A partir del testimonio de una mujer que denunció la desaparición de su hija, se desprende una nueva modalidad delictiva conocida como trata “blanda” o “exprés”. La identidad de la víctima no será revelada por protección a ella y su familia. El hecho ocurrió el año pasado: la joven salió de su casa –ubicada en el margen norte del Río Suquía– el día sábado y volvió a aparecer el martes siguiente a la madrugada.
PERFIL Córdoba habló con la madre de la joven, quien confirmó los hechos y explicó por qué no volvió a recurrir ni a la Justicia ni a la policía. “Los hombres que se llevaron a mi hija son del mismo barrio que nosotros. Son gente pobre como uno. Cuando fui a hacer la denuncia me dijeron que tenía que esperar 48 horas. Recién a los tres días me la tomaron. Me preguntaban si estaba segura de que había desaparecido. Es que como una es la culpable. La Justicia no existe para los pobres. Pedimos ayuda y nadie da respuestas”, precisa.
Por su parte, Silvia Quevedo, referente de la organización Barrios de Pie -con amplia trayectoria en problemáticas sociales- acompañó a la familia de la víctima y estuvo con ella horas después de que apareciera nuevamente en su casa a la que llegó caminando sola. Recuerda que mientras conversaban ella observaba todo el tiempo hacia la calle. La joven no quería hablar. “Mientras la miraba a los ojos ella estaba atenta a la ventana, como si alguien fuera a venir. La chica estaba enojada porque la madre había denunciado y no quería saber nada con la policía. Nunca había visto que alguien tuviera tanto miedo y eso que milito desde los 15 años”, asegura Quevedo.
La familia de la víctima solo hizo la denuncia cuando desapareció. Para Quevedo, no hay precedentes porque nadie se anima a hablar y no denuncian porque después no tienen garantías. “Es el nuevo modo de operar de las redes delictivas. Ya no necesitan desaparecer a las mujeres sino ocuparlas temporalmente. Siempre se involucra a una mujer pobre, que tiene un retraso madurativo o problemas de adicción, o que proviene de alguna familia vinculada con el narcotráfico. Buscan a esas mujeres por su vulnerabilidad. Ahí aparece lo perverso. Tiene que ver con la pobreza y con el avance de las redes delictivas en los barrios que no solamente está cooptando jóvenes sino que utilizan a las mujeres precisamente como un objeto sexual: trata, básicamente. Sabemos que hubo otros casos en el barrio”, describe Quevedo.
Las mujeres, además, mientras permanecen desaparecidas temporalmente, serían víctimas de abuso o explotación sexual, por eso se trataría de casos de trata exprés. Siguiendo a Quevedo, “antes secuestraban a los hijos de los narcotraficantes como método de extorsión. Ahora lo distinto es la utilización de las mujeres como una forma de extorsión hacia la familia”. Explica que parte del problema es que las familias comienzan a naturalizar las desapariciones temporales y luego las jóvenes vuelven a sus hogares sin poder denunciar por la fuerte presencia de las redes delictivas en sus barrios.
Los casos suceden en zonas que, ante la ausencia del Estado, no gozan de servicios públicos, alumbrado, ni mantenimiento. “Lo que ocurre va acompañado del deterioro social. El otro día escuchaba a Juan Carlos Massei -Ministro de Seguridad de la Provincia con respecto a los hechos de violencia que ocurrieron en Córdoba. Decía que el problema es la droga. Lo que pasa es que ahí donde el Estado dejó de tener presencia hoy se legitima un actor social que da respuestas en el barrio: las redes delictivas. Son los tipos que no solo manejan las drogas sino también tienen un control sobre todo el territorio. También tienen que ver con esta nueva forma de trata e incluso con las armas”, afirma la referente barrial.
El avance del narcotráfico. Dos datos son claves para comprender cómo el avance del narcotráfico copta a los más jóvenes debido a las carencias que sufren, además las mujeres enfrentan la maternidad a edades cada vez más tempranas. Hay 900 mil jóvenes que encuadran en la categoría "Ni-Ni", no estudian, no trabajan ni buscan empleo, de acuerdo con el Informe de Coyuntura presentado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) y 65,6 nacimientos por cada mil mujeres son protagonizados por adolescentes que tienen entre 15 y 19 años, de acuerdo con el último informe de Amnistía Internacional.
A esos jóvenes las redes delictivas les dan una respuesta. Contratan a los chicos que están sin trabajo y a las mujeres les proponen vender droga en sus hogares. Silvia Quevedo cuenta que construyen salones para que los vecinos puedan usarlos para hacer fiestas de 15, arreglan las plazas del barrio, u ofrecen regalos para los festejos del Día del Niño.
“Nunca aceptamos nada pero hay que convivir con ellos porque no podés enfrentarlos. La única alternativa que existe en el barrio para poder sobrevivir es ser parte de la banda que controla el territorio. Los narcos se legitiman socialmente. Y el Estado tiene completo conocimiento sobre lo que sucede. Las madres llegan desesperadas a anotar a sus hijos en las cooperativas de trabajo porque no quieren que vendan drogas”, asegura Quevedo.
Ya se registraron casos en Bajo Flores, en Ciudad de Buenos Aires
En Buenos Aires también se detectaron casos similares. “Las desapariciones no siempre son definitivas. En la mayoría de los casos son temporales, operando como trata ‘blanda’ o primeros círculos de captación que finalizan en situaciones de explotación sexual cotidiana y perpetua”, explica Celeste Mac Dougall, integrante de la Red de docentes, familias y organizaciones del barrio Bajo Flores.
Desde el 2015 denuncian la repetición de esta modalidad delictiva en la zona. La diferencia es que las víctimas son niñas de entre 10 y 15 años, que viven en la Villa 1-11-14. En este caso, todo inicia a partir de acosos y abusos a través de Facebook a alumnas de diferentes escuelas. Ayudaron entre 20 y 30 niñas que desaparecían temporalmente. Como están en edad de escolarización, las escuelas también están involucradas. Celeste Mac Dougall es una de las docentes. “La Red se arma cuando las docentes de una escuela se enteran de un caso que afecta a una de sus alumnas y se empiezan a organizar para visibilizar la situación que ocurría hace rato”, dijo a PERFIL Córdoba.
No cree que en Córdoba haya un sólo caso. De acuerdo con estudios realizados por la Red el punto en común es que ocurre en zonas donde el poder lo ejercen las redes de narcotráfico y trata, “que operan como poder paralelo al Estado y con connivencia también”. Explican que no sólo se apropian del territorio sino también controlan los vínculos y el movimiento de las personas que viven allí.