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CóRDOBA
SILVANA LOVAY

Una cordobesa integra por primera vez el Consejo Internacional de Museos

La especialista en educación en museos asumió en la 25° Conferencia General realizada en Kyoto como coordinadora para Latinoamérica y el Caribe.Trabaja en este ámbito hace 30 años.

Silvana Lovay
PROPUESTA. La cordobesa propuso a nuestro país para el próximo Encuentro Internacional del Comité de Educación y Acción Cultural, en 2021. | Fino Pizarro


Silvana Lovay trabaja en el ámbito museológico desde hace más de 30 años. Oriunda de Alta Gracia, es doctora en Ciencias de la Educación y fue becaria del Ministerio de Cultura de España, donde trabajó en el nuevo discurso museológico del Museo del Greco.

También trabajó en el Museo Thyssen Bornemisza (España), donde realizó un curso para profesores sobre ‘La pintura como documento histórico’. En la actualidad es directora de la Diplomatura Universitaria en Educación en Museos de la Universidad Abierta Interamericana y recientemente fue elegida para integrar el Consejo Internacional de Museos (Icom) como coordinadora regional por América Latina y el Caribe, del Comité de Educación y Acción Cultural (Ceca).

En su cargo participará en las decisiones sobre la nueva definición de museo, que lleva adelante esta organización que, con sede en París y estrecha relación con la Unesco, reúne a unos 35.000 miembros de 136 países del mundo.

“Dentro del consejo hay 31 comités y yo pertenezco a Ceca, integrado por 12 mujeres. Este comité está presidido por una mujer francesa y yo coordino América Latina y el Caribe, siendo la primera cordobesa en el puesto”, señala Lovay, agregando la importancia de las mujeres ocupando lugares que antes les estaban vedados.

Lovay pisó un museo por primera vez a los 20 años y pasó por todas sus áreas; allí transcurrió su vida: se casó, tuvo hijos, estudió y se formó. Hoy enfrenta un nuevo rol donde asume la tarea de generar espacios de debate, de encuentro y reflexión: “Las personas piensan que el museo es para una elite, algo inalcanzable. Y eso es lo que tenemos que romper, porque está instalada esta idea del no tocar, de lo prohibido y hoy los museos van por otro camino”, explica.

En efecto, es del Consejo Internacional que integra desde donde salen las distintas políticas museológicas: “Personalmente adscribo a la Museología Social, donde el museo ya no tiene la exclusividad del saber sino que esos saberes tienen significado y valor en tanto y en cuanto se construya con el otro. Y ese otro es nuestra comunidad”, sostiene.

—¿Cómo se implementa en la práctica este concepto de Museología Social?
—Los museos latinoamericanos se están convirtiendo en referentes de este cambio de paradigma. En Brasil, por ejemplo, hay trabajadores de museología social que trabajan con las favelas; el museo va a la comunidad, no se queda a puertas cerradas. En museos de arte, por ejemplo, donde la distancia siempre va a existir, se buscan alternativas, como la elaboración de réplicas que sí puedan tocarse. Cuando estuve en Kyoto visité un museo muy pequeño que me atrapó enormemente porque trabajaba dos cosas muy importantes: los sentidos y las emociones. Había una sala destinada a diferentes aromas y otra donde lo emotivo actuaba en la memoria a través de un relato que yo misma fui viviendo. No estamos diciendo que el objeto museológico hoy no tiene importancia, pero la importancia también se le da al sujeto social porque ambos, en diálogo, son los que activan la memoria.
Cuando entré a trabajar al Museo de la Estancia Jesuítica en Alta Gracia hubo un solo lugar que me impactó: la antigua cocina que hizo construir Liniers porque en ese momento -hoy no está permitido por la conservación- se ponían frutas y plantas aromáticas. Entré ahí y sentí que era la cocina de mis nonos. Pude unir el objeto con mis emociones.

—¿En los museos de arte esto es difícil o imposible?
—No es imposible. Por supuesto que en los museos europeos si no está la soguita está la banda magnética o el guardia: el cuadro no se toca y no se va a tocar. Pero podemos buscar alternativas. Cuando estuve en Madrid preparé un curso en el Museo Thyssen Bornemisza dándoles herramientas alternativas a profesores que traían alumnos para trabajar con determinadas obras: cómo mirar un cuadro, cómo trabajar los personajes, los colores, lo que pensó el pintor. Eso también es una vía de participación social.

—¿Cómo ves esta práctica en los museos de Córdoba?
Creo que tanto Argentina como Córdoba están siendo promotores de cambios en muchos sentidos y tiene que ver con esta museología social que te cuento. Hay un movimiento de educadores de museos levantando la voz y llevando adelante nuevos programas en los museos en Córdoba. Pero a veces es una tarea un poco invisibilizada. 


La nueva definición de museo se hace esperar

“Haber asumido el cargo en esta asamblea fue muy importante porque se debatía la nueva definición de museo, que finalmente no salió. Se decidió aplazarla porque no incluía algo muy importante: el concepto de Educación”, señala Silvana Lovay.

Si bien la nueva definición de Museo ha incorporado términos como Comunidad, Ciudadanía, Territorio y cuestiones vinculadas a la Justicia Social, que son conceptos claves dentro de la museología social, los equipos de trabajo tendrán un año más para elaborar una nueva definición, más inclusiva. 

“Yo voy a trabajar con museos de América Latina y el Caribe para que elaboren estos conceptos y así poder sumarlos a la nueva definición que se votará en la próxima asamblea, en 2022”.-