El mundo asiste expectante ante el que puede ser el mayor conflicto bélico entre dos naciones desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. A pocos días de iniciada la avanzada rusa sobre territorio ucraniano aún se espera información para tener alguna certeza sobre el alcance, profundidad y dimensión del ataque. Pero a diferencia de los conflictos anteriores y con un mundo híper globalizado que es testigo de la guerra en tiempo real los impactos en el resto de los países serán más fuertes y llegarán con mayor celeridad.
Los miles de kilómetros que nos separan de Ucrania y Rusia se achican cuando comienzan a verse los primeros impactos de la guerra. Para trazar los posibles escenarios que la guerra genera para la economía argentina PERFIL CORDOBA dialogó con Luis Argüero, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano.
Argüero recordó que “sólo el 1% de las exportaciones argentinas tiene como destino Rusia, y hay pocas inversiones rusas en el país. No habrá un impacto fuerte si se impone algún tipo de sanción en el comercio de mercancías o a empresas de origen ruso”. No obstante, planteó algunos aspectos que podrían afectar positivamente a la economía doméstico y otros en sentido adverso.
“Creo que vamos a un escenario de claroscuros. Entre lo que podemos pensar como un impacto positivo puede estar el incremento de los precios de las commodities puntualmente de los alimenticios, tanto por el efecto de conflicto que hace subir la valoración de los alimentos como por el rol que tienen Rusia y Ucrania como productores de alimentos. Va a depender de las temporadas afectadas. Pero en el corto plazo la soja. Y luego el trigo también podría mostrar un impacto positivo”.
“También vale decir que en el largo plazo podría haber alguna ventaja para Argentina porque entre las sanciones que se busca imponer a Rusia tiene que ver la estructura económica de Rusia como exportador de gas a Europa. La UE puede generar políticas para perjudicar a Rusia y pueden venir por el lado de la energía. Eso va a implicar proveedores alternativos. EE.UU. puede ser una opción y en el largo plazo Argentina puede tener un rol por el potencial de Vaca Muerta. Va a llevar muchos años, requiere mucha inversión, pero es un escenario”, señaló.
-¿Qué impactos negativos pueden llegar?
-En el corto plazo, tenemos un aumento del costo de la energía, pero no se sabe en qué punto. Está todo muy volátil. Estamos a algunos meses de empezar a quemar mucho gas para producir electricidad y ese gas ha subido mucho de precio en el último año. Un conflicto en escalada puede llevar a un aumento aún mayor del precio.
Y por otro lado, recuerdo que Cavallo fue a mitad del 2001 a renegociar deuda y buscar apoyo financiero a los EE.UU. Pero después del 9/11 cambiaron las prioridades en EE.UU. y las percepciones de los organismos multilaterales. El foco se fue a Medio Oriente, a Afganistán, lejos de nosotros. Hoy mismo, nosotros de lo único que hablamos es de Ucrania. Ellos están ahora concentrados en esto, poco interés pueden tener en resolver problemas vinculados a Latinoamérica y a las urgencias que pueda tener Argentina. Esto puede ser negativo. Hay que ver como evoluciona todo, si se mantiene el nivel de tensión, si escala o no. Nosotros tenemos un reloj corriendo, el 22 de marzo tenemos pagos al FMI y tenemos que tomar definiciones que no se lograron tomar en dos años.
-¿El conflicto puede ralentizar el acuerdo con el FMI?
-Puede sacar el foco que tienen los países involucrados en evitar una crisis en Argentina. Por otro lado, también puede desestabilizar los números que puede presentar Argentina. Por ejemplo los referidos a los subsidios económicos. Si el costo de la energía aumenta, el gasto aumenta, con lo cual el desmonte de los subsidios no va a ser tan grande como se pensaba e incluso puede haber necesidad de mayores aumentos. Eso va a complicar las diferentes etapas de revisión que tenga Argentina en el acuerdo con el FMI y puede llevar a cuestiones más complejas.
En esa línea remarcó que “las etapas de revisión implican determinados compromisos que hay que cumplir con decisiones que hasta ahora no se han tomado. En el año ya hay 10% de inflación y las tarifas no se movieron, ese atraso se pone cada vez más complejo”.
-También habría que pensar en la gira del presidente buscando apoyo económico e inversiones rusas que no se darán en este contexto.
-Argentina esta apremiada por el tema FMI y el gobierno está empeñado en buscar una alternativa para no hacer lo que finalmente tiene que hacer, ajustar su economía, bajar los subsidios y empezar a arreglar su macro. Si no lo hace es difícil encontrar una bala de plata que lo pueda salvar de hacer eso y esta vez no hay un contexto pandémico para culpar.