“Siciliano, abrí la ventana y escuchá”, gritaba Rubén Daniele, Secretario General del Sindicato de Empleados Municipales (SUOEM), al Secretario de Gobierno de la Municipalidad el pasado jueves, a través de un megáfono, en el marco de la asamblea general que mantenía Daniele con los afiliados al Suoem, que eran varios miles.
En realidad, ni hubiera hecho falta que Daniele utilizara el megáfono porque la asamblea, en las escalinatas del Paseo Sobremonte en la esquina de Cañada y 27 de Abril, se desarrollaba a muy pocos metros del despacho del propio Siciliano, que efectivamente parece haberlo escuchado, aunque en rigor de verdad ambos representantes -uno de los trabajadores y otro de los vecinos de la ciudad-, venían dialogando desde hacía bastante en el marco de la mesa de negociación salarial entre la Municipalidad y el gremio.
Sin embargo, quien también parece haber escuchado, y observado, junto a los miles de cordobeses que vienen sufriendo la protesta del sindicato durante las últimas semanas, fue el ministro de Trabajo de la provincia, Omar Sereno, quién esta vez decidió convocar a las partes, básicamente con el objetivo de garantizar la paz social.
De esta manera, y por primera vez en mucho tiempo, se enfrentan dos pesos pesados: Daniele, el veterano dirigente gremial de los mil conflictos y Siciliano, el Secretario del intendente Martín Llaryora a quien le toca defender los intereses de una gestión que ha demostrado mucho celo a la hora de la administración de los fondos públicos. Un enfrentamiento de dos posiciones que deberán encontrar una síntesis entre lo mejor para los trabajadores y lo más adecuado para la administración de una ciudad.
“Factores externos”.
Sin embargo, en este caso aparecen algunos factores externos a la negociación salarial propiamente dicha. “Hay inquietud en las bases”, le dijo a PERFIL CÓRDOBA una fuente gremial para graficar que el Secretario general del gremio de los municipales está preocupado porque sus dirigidos, por primera vez, están dudando de los métodos de sus reclamos, que hasta un tiempo atrás nadie ponía en duda y hasta lo tomaban como habitual, inclusive como parte del folclore de las protestas gremiales, pero que sin embargo hoy toda la sociedad repudia y no solo eso: se los hace saber. Y los trabajadores se lo trasladan a su conductor.
Tampoco para la conducción de la Municipalidad de Córdoba es una negociación más, ya que necesita dejar sentado que, tal como ha dicho en reiteradas oportunidades Siciliano, “esta gestión no está dispuesta a destinar la mayoría de su presupuesto en pagar salarios y no poder realizar obras públicas”. Todo eso está en juego y depende, en buena medida, de los resultados que Siciliano logre en la discusión con el gremio.
A pesar de que las partes acordaron no dejar trascender en qué punto se encuentran las negociaciones luego de la primera audiencia celebrada el pasado jueves en el Ministerio de Trabajo, algunas señales muestran que al menos en esta primera instancia la Municipalidad de Córdoba logró el primero de los cometidos: el principal reclamo de los vecinos de Córdoba, la paz social y el cese de las manifestaciones callejeras que sumía a la ciudad en un caos insoportable que a los municipales parecía no importarles. En el marco del diálogo las medidas de protestas quedaron suspendidas hasta tanto se extienda esta instancia, lo mismo que en otros tiempos se denominaba formalmente “conciliación obligatoria”.
Otro dato para destacar es que el gremio esta vez no presentó ningún cronograma de protestas ni acciones en ese sentido -como vigilias o estados de asamblea permanente, herramientas que suelen aplicarse en estos casos-. Por el contrario, el sindicato ha convocado a una reunión del cuerpo de delegados para el martes a las 16, una instancia que habitualmente se utiliza para adoptar medidas definitorias, como por ejemplo el final de una protesta. Sin embargo, habituales conocedores de la realidad del gremio indican que esta convocatoria también puede tener relación con la “inquietud de las bases” de la que se habló anteriormente y la necesidad de estar informados de lo que está pasando en torno a la ardua negociación salarial.
En síntesis: más allá de los gritos de Daniele, los tiempos han cambiado. Los cordobeses ya no toleran de manera pasiva protestas salvajes que les cambie la vida cotidiana y por esta razón las medidas de fuerza deberán, más temprano que tarde, readaptarse. Ahora todo depende de lo que ocurra esta semana, donde Siciliano, al frente del equipo político de la Municipalidad, deberá encontrar la manera de llegar a un acuerdo con el gremio para que los trabajadores reciban su salario actualizado, la ciudad pueda seguir con las obras y los cordobeses continúen en paz social.