El mercado laboral argentino está atravesando un momento bisagra, reflejando no solo el impacto de la recesión, sino también indicios de un cambio de régimen. Este cambio se manifiesta en la transformación del rol que históricamente ha tenido el sector público y las actividades con baja competitividad, mientras que los sectores emergentes, aunque aún concentrados territorialmente, comienzan a ganar terreno.
Durante los primeros cinco meses del año, el empleo registrado mostró un deterioro preocupante, con la pérdida de aproximadamente 115.000 puestos formales, afectando principalmente a los asalariados, con repercusiones directas en los ingresos de las familias y en el consumo.
Al desglosar las modalidades de empleo registrado, en lo que va del año, se observa un incremento del 4% en el número de trabajadores independientes: los autónomos, especialmente responsables inscriptos, añadieron 32.116 nuevos empleos, y los monotributistas, régimen simplificado para pequeños contribuyentes, sumaron 56.621 nuevos trabajadores. Cabe destacar, que en un contexto de alta inflación, muchos monotributistas no tuvieron otra opción que pasar a ser autónomos, fenómeno que comenzó a revertirse con la actualización de los topes que entraron en vigencia a partir del 1 de agosto, tras la aprobación de la Ley Bases y el denominado Paquete Fiscal. No obstante, el monotributo social experimentó una caída del 5,4%, con 33.872 registros menos. Este régimen permitía a sus beneficiarios acceder a programas sociales como Potenciar Trabajo, la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar.
Por otro lado, el empleo en relación de dependencia evidenció una disminución tanto en el sector público como en el privado. El empleo público cayó un 1,3% (44.647 puestos), mientras que el sector privado sufrió una contracción del 1,8%, perdiendo 111.635 puestos formales. Esta tendencia subraya la importancia estratégica de modernizar las instituciones laborales, dado que en el sector privado continúa creciendo el empleo por cuenta propia, muchas veces simulando relaciones asalariadas. Además, el estancamiento del empleo público, especialmente en provincias con alta prevalencia de este tipo de inserción, es otra señal del cambio de régimen que está comenzando a tomar forma.
Córdoba: el sueño de la casa propia requiere 107 meses de un salario promedio
La variación del empleo privado formal por provincia entre mayo de 2023 y mayo de 2024 revela fuertes disparidades regionales. Aunque la mayoría de las provincias han experimentado retrocesos, algunas, como Neuquén y Salta, han registrado un crecimiento en la generación de empleo, con incrementos del 3,4% y 2,4% respectivamente. Estos resultados reflejan el potencial económico de estas provincias, impulsado por la diversificación de sus matrices productivas, la atracción de inversiones y el fortalecimiento de políticas públicas han contribuido a dinamizar el mercado laboral en dichas regiones.
No obstante, otras provincias, como Formosa, Tierra del Fuego, La Rioja y Santiago del Estero, han visto disminuciones significativas en el empleo formal generado por el sector privado, lo que resalta la necesidad de políticas más efectivas que impulsen el crecimiento económico y la creación de empleo genuino.
En definitiva, las provincias que han logrado un crecimiento en el empleo privado formal están en una mejor posición para enfrentar los desafíos económicos que se avecinan. Para Argentina, la clave está en fortalecer la diversificación económica y fomentar inversiones en sectores estratégicos que ofrezcan estabilidad y crecimiento a largo plazo. Es esencial también que las políticas públicas se enfoquen en la modernización de las instituciones laborales y en la capacitación y reconversión de la fuerza laboral, ajustando los programas de incentivo al empleo a las realidades de cada región. Solo con un enfoque integral y adaptado se podrá revertir la tendencia negativa y construir una economía más robusta y equitativa.
*Investigadora responsable Área de Empleo y Política Social, Fundación Mediterránea