Hace tiempo pensé que el último boom que tuvimos en la poesía fue el de la década del 90, de donde surgieron poetas ‘canónicos’ como Fabián Casas y Washington Cucurto. El ‘estallido’ actual de la poesía presenta características distintas de aquel boom de la literatura latinoamericana que, como fenómeno comercial llevado adelante por importantes editoriales, significó el éxito profesional y la canonización de los novelistas. Hoy no es necesario vivir en Buenos Aires para dar a conocer lo que uno escribe, y Córdoba es un centro muy representativo de este fenómeno, ya que no se da sólo en la capital sino también en ciudades como Río Cuarto y Villa María. Por otro lado, las generaciones más jóvenes, que crecieron en democracia, son muy activas. Además, hay un enorme desarrollo de las editoriales independientes, lo que incide también en la formación de ciclos, mesas de lectura, festivales, edición de revistas, páginas web, blogs… Una maravilla que nos trajo el nuevo milenio, a través del desarrollo de internet, es la federalización del género”, dice María del Carmen Marengo. Investigadora y poeta, es autora de El fuego invisible, El libro de los jardines y los abismos y de La vida numerosa, entre otros libros. Esos tres títulos fueron publicados, como un síntoma de salud de la actividad literaria en Córdoba, por tres sellos locales: Alción, Recovecos y Cartografías. A esas y a otras editoriales independientes, como Llanto de Mudo, Dínamo Poético y Pan Comido, que publican libros refinados en catálogos cuidados, se debe parte del fenómeno del surgimiento de nuevas voces en el mapa federal de la poesía.
Muchas de esas voces son de mujeres: Leticia Ressia, Juana Luján, Laura García del Castaño, Eugenia Cabral, Laura Pratto, Yanina Molina, Laura Fobbio, Mariela Laudecina. Al cosmos de temáticas típicas (el amor, la infancia y el paso del tiempo) estas poetas agregaron crónicas en verso de los años de la soja y el desarrollo desigual de la provincia, acentos de la lengua de los comechingones en un español asimilado por la inmigración europea, experiencias dramáticas y nuevas formas del deseo o del trabajo. Sobre este último aspecto, en El animal no domesticado (Pan Comido) de García del Castaño, se leen episodios de una mujer que trabaja en una funeraria y que, acaso, ama a otra mujer; en La selva oscura (Caballo Negro), de Ressia, se aprecian acentos discordantes, salvajes e iracundos, a la vez inmersos en una tradición poética nacional sobre el paisaje. En el nuevo libro de Cabral, La voz más distante (Pan Comido), se aborda la tragedia con una lucidez fría, y en La casa de la niebla (Ediciones del Dock), el tercer libro de Elena Anníbali, considerado uno de los mejores títulos de 2015, las vivencias en la ciudad invaden las memorias de la llanura, ahora envenenada por agroquímicos.
Además de la dinámica plataforma editorial, existe en Córdoba un circuito vivo de lecturas, encuentros internacionales y festivales. Uno de los programas más escuchados de la provincia, El vagabundo de las estrellas, conducido por Jorge Marzetti de lunes a viernes de 22 a 24, en Radio Nacional Córdoba, está dedicado casi exclusivamente a la poesía. Por allí pasaron a conversar con el Chacho Marzetti y a leer textos propios y ajenos Camila Sosa Villada, Glauce Bandolín, Susana Giraudo, además de muchos otros escritores de otras regiones del país (en elvagabundodelasestrellasrn.blogspot.com.ar se pueden escuchar los registros).
“A los nombres de poetas cordobesas que actualmente se conocen por fuera del circuito de la provincia (María Teresa Andruetto, Anníbali, García del Castaño, Susana Cabuchi) se suman otros que, con una propuesta sólida y con producción fresca, son protagonistas de la vasta agenda poética local, con sus ciclos, presentaciones y, desde hace unos años, el Festival Internacional de Poesía de Córdoba (FIPC), que en unas semanas tendrá su quinta edición y que demuestra que hay un interés sostenido por el género”, dice Alejo Carbonell, editor de Caballo Negro y uno de los organizadores del festival. “Un repaso, siempre insuficiente y acotado, nos hace pensar en Silvina Mercadal, Mariana Robles, María Reineri, María Calviño, Cecilia Romero Messein, Rocío Pochettino, Juliana Bonacci, Carina Sedevich, Alfonsina Clariá, Andrea Guiu, Elisa Molina, Marta Svorcan, Angie Ferrero, Elisa Gagliano, Laura López Morales, Flor López”. Los poemas de estas escritoras aparecen publicados en sus propios blogs o en los valiosos y actualizados blogs de poesía argentina. Carbonell destaca dos figuras: “Por su capacidad transformadora y su espíritu de interpelación permanente nos mantienen muy atentos en estos últimos tiempos Cuqui y Camila Sosa Villada”.
Si bien las razones del fenómeno no se explican sólo por las condiciones materiales, éstas parecen necesarias: “Podemos pensar que al quedar excluida de las grandes editoriales (y éste es un fenómeno muy puntual de la Argentina, que se da a partir de la globalización del mercado editorial que comenzó a producirse a fines de los 90) la poesía generó otro sistema de producción y circulación que permite dar cuenta de una enorme actividad”, opina Marengo, que, además de poeta, es doctora en Literatura Latinoamericana por la Universidad Nacional de Córdoba. Buena ocasión entonces, semanas antes de la nueva edición del FIPC 2016 (festivaldepoesiacba.com.ar), para conocer los textos de las poetas cordobesas que ya se comercializan en librerías porteñas.