CULTURA
Un llamado a la empatía

“A los fascistas les dan miedo las palabras”: una escritora israelí que resiste escribiendo en medio de la guerra en Gaza

Ayelet Gundar-Goshen aborda el conflicto desde una perspectiva humana en su novela publicada en alemán este verano con el título Ungebetene Gäste (que se traduciría literalmente al español como "Huéspedes no invitados").

hambruna en gaza
Según los expertos de la ONU, más de medio millón de personas en Gaza se enfrentan a condiciones "catastróficas", el nivel más alto de penuria alimentaria en la IPC, caracterizado por la hambruna y la muerte.  | AFP

La autora israelí Ayelet Gundar-Goshen estuvo tentada de dejar la escritura cuando se agudizó el conflicto en Gaza, sintió que perdía sentido todo frente a semejante crueldad. Sin embargo, cuando el gobierno de Israel llamó a boicotear los relatos que hablaran de los palestinos de forma humana, volvió a la carga y avanzó con su novela.

"Para mí, fue un momento en el que pensé: espera, a la derecha, a los fascistas, les dan miedo las palabras. Realmente creen que las palabras pueden cambiar algo. Me dije, bueno, si los fascistas les tienen tanto miedo a las palabras, entonces eso quizás pueda ser también usado como arma. No para escapar de la realidad con palabras, no como evasión, sino justo al contrario. Como una forma de afrontar la realidad", relató al medio DW.

Gundar-Goshen, entonces, volvió sobre su escritura y publicó su novela en alemán este verano con el título Ungebetene Gäste (que se traduciría literalmente al español como "Huéspedes no invitados").

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Ayelet Gundar Goshen 20250919

Según la escritora, que también es psicoterapeuta, la sociedad israelí está atrapada en un funesto sistema de miedo al "otro".

Ayelet Gundar-Goshen no solo es escritora, sino también psicoterapeuta y en su ficción incluye mecanismos ocultos que también descubre en sí misma. Ella tenía a su hijo bebé y trabajaba en su casa un obrero palestino y de repente, las noticias informaron del asesinato de un trabajador palestino a manos de su jefe israelí. "La habitación se llenó de miedo. Se podía oler el miedo", reconoció. "Un minuto después, me di cuenta de que él me tenía tanto miedo como yo a él, porque sabía que yo podía llamar a la policía y decir, oigan, tengo un trabajador aquí y no me siento segura. Vendrían en dos minutos y se lo llevarían".

Creerte víctima te convierte en agresor

"El hecho de que te consideres a ti mismo como una víctima potencial, te prepara para convertirte en un agresor", analizó Gundar-Goshen. Por eso ese peligro constante es complejo de desactivar. "Me pregunto por qué es tan difícil para la gente reconocer el terrible trauma del 7 de octubre, para lo que no hay justificación alguna, para lo que nunca habrá justificación alguna, y, al mismo tiempo, reconocer también el horrible trauma que ahora se inflige a los palestinos, mientras que el trauma para las familias de los rehenes continúa. Es como si uno de los dos lados tuviera que ser borrado para que la gente [del otro] se sostenga".

Ese nivel de empatía hacia ambos lado hace que Ayelet Gundar-Goshen se encuentre bastante sola. "Intento identificar y explorar mis propios puntos ciegos. Y muy a menudo encuentro que mis puntos ciegos son puntos ciegos universales que todos tenemos. Si no pasamos por el doloroso momento de mirarnos de verdad a nosotros mismos en el espejo, nunca seremos capaces de cambiar nada".

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Más allá de su escritura, la autora también se manifiesta con regularidad, como muchos otros israelíes: contra el Gobierno de Netanyahu, por el regreso de los rehenes, por el fin de la guerra.

Ayelet Gundar-Goshen trata de mantener una mirada optimista. "Estamos hablando en una entrevista en Berlín. Si les hubiera dicho a mis abuelos hace unos años que estaría sentada aquí hablando con usted ―una periodista alemana―, no lo habrían creído, ¿cierto? Las cosas pueden cambiar en la historia. Pueden cambiar muy fácilmente para empeorar. Pero también pueden mejorar".

RB/DCQ