CULTURA
nick cave: libro y documental

El príncipe de la noche deja ver sus entrañas

La publicación del libro “La canción de la bolsa para el mareo” (Sexto piso) y la proyección del documental “20.000 días sobre la Tierra”, que se pudo ver recientemente en Buenos Aires, son la ocasión para visitar la figura de este mítico cantautor atormentado por la vida y por la drogas, quien esta semana perdió a uno de sus hijos.

Doc. Dirigido por Iain Forsyth y Jane Pollard, el video explora 24 horas en la vida de Cave, pero no a la manera de una fotografía.
| Cedoc

Conocido en el mundo entero por la potencia amarga de sus letras, su pelo sempiternamente negro cual ala de cuervo y una figura que lo asemeja a un vampiro expresionista, la vida del astro Nick Cave (1957) ha estado surcada por los altibajos de cualquier estrella atormentada, salvo porque en su caso, su figura ha logrado condensar atributos que no suelen descollar en los músicos de rock: una sensibilidad acusada y una elegancia permanente.
Nacido bajo el extraño cielo australiano con su banda The Bad Seeds le ha puesto color y calor a la vida sentimental de cuando menos dos generaciones (en opiniones autorizadas, su dueto con P.J. Harvey entonando Henry Lee es uno de los instantes de occidente celebrado tanto por la comunidad dark, incontables depresivos crónicos y hordas de estudiantes de letras modernas). Juntos han pergeñado más de quince discos de estudio y célebres giras, una de las cuales lo trajo al estadio de Ferro en 1996.

Su sonido característico, que acusa influencias del punk, el gótico, el garage y el blues, se ha decantado en oscuras baladas con piano (Murder Ballads), donde la fuerza expresiva tanto de su voz como de cierta amargura cáustica que todo lo corroe les dieron el alma a la banda y a su época. Probablemente el último disco de estudio, Push the Sky Away en 2013, sea la obra que condensa la madurez de sus facultades expresivas.
Por ello, la publicación del libro La canción de la bolsa para el mareo por la editorial Sexto piso demanda un comentario crítico en la medida en que, a diferencia de los trabajos escritos de otros autores de música popular en inglés, es dueño de cierta fortaleza lírica que alcanza en sus mejores momentos la literatura.
Concebido inicialmente como una canción extensa a salto de mata por 22 ciudades de la Unión Americana durante una gira realizada en 2014, el libro es una miscelánea donde se mezclan y superponen el cuaderno de viaje, la ficción, la poesía, las memorias e incluso la fantasía, puesto que entre sus páginas aparece una dragona envilecida y la inquietante figura de un niño suicida.

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A través de un recorrido en aviones, y de un periplo que comprende sitios como Los Angeles, Portland, Seattle, Calgary o Milwaukee, Cave cuenta su épica por los Estados Unidos, un país que le resulta terrorífico, bello y complejo en la misma medida que fascinante.
Si bien el libro está cruzado por algunos ribetes de humor, sus imágenes más potentes son en las que se despliega una tristeza macerada, donde brilla una ausencia originaria: “Soy un sistema nervioso que se alimenta de rimas y fantasmas. Los fantasmas aúllan a través de las palabras haciéndolas armonizar”.
A tono con el libro es el documental que entremezcla su vida con la ficción titulado 20.000 días en la Tierra, que pudo verse hasta hace poco en Buenos Aires. Dirigido por Iain Forsyth y Jane Pollard, el video explora 24 horas en la vida de Cave, pero no a la manera de una fotografía abocada a recortar el mito del astro, sino como un documento no exento de la ficción que explora sus procesos creativos y su visión ante el análisis propio y ajeno.
En un momento de la película, al ser inquirido al respecto de cuál es su mayor temor, responde con aplomo: “Perder la memoria, puesto que eso es lo que somos. Al escribir una canción lo que trato es de volver a contar mis memorias, mitologizándolas por el relato. De eso se trata”. Queda claro que el australiano, como todo espíritu sensible, vive consumido por el paso del tiempo y la realidad de la experiencia así como de la (in)capacidad de dar cuenta de ella: una de las causas elementales por las cuales el artista ensaya diversas formas del fracaso ante la creación.

El libro, fiel depositario de lo que anuncia (el vómito), es también la virulencia con que alguien devuelve una imagen de la vida: la canción escrita en un aditamento para el desecho es también la declaración de una poética: “Resistir la necesidad de crear. Resistir la creencia en el absurdo. Resistir mediante la provocación. Resistir mediante la enfermedad y la tristeza. Resistir mediante la masturbación. Resistir gracias a los libros de autoayuda. Resistir gracias a hacer cosas por los demás. Resistir gracias a compararse con los demás. Resistir a través de las opiniones de los demás”.
Cave, espíritu lúgubre, ha compuesto un libro más para documentar la tristeza, consciente de que una de sus virtudes como figura en el candelero global es la de expresar los sentimientos de incontables multitudes. Acaso por ello convenga tener presentes sus palabras: “Todo está ocurriendo y ya ha ocurrido y volverá a ocurrir. Todo lo que existe ha existido siempre y seguirá existiendo. La memoria es imaginaria: no es real. No se avergüencen de su necesidad de crear; es la parte más hermosa de sus corazones”.