Alejandra Conti y Sergio Suppo son dos periodistas expertos en las islas Malvinas. Con varios viajes a los territorios usurpados, estuvieron en las islas en el 40° aniversario de la guerra y, fruto de ese viaje, publicaron un libro que abarca varios aspectos de la ocupación y la vida en ese paraje inhóspito.
De los múltiples aspectos que abarca el libro "Malvinas. El lugar más amado y desconocido por los argentinos", adelantamos un fragmento que explica la maniquea argumentación de moda entre los isleños para justificar su posición, favorable a la ocupación británica y que manipula un viejo acuerdo entre las provincias unidas del Río de la Plata y el Reino Unido realizado en 1849,
"En el nuevo museo la exhibición tiene otras características. En una sala moderna y revestida en madera clara, se proyecta en loop un audiovisual con testimonios de isleños sobre la guerra. Las imágenes históricas y el sonido real de los combates se superponen con las declaraciones de diferentes personas que cuentan qué hacían, dónde estaban, qué les pasó durante ese tiempo. El resultado apela a lo emotivo y es un resumen de la visión que los isleños tienen del conflicto.
En la pared de enfrente a la de la pantalla con el video, una línea de tiempo señala algunos de los hitos de la situación política de las islas respecto del reclamo argentino. Nos detenemos ahí.
Bajo el año 1941 se indica que "por primera vez desde la ratificación de la convención de paz de 1850", Argentina renueva sus reclamos sobre las islas.
Pocos, pero hay: ¿Cuántos habitantes de Malvinas se definen como argentinos?
Aquí aparece nuevamente este acuerdo de 1850 del que nunca habíamos oído antes y que se ha convertido, repentinamente, en caballito de batalla de la argumentación isleña. Algunos locales, entre ellos varios funcionarios, esgrimen que sería la prueba concluyente de los derechos británicos sobre las islas. Se basan en el libro Falklands Facts and Fallacies, de Graham Pascoe, con la colaboración de Peter Pepper.
Los autores se dedican a escribir libros y artículos de historia sobre lo que presentan como pruebas de los supuestos derechos británicos sobre las islas. En ese libro sostienen que el acuerdo de 1849-50 determina la renuncia implícita a los derechos argentinos sobre las islas. Si vamos a los libros y a la documentación que toman como base para su afirmación, vemos que el argumento no tiene nada que ver con las Malvinas.
En el acuerdo de 1850 (en realidad 1849, pero ratificado al año siguiente), Juan Manuel de Rosas, en nombre de la Confederación Argentina, da por terminada la enemistad argentino-británica a raíz del bloqueo del Río de la Plata por parte de Gran Bretaña y Francia en cuyo marco se produjo la Vuelta de Obligado en 1845.
El tratado se denominó "Convención para Restablecer las Perfectas Relaciones de Amistad entre la Confederación Argentina y Su Majestad Británica", o tratado Arana-Southern, por los nombres de los encargados de negociarlo (Felipe Arana y Henry Southern). Según estos autores, implícitamente Rosas da a entender al firmar el acuerdo que renuncia a seguir reclamando la soberanía sobre Malvinas. "Implícitamente" es la palabra clave.
Por más que uno busque en el texto, en ninguna parte se hace mención a las Malvinas o Falklands. Sería ilógico que así fuera, ya que el conflicto que venía a cerrar era otro, el del bloqueo anglofrancés al Río de la Plata.
La Vuelta de Obligado y las Malvinas
Los autores, en un exceso de libertad interpretativa, van más allá y aseguran que este acuerdo hace caer el derecho de Argentina de heredar las posesiones de la colonia española, nada menos. El argumento de Pascoe y Pepper está basado en suposiciones más que en afirmaciones.
Igualmente fue adoptado por los isleños y grupos de presión que hacen lobby para ellos, y aparece en el Museo como si fuera un hito histórico indubitable. Lo cierto es que nada que haya quedado por escrito da a entender semejante conclusión.
Para más precisiones, consultamos al historiador Esteban Domina, quien dice: "El acuerdo de 1849 (ratificado en 1850) no alude a la cuestión Malvinas. No debe sorprender, por cuanto dicho tema no estaba en la agenda rosista desde los reclamos efectuados ante el Reino Unido tras la ocupación del archipiélago en 1833, y el ulterior intento de negociación que la versión revisionista presenta como un ardid de Rosas que no prosperó. A su vez, el hecho de que, luego de su caída, Rosas fijara su residencia en Inglaterra alimenta las conjeturas acerca de su escaso interés en el tema. Pero de ninguna manera puede inferirse que este acuerdo incluyó la resignación de los derechos argentinos sobre las islas”.
Los argumentos hasta ahora considerados definitivos para el lado británico eran: 1) la toma de las islas en 1833 obedeció a los usos y costumbres de la época en todo el mundo y son irreversibles, y 2) la derrota en la guerra de 1982 dio por terminado el conflicto. La nueva adopción de una teoría tan endeble como la de estos dos escritores hace dudar de la solidez de los dos argumentos clásicos.
NT / CP