad, ¿cómo piensa que deben definirse las candidaturas de cara al 2023?
—Es nuestra esencia, la política se resuelve con reglas. En 2022 debemos hablar de los problemas de la gente. Pero yendo a tu pregunta debemos diseñar un programa de primarias abiertas, lamentablemente no obligatorias. Tenemos que construir una primaria abierta entre todos los partidos que conforman Juntos por el Cambio. Dicha esa regla, si se llega o no a una interna, dependerá del diálogo. El diálogo orienta el proceso. El proceso interno no te obliga a ir a una interna. Después veremos si se llega a una interna o no. Nuestras decisiones deben estar destinadas a gobernar Córdoba.
—¿Cuándo dice ‘nuestras’, se refiere al radicalismo o a Juntos por el Cambio?
—A todo Juntos por el Cambio. Y nuestro segundo axioma debe ser que los candidatos tienen que ser aquellos que puedan ganar la elección. Tiene que haber reglas, pero tiene que haber esta coincidencia conceptual.
—¿Y usted se ve como un candidato con posibilidades de ganar la gobernación?
—No es un tema del que me voy a expedir durante todo el 2022. Voy a seguir trabajando como diputado nacional y continuando con mi aporte desde los observatorios.
—Hay referentes radicales, como el intendente de Mendiolaza, Daniel Salibi, que consideran que el candidato debe ser radical, porque si no se estaría entregando el partido. ¿Qué opinión le merece este tipo de opiniones?
—Tenemos la responsabilidad de gobernar Córdoba y la responsabilidad moral de mantenernos unidos. Tenemos un desafío partidario y nadie se puede enojar. Es lógico que el radicalismo se proponga encabezar la coalición de Juntos por el Cambio.
—El propio Salibi en el programa ‘Con el Diario del lunes’ también sugirió un acuerdo entre Juez, Mestre y Negri...
—Celebro que Ramón Mestre y Mario Negri estén en buenas relaciones con Luis Juez.
—¿Dónde se imagina en 2023?
—Tengo una marcada vocación de servicio público. La política es gestión y para gestionar contextos complejos requiere de equipos. Mi vocación es de gobierno, creo que el radicalismo de control y parlamentario es insuficiente. Nosotros tenemos vocación de gobierno y donde la organización colectiva de mi partido entienda que sea más conducente, más práctico, allí estaré.