Lo único que le concedo a quienes animan por estos días las agitadas reyertas internas en el radicalismo cordobés, es que han respetado la frase de Leandro N. Alem: “Que se rompa pero que no se doble”. En las discusiones en las redes sociales, los dirigentes han roto las reglas de convivencia, han roto los códigos entre correligionarios y han roto los pactos de silencio. Y no mostraron ningún doblez en la obstinación de imponer su postura ante sus oponentes, al punto que la convocatoria a elecciones entró en el plano de la judicialización, que traducido en palabras llanas quiere decir que no se sabe cuándo se harán, cómo se harán ni quiénes estarán autorizados a participar.
En vez de incompatibilidades ideológicas o diferencias en cuanto al proyecto político, lo que pareciera separar a los aspirantes a conducir la UCR local son las partidas clandestinas de póker, las caravanas nocturnas y otras cuestiones al estilo de las que ventilan los panelistas de programas de chimentos en la TV. Pero Rodrigo de Loredo habría sobrepasado todos los límites cuando tildó a Ramón Mestre y a Mario Negri de “kirchneristas”. “Que nos traten de corruptos y de tilingos vaya y pase. Pero con eso a Rodrigo se le fue la mano. Lo va a tener que probar en la justicia”, me dijo un referente de Convergencia.
El tironeo que sacude a la vieja Casa Radical se asemeja a una discusión entre Doña Florinda y Don Ramón si lo comparamos con el escándalo de los vacunatorios paralelos, que primero afectó al Gobierno nacional y que luego tuvo más ramificaciones que el universo de Marvel. En los grupos de WhatsApp circulaban listas de supuestos vacunados de privilegio, donde figuraban Gold Silver, el Coronel Cañones y el plantel completo de River Plate, en su carácter de ‘millonarios’. También trascendió el caso de la tortuga Manuelita, quien para justificar la dosis de Sputnik que le fue aplicada alegó algo tan absurdo como un viaje a París en globo aerostático.
Desde la oposición aseguran que, para encontrar a los responsables y sus cómplices, llegarán hasta las últimas consecuencias en la investigación del ‘vacunagate’. “Si es necesario hablaremos con Putin y para eso estamos tomando lecciones aceleradas de idioma ruso”, me contó un asesor del bloque de Juntos por el Cambio en Diputados, mientras practicaba escribir al revés la palabra ‘perestroika’. El oficialismo respondió con denuncias contra Horacio Rodríguez Larreta, ante promociones de prepagas porteñas que ofrecían pinchazos liberados para sus clientes. Todavía no se comprobó que el jefe de Gobierno esté implicado en eso, como tampoco se confirmó que, para proteger del virus a Puerto Madero, se vaya a construir allí una cúpula de vidrio como la de Springfield en la película de los Simpson.
En Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti descartó la posibilidad de dar marcha atrás con las clases presenciales y habilitó los transportes escolares para que trasladen a los estudiantes con el ciento por ciento de su capacidad. Nada se ha dicho hasta el momento sobre cómo harán los transportistas para mantener el distanciamiento en los vehículos, pero desde ya carecen de asidero las versiones malintencionadas que mencionan un probable uso de gas mostaza, pistolas táser y chipotes chillones para disuadir a los niños más revoltosos, cuando se resistan a permanecer en los asientos con el barbijo puesto.
Los colectivos urbanos, en tanto, se pondrán a tono con el inicio del ciclo lectivo y mejorarán sus frecuencias. Quizás ahora pueda retornar a su casa el portero de un colegio de barrio Residencial Maluma, quien quedó varado en la escuela en marzo del año pasado, cuando se decretó la cuarentena y el bondi que lo llevaba de regreso dejó de pasar por tiempo indefinido. Allegados a este trabajador señalan que una vez, allá por el mes de enero, el hombre divisó un ómnibus a lo lejos y corrió hasta poder subirse, pero no sabía que el boleto había aumentado y debió descender porque no le alcanzaba el saldo de su tarjeta para pagar el pasaje. Durante estos meses, transcribió su historia en un guion de cine, confiado en que llegue a manos de Tom Hanks.
