Fue inaugurada hace algunos días
una exposición del trabajo del suizo René Burri, destacado exponente de agencia Magnum y de
la época "heróica" de la fotografía.
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Cedoc
El verano comienza a despedirse y eso es algo que no solamente se percibe en los indicadores de la sensación térmica, sino también en aspectos como el ritmo cultural de la ciudad, que lentamente vuelve a tomar su velocidad habitual. Una muestra de este regreso a la normalidad es que en el Centro Cultural Borges se acaba de inaugurar una exposición de alto impacto, dedicada a la obra del suizo René Burri, uno de los exponentes más destacados de la época heroica de la fotografía.
La exposición no sólo ofrece un recorrido por la obra de este fotoperiodista de la agencia Magnum, sino que también brinda un interesantísimo paneo por diferentes hitos de la historia del siglo XX y algunos de sus protagonistas más célebres.
La muestra se compone de imágenes en blanco y negro, copias vintage (que el propio artista trabajó en el laboratorio), collages y recortes periodísticos de diarios o revistas donde fueron publicadas las imágenes, que dan cuenta de la estética personal de Burri. Equilibradas composiciones vislumbran el interés del fotógrafo por la humanidad y sus costumbres. Sus fotos muestran muchas veces la belleza en el caos, construyendo remansos estéticos a partir de escenarios de extrema violencia situados en algunos de los conflictos armados que Burri registró con su cámara.
Nacido en Zurich, Burri se formó en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal. En los primeros años de juventud, el destino lo puso en el camino de la agencia Magnum, con la que contactó mientras trabajaba en un documental cinematográfico para Walt Disney, que dio pie a un famoso reportaje sobre niños sordomudos, publicado en la revista Life.
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Ya en 1956 comenzarían los viajes como corresponsal de Magnum, la prestigiosa cooperativa fotográfica fundada en 1947 por los legendarios Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, George Rodger y David “Chim” Seymour.
En esos años dorados del fotoperiodismo de acción, valiente y arriesgado, Burri se forma como cazador de imágenes bajo la filosofía aventurera que profesaban los referentes de la agencia y el concepto del “instante decisivo”, acuñado por Cartier-Bresson: “Se trata de poner la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo momento al momento de tomar una fotografía”, como lo define el mismo Burri.
