La construcción nacional de Juan Schiaretti trata de avanzar dentro de lo que podría llamarse el peronismo tradicional, que es alimentado por gobernadores y dirigentes históricos, además de algunas fuerzas minoritarias aliadas y un sector del sindicalismo.
Schiaretti no se correrá de esta línea y sus principales colaboradores aseguran que no aceptará la convocatoria de Facundo Manes para que se sume a Juntos por el Cambio. “El Gringo es peronista hasta los huesos. Esa clase de militantes no abandona el barco, por más que se encuentre en una situación difícil”, comentó un ministro, viejo compañero de ruta del gobernador.
En la mesa chica del caudillo peronista, otras voces comparten esa idea y juzgan que lo que sí hará el gobernador es salir de “este” peronismo, regenteado por el kirchnerista Frente de Todos. Remarcan que integrará un frente antigrieta por el que viene trabajando junto a varios gobernadores y exgobernadores. Es sencillo listar a los que trabajan en este grupo. Solo hace falta revisar las fotos oficiales de las reuniones en el principal despacho del Centro Cívico. En los últimos tiempos, por allí pasaron, entre otros, el exgobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y el gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, entre otros.
Ayer estuvo la titular del Partido Socialista y diputada nacional por Santa Fe, la rosarina Mónica Fein, y mañana habrá una cumbre en la ciudad de San Francisco: Schiaretti se encontrará con su colega santafesino Omar Perotti, hoy un líbero dentro del justicialismo. Ambos conducen provincias muy parecidas en casi todo, desde el poderío económico hasta la conformación social.
Socias con Entre Ríos en la Región Centro, estas provincias tuvieron un resurgimiento fuerte durante el primer gobierno kirchnerista, pero el entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández se encolumnó con el presidente de aquellos tiempos, Néstor Kirchner, para frenar el proyecto de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, para cobrar regalías por la cosecha de soja, al igual que lo hacen las provincias patagónicas y Mendoza por el petróleo.
Las fechas siempre incomodan.
Córdoba, Santa Fe y eventualmente Entre Ríos hoy están lejos del Frente de Todos y buscan cobijarse en otras coaliciones. Allí Schiaretti actúa como el gran armador y habrá que ver cómo decanta la situación y, de conformarse el nuevo frente, quiénes se presentan a la interna si es que la hay, para seleccionar a los candidatos.
Por lo pronto, el plazo para presentar listas para las Paso de agosto vence el sábado 24 de junio a la medianoche, un día antes de una fecha que se mencionó con alguna fuerza para realizar las elecciones provinciales: 25 de junio.
En el schiarettismo indican que el gobernador quiere utilizar un eventual triunfo del peronismo en la provincia para después exhibirlo como un trofeo en su campaña electoral nacional.
El martes pasado hubo un fuerte operativo motorizado por el llaryorismo para ejercer presión y lograr que la elección provincial se realizara el 7 de mayo, cosa que generó un nuevo problema interno en el PJ. Schiaretti volvió a rechazar la propuesta y mandó a decir una vez más que para eso debe modificar la ley electoral y que esa iniciativa sería votada en soledad por el oficialismo. Y hace pocas semanas desalentó la re-reelección de intendentes por la falta de apoyo del radicalismo. Ante una situación similar, obviamente la respuesta sería la misma.
Para darle un corte a la situación, el ministro de Gobierno y Seguridad, Julián López, negó de manera contundente que el gobernador vaya a anunciar el cronograma electoral en su discurso de apertura de sesiones de la Legislatura Unicameral de Córdoba, previsto para el próximo miércoles a la mañana. “La convocatoria se hará dentro de los plazos vigentes en la legislación que rige en la Provincia de Córdoba”, precisó López para dar por terminada la discusión sobre el punto.
Ahora, todos los caminos conducen a junio, aunque nunca se sabe. En los últimos meses se filtraron varias fechas posibles, pero ninguna fue ratificada.
El del miércoles será el último discurso de la tercera gestión de Schiaretti al frente del Ejecutivo provincial. Y lo aprovechará para resaltar los logros de sus tres años de gestión y para anunciar obras para este período. Un clásico en este tipo de discursos.
Un operador político del intendente de Córdoba y candidato a gobernador, Martín Llaryora, reconoció que este sector prefiere adelantar los comicios. Sin embargo, de inmediato reconoció que quien decide es Schiaretti: “Él tiene la última palabra y nos ajustaremos a eso, como corresponde”, aclaró el vocero.
La ansiedad de los llaryoristas para anticipar los comicios saca de quicio a los habitantes de los principales despachos del Centro Cívico, que ya han dicho una y cien veces que no habrá un adelantamiento.
Es más: en esta meneada discusión por la fecha y tras las afirmaciones del ministro López, vuelve a dar vueltas otra versión que indica que los comicios provinciales podrían postergarse hasta poco antes de las Paso. Pero se trata de un ida y vuelta constante que el peronismo utiliza para profundizar las grietas internas de Juntos por el Cambio. Hoy, los principales referentes de esa coalición, Luis Juez y Rodrigo de Loredo, la tienen difícil. Tal vez sea el peor momento de ambos desde que funcionan en tándem.
