Verano en Puerto Madryn: elefantes y lobos marinos, pingüinos, estrellas y el mar como protagonistas
Cuando las ballenas Francas Australes se encuentran en retirada, Puerto Madryn propone compartir otras visiones no exentas de la grandiosidad de esos enormes cetáceos. En una serie de áreas naturales protegidas, toman la posta los elefantes y lobos marinos, los pingüinos, delfines y orcas. Las propuestas del verano.
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CEDOC PERFIL
Juan Erramouspe
Puerto Madryn es sinónimo de ballenas Francas Australes, esos enormes cetáceos (las hembras pueden medir hasta 17m y los machos 15m) que todos los años llegan a estas costas para parir sus crías y alimentarlas y aparearse, reanudando el ciclo vital. La temporada de avistaje va desde junio a diciembre y alrededor de 600 ejemplares llegan a la Península Valdés.
Viajar a Puerto Madryn en diciembre implica que es más difícil –pero no imposible– poder ver algunas nadando, saltando fuera del agua o mostrando sus típicas colas negras. Pero esa región costera de Chubut tiene otros atractivos para el verano.
Pingüinos. En un programa de tres noches, por ejemplo, se puede ir a conocer el hábitat del segundo gran protagonista: el pingüino de Magallanes. La mayor reserva continental está en el Área Natural Protegida Punta Tombo, donde un reciente censo estableció en 200.000 los nidos con una población de 400.000 ejemplares. Se llega por la ruta nacional Nº 3, a 170 km de Puerto Madryn.
Como es un área protegida, hay un horario de visita de 8 a 20 (con el último ingreso a las 18) y una serie de reglas a respetar. Hay senderos marcados con piedras por los cuales se puede recorrer la reserva y permiten ver con cercanía los nidos y a los pingüinos, pero está prohibido tratar de tocarlos y si uno va caminando y ve que algunos de ellos están por cruzar el sendero, hay que detenerse y cederles el paso.
En esta época han nacido ya muchos polluelos, por lo que en los nidos podrán observarse a los machos alimentando a los pichones o empollando algunos huevos. Auxiliares de campo acompañan la visita para evacuar cualquier duda. El ingreso al área protegida tiene un costo de $ 2.200 para adultos argentinos y de $ 1.200 para menores (6 a 11 años) y jubilados. Por el ingreso de vehículo la tarifa es de $ 700 para un auto de hasta cinco pasajeros.
Elefantes y lobos marinos. En un programa de día completo se puede realizar una visita al Área Natural Protegida Península Valdés, un recorrido de 400 km en total, durante los cuales es posible observar elefantes marinos, lobos marinos, orcas y pingüinos, además de tropillas de guanacos que cada tanto cruzan la ruta.
El raid comienza por Puerto Pirámides –a 100 km de Madryn–, la villa turística balnearia de Península Valdés, un vistoso pueblito costero de 500 habitantes donde se concentra la principal actividad náutica: el avistaje embarcado de ballenas (en temporada).
La próxima etapa pasa por Caleta Valdés, con el típico paisaje costero y una importante colonia de elefantes marinos del sur. Hay servicios de gastronomía, baños públicos y guardafaunas. Hacia el norte, en Punta Cantor, de septiembre a marzo se puede visitar una pingüinera. Con una gran colonia de reproducción de lobos marinos y elefantes marinos, en Punta Norte, de octubre a abril, también se pueden observar orcas. El lugar cuenta con baños públicos y guardafauna. Este circuito puede también incluir el área ya mencionada de Punta Tombo, con la mayor pingüinera continental de los pingüinos de Magallanes.
Hay otras dos áreas naturales protegidas cercanas, a las cuales se puede acceder en forma libre y gratuita: Punta Loma y El Doradillo. En la primera, a 17 km de Madryn, hay un mirador sobre el acantilado con vista al Golfo Nuevo donde se pueden observar un apostadero de lobos marinos y una colonia de cormoranes. Se puede visitar durante todo el año teniendo en cuenta los horarios de bajamar y es posible recorrer las distintas playas del golfo: del Pozo, Paraná, Punta Este y Kaiser.
En El Doradillo en tanto, hay una zona costera de 14 km y su atractivo principal es el avistaje costero de la ballena Franca Austral, que se congrega allí cada año entre junio a octubre para reproducirse y amamantar sus crías.
Otra actividad dentro de un programa breve, es la posibilidad de navegar en velero de 9 metros de eslora por las aguas del golfo frente a la costa de Puerto Madryn con una magnífica vista del skyline de la ciudad y la ‘película’ que te cuentan los genios de Dani y Carlita. Madryn a Vela: ingreso al muelle Luis Piedrabuena, box 6, los mayores $ 48.000 con un máximo de 6 pasajeros. @madrynavela
Astroturismo. Una actividad altamente recomendable, que puede ser realizada cualquier noche dependiendo siempre de las condiciones climatológicas. Nosotros lo hicimos un lunes, noche cerrada y oscuridad total. El cielo con la vía láctea a pleno y millones de estrellas.
Un breve viaje de Madryn hasta la estancia San Guillermo; mientras esperábamos que la noche ganara absolutamente el lugar, una visita al galpón de esquila: cómo, cuándo, cuánta lana por cada oveja y todos los tips de esa actividad tan común en nuestra Patagonia.
Y después, el show de las estrellas. De la mano de Nani (de Patagonia Sky), fuimos conociendo cuál es la más grande; la más brillante; la más cercana; dónde y cómo nacen; las constelaciones, y mucho más, explicado con pasión. Y la Cruz del Sur, que para nosotros es una cruz pero para los tehuelches nativos no lo era, sino el rastro de un animal típico de esta geografía, el choique o ñandú de Darwin. Luego, una ronda alrededor del fogón para escuchar más historias y los sonidos de la naturaleza que nos rodea (@patagoniasky).
Otras propuestas son kayak, buceo, mountain bike. Para saber más hay que venir a Puerto Madryn en verano, las alternativas son muchas.
