CORONAVIRUS
Crisis del multilateralismo

¿El mundo del G2?

El poder de Estados Unidos y China para lograr nuevos consensos frente a la situación de organismos multilaterales debilitándose

Trump Calls Sinclair `Superior' to CNN as Merger Awaits U.S. Nod
En los últimos días se decretó el fin del financiamiento de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud | Bloomberg

Desde el mismo jardín de la Casa Blanca en el que en 2017 Donald Trump anunció su salida del acuerdo de París, en los últimos días se decretó el fin del financiamiento de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud. Esto no es una casualidad ni una consecuencia directa de la coyuntura propia de la pandemia, sino más bien un síntoma de la época en la que vivimos: La crisis del multilateralismo.

Esto no es nada nuevo. El Brexit, las críticas de Trump a la OTAN y a la Organización de Naciones Unidas, los conflictos intraeuropeos y el escepticismo de Bolsonaro ante Mercosur, forman parte de un mismo proceso.

El cuestionamiento al orden liberal llega principalmente desde  aquellos países que se han dedicado a instalarlo y sostenerlo en los últimos 70 años y trae consigo un profundo rechazo a las élites globalistas, que, encerradas en una suerte de Palacio de Versalles Global, se han alejado de la realidad de los Estados que las componen y financian.

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Pero paradójicamente, los problemas que afectan a los Estados en el siglo XXI, como la crisis climática, la gobernanza de internet o la pandemia de covid-19, requieren coordinación y soluciones globales. ¿Es posible solucionar estos problemas sin multilateralismo?

Los problemas que afectan a los Estados en el siglo XXI, como la crisis climática, la gobernanza de internet o la pandemia de covid-19, requieren coordinación y soluciones globales

Con los organismos multilaterales debilitándose día tras día, avanzamos hacia un mundo donde la coordinación de políticas adquiere un carácter diferente. Mucho de esto se ha visto ya con el rol del G20 tras la crisis económica de 2008.

Pero a diferencia de lo sucedido una década atrás, en 2020, existen dos países cuya colaboración es de vital importancia para alcanzar consensos en un mundo post-covid: Estados Unidos y China tienen el poder y los recursos suficientes como para diseñar nuevos consensos, que serían seguidos por el resto de los miembros del sistema internacional. Y al mismo tiempo no podrían lograrlo sin una profunda coordinación de políticas entre ambos.

Estados Unidos y China tienen el poder y los recursos suficientes como para diseñar nuevos consensos, que serían seguidos por el resto de los miembros del sistema internacional

Ningún otro país, o bloque de países, tiene la influencia necesaria como para cuestionar un consenso logrado por el G2. Ni una Unión Europea fuertemente debilitada por sus problemas internos, ni tampoco una Rusia que vive más del pasado que de las expectativas de futuro.

Esto no quiere decir necesariamente que el mundo post-covid vaya a replicar la bipolaridad de la segunda postguerra. Por el contrario, el mundo que se vislumbra para el futuro es mucho más bilateral, y en él los órdenes regionales adquieran un peso y una dinámica más profunda.

China, por su parte, no tiene aún la intención de asumir los costos que implica el liderazgo internacional. Eso conllevaría, por ejemplo, garantizar la convertibilidad del yuan, haciendo su política monetaria más vulnerable ante situaciones de crisis internacional. Por otro lado, el lugar de Estados Unidos en el mundo está marcado por la incertidumbre. El contexto electoral no ayuda a brindar definiciones claras a largo plazo, y gran parte de lo que podría suceder con su rol internacional está condicionado por el resultado de las elecciones de noviembre. Trump y Biden tienen visiones muy distintas del mundo.

Con el multilateralismo en estado crítico como consecuencia de una enfermedad viral que lo ha sorprendido con las defensas bajas, el G2 parecería ser una posible solución para alcanzar nuevos consensos globales

Con el multilateralismo en estado crítico como consecuencia de una enfermedad viral que lo ha sorprendido con las defensas bajas, el G2 parecería ser una posible solución para alcanzar nuevos consensos globales. Si efectivamente se implementará o no, es una incógnita. Como casi todo en el mundo post-pandemia.