El pintor rosarino falleció el lunes, a los 75 años, en la Ciudad de Buenos Aires, a raíz de un paro cardiorrespiratorio, y fue velado el martes, durante una ceremonia familiar e íntima. Sus restos fueron cremados en el cementerio de la Chacarita.
Figuras de la cultura lo despidieron “con profunda tristeza”, desde ilustradores como Horacio Altuna y Miguel Rep, pasando por instituciones como el Museo Nacional de Bellas Artes hasta las Abuelas de Plaza de Mayo, con quienes Nigro mantuvo desde siempre una relación estrecha y una colaboración constante.
A partir de su universalismo constructivo, Adolfo Nigro hizo dibujo, collage, pintura, cerámicas y tapices, y fue distinguido con el Premio Salón Nacional de Grabado y Dibujo (1988); el Gran Premio de Honor Salón Nacional de Artes Plásticas, y el Premio Adquisición otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes (1994).
En una rara integración de la pintura con la vida, Nigro pintaba mientras hablaba con sus amigos por teléfono, cocinaba y escuchaba música. Su obra es rica en peces y ríos, en colores contrastantes y plenos obtenidos a partir de diversos materiales, en formas inspiradas sobre todo en la naturaleza.
Una exposición de su obra puede verse actualmente, y hasta el 8 de junio, en la planta baja de la Smart Gallery, en la avenida Alvear 1580, en Buenos Aires.
