Los policías de Delitos Económicos, bajo la jefatura de Mercado, tenían relación con el Banco Julio. No era una relación nueva, venía desde que José Marcelo Saggio –retirado en 2022– era jefe de seguridad de la entidad y también de los propietarios de la entidad.
Los únicos que hacían adicionales era la gente de Alejandro Mercado. En los intercambios de mensajes telefónicos -del expediente donde el fiscal Enrique Gavier investiga al exsubjefe de la Policía- aparece el nombre de Fernando Jalil. No es directivo pero integra la familia propietaria del banco. No está claro si los policías también intervenían en cuevas financieras instaladas en los alrededores de la entidad.
Hay comunicaciones donde se ofrece, por sus contactos con el gabinete de Martín Llaryora, a interceder para que designen a Mercado subjefe de la Policía. En efecto, asumió el cargo el 15 de diciembre del 2023. Fue detenido nueve meses después.
Jalil tenía esa actitud porque era agradecido con Mercado. Años atrás, un tal Kike Ciccone que organizaba partidas de juego clandestino en el country Los Mimbres, le había pagado con cheques falsos. Jalil le pidió que lo investigara y así lo hizo.
Extorsiones. Pero, al parecer, también hubo aprietes. Mientras se investigaba en 2022 a la banda de Omar Roberto Peralta, alias ‘Toto’, David Alejandro Kassis y Juan Pablo Ripoll, que defraudó a Tarjeta Naranja con plásticos falsos, Toto, sufrió una extorsión por parte de Saggio. Le pidió 1.500 dólares para garantizarle impunidad.
Se comprobó también que Mercado y Martinelli protegían a miembros de la comunidad gitana –Los Traico– condenados por estafar a ancianos. Los policías que debían investigar, filtraban información y hacían pésimos procedimientos para que no se encontrara a los responsables.
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El escandaloso caso del asalto en Cofico. El 26 de diciembre del 2016, en la casa de Teresa Panetta, había una reunión social de fin de año con políticos, jueces y altos funcionarios. Sufrieron un asalto. Quien comenzó la investigación como jefe de Investigaciones Criminales fue el comisario Calixto Luna. El por entonces ministro de Justicia, Luis Angulo, y el secretario de Seguridad Diego Hak, le pidieron profundizar la investigación para esclarecer el hecho por la enorme repercusión pública. El fiscal a cargo de la pesquisa era Raúl Garzón.
A los dos días de esa reunión, el jefe de policía Gustavo Vélez, pasó a retiro a Luna y lo reemplazó por Alejandro Mercado. A esa altura había un grupo de detenidos pero Luna tenía fuertes sospechas de que no eran los asaltantes. Se lo dijo a Garzón, pero al ser relevado, Mercado no modificó el curso de aquella investigación que resultó fallida. Así se congració con el fiscal.
En el juicio todos fueron absueltos y el asalto quedó impune.
Esta hipótesis la reconstruyó Gavier con testimonios y expedientes.
Los testimonios vertidos en la Fiscalía también revelan los nudos de las internas policiales. Un ejemplo es Rodolfo González, quien reimpulsó la denuncia anónima ya relatada.
Le “armaron” una causa judicial por peculado, por conducir un vehículo oficial, ocasión en la que rozó a un ciclista. Fue imputado y detenido por orden del exfiscal de Carlos Paz, Gustavo Marchetti, y se resolvió la baja de la fuerza. Años después González fue juzgado y absuelto “por inexistencia de delito”. A esa altura ya no estaba en la Policía.
Como él, otros oficiales declararon que al oponerse al manejo espurio de Mercado, les dieron la baja con enormes perjuicios económicos.
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Sin embargo, Mercado cultivó una amistad cercana con Gustavo Folli –actualmente detenido por la causa de corrupción en Bomberos– quien, posiblemente, fue un superior aliado que lo protegió en momentos adversos, lo mandó al interior hasta que lo “repatrió” a Capital reemplazando a Luna en Investigaciones Criminales.
Desde allí se catapultó a la Plana Mayor. Hay una escucha telefónica el día antes de la asunción de Mercado a la Subjefatura. Folli lo felicita y le anuncia que no lo irá a ver en el acto porque estarán el ministro Juan Pablo Quinteros, su asesor Miguel Robles, personas que lo miraban con recelo y críticas.
Ambos, casi al mismo tiempo, pasaron del apogeo a la caída y hoy están presos en el mismo Pabellón E del MD2 de la cárcel de Bouwer.